Convulsionó, su perro lo atacó salvajemente y ahora lucha para lograr una reconstrucción facial

Una tragedia cambió la vida de Ben Horne cuando su mascota Henry lo agredió en pleno episodio de epilepsia, dejandolo gravemente herido. IMÁGENES SENSIBLES

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En noviembre de 2019, Ben Horne fuera atacado por su perro Henry durante una convulsión nocturna (Imágenes de Ben Horne)
En noviembre de 2019, Ben Horne fuera atacado por su perro Henry durante una convulsión nocturna (Imágenes de Ben Horne)

En una noche de noviembre de 2019, el mundo del británico Ben Horne cambió de manera irrevocable. A sus 34 años, Ben había lidiado con la epilepsia desde la adolescencia, enfrentando los desafíos diarios de una condición que a menudo se presentaba sin previo aviso. Sin embargo, un cambio reciente en su medicación había introducido un nuevo tipo de convulsiones nocturnas, sumergiéndolo en una vulnerabilidad que ni él ni su fiel perro, Henry, podrían haber anticipado.

Esa noche, Henry, un perro que había sido su compañero leal durante una década, se despertó asustado y confundido. Los movimientos erráticos y el estado inconsciente de Ben durante la convulsión lo llenaron de pánico. En su terror, Henry atacó, rasgando la carne del rostro de su dueño.

Cuando Ben recobró la consciencia, se encontró rodeado de sangre, con el dolor punzante y la desorientación como compañía.

A pesar del shock y la gravedad de sus heridas, logró llamar a una ambulancia. Apenas podía hablar, pero logró transmitir su necesidad urgente de ayuda. Los paramédicos lo llevaron rápidamente al Musgrove Park Hospital en Taunton, Inglaterra, donde los cirujanos trabajaron durante diez horas intentando salvar lo que quedaba de su rostro.

La relación de una década entre Ben Horne y Henry terminó tras una fatídica noche
La relación de una década entre Ben Horne y Henry terminó tras una fatídica noche

La imagen que le devolvió el espejo cuando despertó en el hospital fue devastadora. Su nariz había desaparecido, dejando solo el hueso del tabique. Partes de su boca y mentón también se habían perdido. La transformación era tan drástica que Ben deseó no haber llamado a la ambulancia aquella noche. La carga de su nueva realidad parecía insoportable.

El vínculo de diez años con su perro se rompió en esa fatídica noche. Henry fue reubicado con una nueva familia después de ser evaluado. La casa de Ben, antes llena de recuerdos y rutinas compartidas con Henry, quedó marcada por la ausencia y el trauma, mientras él comenzaba el arduo camino hacia la reconstrucción física y emocional.

El reflejo en el espejo era solo el comienzo de una larga y dolorosa travesía para Ben Horne. Tras el ataque de su perro y la operación de emergencia en el Musgrove Park Hospital, Ben se sumergió en una serie de procedimientos quirúrgicos que redefinirían su existencia.

La primera de muchas cirugías reconstructivas se llevó a cabo en mayo de 2021 en el Southmead Hospital en Bristol. La intervención inicial tuvo como objetivo reconstruir el tabique de su nariz, utilizando hueso de sus costillas. Sin embargo, las complicaciones y el colapso del nuevo tabique forzaron a los médicos a buscar alternativas.

Los movimientos erráticos de Ben provocaron el ataque de su perro Henry
Los movimientos erráticos de Ben provocaron el ataque de su perro Henry

Cada operación trajo consigo nuevos desafíos y decisiones difíciles. En una de ellas, los cirujanos utilizaron piel de su antebrazo izquierdo para recrear el interior de su nariz. La ironía no pasó desapercibida para Ben: ambos antebrazos estaban tatuados, y ahora llevaba una parte de ese arte corporal dentro de su nariz. “Al menos puedo decir que tengo un tatuaje en mi nariz”, bromeaba, intentando encontrar humor en medio de su sufrimiento.

La reconstrucción no se limitó a la nariz. Se extrajeron huesos de sus costillas y cartílago de su cadera para reconstruir otras partes de su rostro, mientras que una arteria de su antebrazo fue conectada a su cuello para asegurar el suministro sanguíneo adecuado a los nuevos tejidos. Cada procedimiento era una pieza en el rompecabezas de su nueva identidad, una identidad forjada a través del dolor y la perseverancia.

En septiembre de 2022, otra intervención trajo consigo un cambio muy grande: los cirujanos tomaron piel de su frente y la drapeaban sobre la piel tatuada, creando una especie de “colgajo de frente” que colgaba sobre sus ojos durante el proceso de curación. Esta imagen, con una masa de piel sobre su rostro, era un recordatorio constante del precio que pagaba por cada pequeño avance.

