Por qué los astronautas del Starliner podrían pasar otros 6 meses en el espacio

El 5 de junio de 2024, los astronautas Suni Williams y Butch Wilmore partieron hacia la Estación Espacial Internacional (ISS) a bordo del Starliner, una nave espacial desarrollada por Boeing. Su misión estaba destinada a ser breve, con un regreso planificado a la Tierra en aproximadamente una semana. Sin embargo, dos meses después de su llegada, su retorno sigue siendo incierto debido a problemas técnicos con la nave, lo que ha llevado a la NASA a considerar la posibilidad de que los astronautas permanezcan en la ISS hasta febrero de 2025.

Esta situación, imprevista tanto para los astronautas como para la NASA, destaca las dificultades y riesgos inherentes a las misiones espaciales, especialmente cuando se trata de nuevas tecnologías aún en fase de pruebas. La misión original del Starliner, una prueba crítica para la certificación de la nave para futuros vuelos tripulados, se ha visto comprometida por una serie de problemas técnicos que comenzaron casi inmediatamente después del lanzamiento.

Tras la llegada a la ISS, se detectaron varias fugas de helio en el sistema de propulsión de la nave, así como fallos en los propulsores de maniobra. Aunque el Starliner logró acoplarse a la estación espacial, estos problemas han generado serias dudas sobre la capacidad de la nave para realizar un retorno seguro a la Tierra con los astronautas a bordo.

Ken Bowersox, administrador asociado de la Dirección de Misiones de Operaciones Espaciales de la NASA, explicó la situación en una rueda de prensa: “El equipo de Boeing está muy confiado en que el vehículo podría traer a la tripulación de vuelta en este momento, pero también hay otros dentro de la NASA que son más conservadores. Están preocupados porque no sabemos con certeza la causa exacta de los problemas, por lo que estiman un riesgo mayor y recomendarían evitar regresar en el Starliner si tenemos otra opción”.

Ante esta incertidumbre, la NASA se enfrenta a una decisión difícil: arriesgarse a regresar con el Starliner, cuyos problemas no están completamente comprendidos, o recurrir a un plan de contingencia utilizando la nave Crew Dragon de SpaceX.

El Starliner ha tenido un historial problemático desde sus primeros vuelos de prueba. En 2019, un vuelo no tripulado de la nave no logró acoplarse a la ISS debido a una serie de fallos de software y problemas de diseño. Aunque Boeing realizó un segundo vuelo de prueba en 2022 que fue exitoso, los problemas en el actual vuelo tripulado han vuelto a sembrar dudas sobre la fiabilidad de la nave.

Uno de los problemas más graves ha sido la serie de fugas de helio en el sistema de propulsión del Starliner. El helio es crucial para presurizar los propulsores que mantienen la orientación de la nave, especialmente durante la reentrada a la atmósfera terrestre.

Además, varios propulsores fallaron durante la aproximación a la ISS, lo que llevó a que el sistema de vuelo del Starliner los apagara automáticamente. Aunque Boeing ha llevado a cabo pruebas en tierra para entender la causa de estos fallos, la incertidumbre persiste.

“El equipo está realmente esforzándose por analizar todos los datos y ver si podemos obtener una explicación física adecuada de lo que está ocurriendo”, dijo Stich. “Eso es lo que el equipo está realmente tratando de hacer: entender por qué se calientan estos propulsores y por qué están extruyendo las válvulas”. Esta falta de certeza es lo que ha llevado a la NASA a considerar otras opciones más seguras.

Además, la duración de la misión también se ha convertido en un factor crítico. Originalmente, el Starliner estaba diseñado para misiones de hasta seis meses, pero los problemas técnicos y el tiempo adicional en la ISS han reducido el margen de seguridad para su retorno. La NASA y Boeing han determinado que la nave puede permanecer acoplada a la ISS hasta un máximo de 45 días en su misión actual. Con este límite ya superado, la presión para tomar una decisión definitiva aumenta.

Dado el historial de problemas técnicos con el Starliner, la NASA ha comenzado a considerar seriamente un plan alternativo que implicaría utilizar la Crew Dragon, la nave espacial desarrollada por SpaceX, para traer a Williams y Wilmore de vuelta a la Tierra.

Este plan, sin embargo, implica reorganizar la misión Crew-9 de SpaceX, programada para llevar a cuatro astronautas a la ISS el 24 de septiembre de 2024.

Según este plan, dos de los astronautas originalmente asignados a la misión Crew-9 serían retirados del vuelo, dejando espacio para que Williams y Wilmore regresen a la Tierra en sus asientos. “Nos hemos asegurado de que SpaceX esté listo para recibir a Butch y Suni en Crew-9 si es necesario”, dijo Steve Stich, gerente del Programa de Tripulación Comercial de la NASA.

Este plan de contingencia aún no ha sido aprobado formalmente, ya que la NASA está evaluando todas las opciones antes de tomar una decisión final. No obstante, se está considerando como una opción viable, dada la situación actual con el Starliner.

La prolongación de la estancia de Williams y Wilmore en la ISS también plantea desafíos logísticos. Aunque ambos astronautas han sido entrenados para permanecer en el espacio durante largos periodos, su misión inicial no contemplaba una estancia tan prolongada.

Además, la ISS tiene una capacidad limitada en cuanto a recursos como alimentos y suministros, y la presencia prolongada de dos astronautas adicionales aumenta la presión sobre estos recursos.

Ken Bowersox expresó la preocupación de la NASA al respecto: “Mientras están allí, tenemos más manos y pueden hacer mucho más trabajo, pero también están utilizando más consumibles, más suministros. En algún momento, necesitamos traer a esas personas de vuelta a casa y regresar a un tamaño de tripulación normal en la ISS”.

A pesar de estos desafíos, tanto Williams como Wilmore han logrado integrarse sin problemas con la tripulación actual de la Expedición 71, asumiendo tareas diarias como el mantenimiento de la estación, la realización de experimentos científicos y, eventualmente, la realización de caminatas espaciales si se requiere.

La situación actual del Starliner representa un obstáculo significativo para Boeing, que esperaba que esta misión fuese el último paso antes de que la nave fuera certificada para vuelos regulares. Aunque la empresa sigue confiando en la capacidad del Starliner, la necesidad de realizar ajustes y solucionar problemas técnicos ha retrasado considerablemente su calendario.

En última instancia, la decisión sobre cómo traer de vuelta a los astronautas recaerá en la NASA, que debe equilibrar la seguridad con la viabilidad técnica. Wayne Hale, un exdirector de vuelo de la NASA, resumió la dificultad de esta decisión en un reciente blog: “Al final, alguien, una persona designada como el tomador de decisiones, debe llegar a una conclusión. Los ingenieros siempre pedirán más pruebas, más análisis, más tiempo para obtener más información. Pero cuando llegue el momento, se debe tomar una decisión”.

Por ahora, los astronautas del Starliner continúan su misión a bordo de la ISS, a la espera de que la NASA determine la mejor manera de llevarlos de vuelta a casa de manera segura.