La increíble historia de cómo se inventó el cajero automático

Nacida de una frustración, esta creación cambió para siempre la manera en que realizamos transacciones financieras

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John Shepherd-Barron junto a su creación
John Shepherd-Barron junto a su creación

En una tarde de 1967, John Shepherd-Barron regresaba a casa con una frustración que marcaría un hito en la historia de la banca. Vivía en el campo y viajó a Londres para retirar dinero del banco, pero cuando llegó estaba cerrado. Había que esperar hasta el día siguiente...

Enojado y frustrado con la situación de no poder retirar su propio dinero, se marchó a su casa. Pero por la noche, mientras se daba un baño, una idea comenzó a darle vueltas en su cabeza y empezó a pensar en cómo poder tener acceso a su dinero en cualquier momento del día. Es que consideraba inadmisible que, siendo su dinero, no podía obtenerlo cuando lo deseaba.

Mientras se sumergía en un baño, observando el vaivén del agua, comenzó a concebir la idea de un dispositivo que permitiría a las personas acceder a su dinero en cualquier momento, sin la intervención de un cajero humano. Para ese entonces, ya existían las máquinas expendedoras de chocolates, en las que se insertaban unas monedas, se tiraba de una palanca y se obtenía el producto. ¿Por qué no utilizar una máquina similar, pero para dispensar dinero?

Los clientes ingresarían un cheque y la máquina les devolvería el dinero en efectivo por su valor. la genmial idea, de todas formas, todavía presentaban algunos desfíos: ¿Cómo iba a hacer para que la máquina pudiese autentificar que los cheques que se le insertaban eran auténticos? Con un isotopo.

Para ello se creó un procedimiento por el cual los cheques que entregaba el banco estaban impregnados con Carbono-14 para que de esta forma la máquina pudiese verificarlos. Para sumars eguridad, antes de introducir el cheque, el cliente tenía que identificarse con una contraseña. Shepherd-Barron pensó que lo ideal sería una clave de seis cifras, ya que eran los dígitos de su registro militar, sin embargo, una conversación con su esposa, quien confesó que le costaba recordar seis números, llevó a la simplificación del PIN (Personal Identification Number) a cuatro dígitos, estableciendo un estándar que perdura hasta hoy.

Limitaciones iniciales y mejoras subsecuentes

El primer cajero automático, instalado el 27 de junio de 1967 en una sucursal de Barclays en Enfield.
El primer cajero automático, instalado el 27 de junio de 1967 en una sucursal de Barclays en Enfield.

El primer cajero automático, instalado el 27 de junio de 1967 en una sucursal de Barclays en Enfield. La innovación que emergió de la frustración de John Shepherd-Barron, rápidamente se convirtió en una pieza fundamental en el paisaje financiero global. La primera máquina, instalada el 27 de junio de 1967 en una sucursal de Barclays en Enfield, al norte de Londres, marcó el inicio de una revolución en la accesibilidad bancaria. Los clientes, al principio, podían retirar un máximo de diez libras por transacción mediante cheques impregnados con Carbono-14 y autenticados por un código PIN. A pesar de sus limitaciones iniciales, el concepto fue un éxito inmediato.

La verdadera transformación llegó con la contribución de James Goodfellow. En 1966, Goodfellow patentó un sistema que utilizaba tarjetas bancarias y un código PIN para autenticar las transacciones, mejorando considerablemente la seguridad y la conveniencia del proceso. Esta innovación permitió a los usuarios realizar retiros de efectivo sin las restricciones de los cheques, agilizando y simplificando las operaciones bancarias.

Con el tiempo, la aceptación y la implementación de los cajeros automáticos se expandieron exponencialmente. Hoy en día, existen más de 1,7 millones de cajeros automáticos en todo el mundo, según la ATM Industry Association. Este crecimiento refleja no solo la aceptación de la tecnología, sino también su vital importancia en el sistema bancario moderno.

El cajero automático, inventado por John Shepherd-Barron, surgió a raíz de su frustración por no poder acceder a su propio dinero fuera del horario bancario. (Freepik)
El cajero automático, inventado por John Shepherd-Barron, surgió a raíz de su frustración por no poder acceder a su propio dinero fuera del horario bancario. (Freepik)

El impacto de los cajeros automáticos va más allá de la mera conveniencia. Han permitido una mayor flexibilidad y acceso a los servicios bancarios, especialmente en áreas rurales o con baja densidad bancaria. Esta accesibilidad ha facilitado la inclusión financiera, permitiendo a más personas participar en la economía formal.

El legado de John Shepherd-Barron y James Goodfellow se consolida con el reconocimiento a sus contribuciones. En 2005, Shepherd-Barron fue galardonado con la Orden del Imperio Británico por sus servicios a la industria bancaria. Su visión y determinación no solo transformaron la manera en que las personas acceden a su dinero, sino que también sentaron las bases para futuras innovaciones en la banca electrónica.

El cajero automático sigue evolucionando. Con el avance de la tecnología, ahora incluyen funcionalidades como depósitos, transferencias y pagos de servicios, convirtiéndose en verdaderos centros de autoservicio bancario. A pesar de los avances en banca digital y pagos electrónicos, los cajeros automáticos permanecen como una herramienta esencial para millones de personas en todo el mundo, testimonio duradero del ingenio y la innovación de sus creadores.

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