Cirujanos utilizaron hueso de costillas y cartílago de su cadera
Cirujanos utilizaron hueso de costillas y cartílago de su cadera

La pandemia también jugó un papel en su odisea médica, retrasando procedimientos críticos y obligando a Ben a esperar en agonía. Sin embargo, su determinación nunca flaqueó. A medida que algunos cirujanos decidieron mudarse al sector privado, el equipo de cirugía plástica de Exeter asumió su caso, continuando con la meticulosa labor de reconstruir no solo su rostro, sino su esperanza.

En marzo de 2023, una cirugía crucial involucró la extracción de más hueso de su cadera y cartílago de su costilla para asegurar estas estructuras en su frente, después de que el hueso donante anterior se infectara. En mayo del mismo año, el colgajo de piel de su frente fue finalmente desconectado, marcando otro hito en su largo camino hacia la recuperación.

Ben todavía depende de tubos plásticos para respirar, una complicación que los médicos están decididos a resolver sin comprometer su recién construida nariz. Cada día trae consigo nuevos retos, pero también nuevas victorias, pequeñas pero importantes, en su lucha por reclamar su vida y su identidad.

Henry fue reubicado con una nueva familia después del incidente
Henry fue reubicado con una nueva familia después del incidente

La transformación física de Ben Horne fue solo una parte de la batalla. La otra, igual de formidable, fue la transformación interna, la lucha diaria por aceptar y adaptarse a su nueva realidad. Cada mirada prolongada en la calle, cada susurro percibido a su alrededor, eran recordatorios constantes de que el mundo veía su rostro antes que a su persona.

Después de cada cirugía, enfrentaba el espejo con una mezcla de esperanza y temor. El reflejo le devolvía una imagen que aún no reconocía por completo. Los injertos de piel, las cicatrices, los contornos modificados de su rostro eran testamentos visibles de su lucha y resiliencia, pero también de una pérdida que iba más allá de lo físico.

“Es como estar desnudo en público”, confesó Ben, tratando de poner en palabras la vulnerabilidad y la exposición que sentía. No era solo el dolor físico ni la incomodidad de los procedimientos médicos, sino el constante escrutinio, la percepción de ser observado como un objeto extraño, como una curiosidad. En los ojos de los demás, veía reflejada una mezcla de conmiseración y morbo que lo hacía querer esconderse, aunque sabía que no podía.

La aceptación de su nueva apariencia fue un proceso lento y doloroso. “Es aprender a amarte a ti mismo tal y como eres, en lugar de reflejar sobre cómo solías ser”, reflexionaba. Cada día era un ejercicio de autoaceptación, una decisión consciente de enfrentar el mundo con la cabeza en alto, a pesar de las cicatrices visibles e invisibles que llevaba consigo.

La lucha de Ben también incluyó la difícil decisión de reubicar a Henry, su perro y amigo de una década. La separación fue dolorosa, pero necesaria para ambos. Henry encontró un nuevo hogar, donde podía vivir sin el miedo y la confusión que lo llevaron a atacar a su dueño. Para Ben, dejar ir a Henry fue otro paso en su proceso de sanación, un acto de amor y responsabilidad.

A pesar del ataque, el joven no guardaba rencor hacia su fiel amigo. Entendía que el miedo y la confusión de Henry durante la convulsión habían provocado la tragedia. Con el corazón pesado, pero consciente de lo que era mejor para ambos, permitió que Henry fuera evaluado y reubicado con una nueva familia que lo acogió con amor y cuidado.

Ben encontró consuelo y propósito en compartir su historia. Su relato no era solo uno de dolor y sufrimiento, sino también de esperanza y superación. Al abrir su vida al escrutinio público, esperaba brindar apoyo a otros que enfrentaban desafíos similares. Sus palabras resonaban con una sinceridad cruda, una vulnerabilidad que tocaba las vidas de aquellos que escuchaban su historia.

Ben agradece el apoyo de la comunidad inspirada por su historia
Ben agradece el apoyo de la comunidad inspirada por su historia

A pesar de los retos, Ben encontró maneras de redefinir su identidad. Participar en eventos deportivos como los Tough Mudders y las carreras de 50 kilómetros no era solo una forma de recaudar fondos para el equipo de cirugía plástica del Royal Devon and Exeter Hospital y Epilepsy Action, sino también una declaración de su fuerza y determinación.

El apoyo que recibió de la comunidad fue inmenso. Personas de todos los ámbitos de la vida se sintieron inspiradas por su historia y se unieron a su causa. La recaudación de fondos se convirtió en un faro de solidaridad y empatía, mostrando que incluso en los momentos más oscuros, la humanidad podía unirse para hacer el bien.

Ben también compartía sus experiencias a través de charlas y presentaciones, utilizando su voz para transmitir un mensaje de esperanza y superación. Sus palabras resonaban profundamente, no solo por la crudeza de su historia, sino también por la autenticidad con la que hablaba. No buscaba la lástima ni el reconocimiento, sino que aspiraba a inspirar a otros a encontrar la fuerza dentro de sí mismos, a enfrentar sus propios desafíos con valentía y determinación.

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