El término “karoshi” se originó en Japón en la década de 1970, un periodo marcado por un rápido crecimiento económico y una cultura empresarial que valoraba la dedicación extrema y la lealtad a la empresa. Según The Japan Times, karoshi, traducido directamente como “muerte por exceso de trabajo”, describe una situación trágica en la que los empleados llegan a extremos tan severos que su salud se deteriora hasta el punto de causarles la muerte.
Esta condición no es únicamente un fenómeno social, sino una crisis de salud pública que refleja profundas problemáticas dentro de las prácticas laborales japonesas. La cultura corporativa en Japón a menudo espera que los empleados trabajen horas extraordinarias sin remuneración adicional, con un compromiso casi inhumano hacia la productividad y el éxito corporativo.
Causas y consecuencias de Karoshi
El exceso de trabajo puede desencadenar diversas condiciones médicas graves. Entre las causas más comunes de karoshi se encuentran infartos de miocardio, derrames cerebrales y suicidios relacionados con un estrés laboral insoportable. Estas son algunas de las principales consecuencias:
- Infartos de miocardio y derrames cerebrales: La sobrecarga de trabajo y las largas horas impiden que los empleados descansen adecuadamente, lo que resulta en un estrés físico y mental continuo. Este estrés persistente puede aumentar la presión arterial y dañar el sistema cardiovascular, conduciendo eventualmente a infartos y derrames cerebrales. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), trabajar más de 55 horas a la semana incrementa el riesgo de eventos cardíacos en un 17% y el riesgo de accidentes cerebrovasculares en un 35%.
- Suicidio: En muchos casos, la presión laboral y el agotamiento llevan a una desesperación profunda, resultando en suicidios. En Japón, estos casos a menudo se clasifican bajo “karojisatsu” (suicidio por exceso de trabajo).
- Problemas de salud mental: La combinación de largas horas, altas expectativas y pocas oportunidades para el descanso o la vida social puede causar severos problemas de salud mental, como depresión y ansiedad.
Caso notorio
Varios casos trágicos han sacado a la luz la gravedad del karoshi, destacando tanto en los medios nacionales como internacionales. Uno de los casos más conocidos fue el de Miwa Sado, una periodista de 31 años que trabajaba para la cadena pública NHK. En 2013, Sado murió de un fallo cardíaco tras trabajar 159 horas extra en el mes anterior a su muerte.
Medidas gubernamentales y corporativas
Ante la creciente presión pública y el reconocimiento internacional del problema, el gobierno japonés implementó varias medidas para combatir el karoshi. En 2018, se aprobó la “Ley de Reforma del Trabajo” que limita las horas extras a 100 horas por mes y promueve días de descanso obligatorios.
Algunas empresas, conscientes del daño que el karoshi causa tanto a los empleados como a la reputación corporativa, han comenzado a implementar políticas más amigables para los trabajadores. Estas incluyen horarios laborales más flexibles, promoción del equilibrio entre la vida laboral y personal, y la implementación de programas de salud mental. Sin embargo, se necesita un cambio cultural más profundo para que estas medidas sean verdaderamente efectivas.
La cultura empresarial japonesa, con su fuerte énfasis en la lealtad y el sacrificio personal por la compañía, juega un papel crucial en la perpetuación del karoshi. Muchos empleados se sienten obligados a trabajar largas horas para demostrar su compromiso, temiendo el estigma social y profesional asociado con salir del trabajo “temprano”. Cambiar esta mentalidad es uno de los mayores desafíos para erradicar el karoshi.
Combatir el karoshi no solo salvará vidas, sino que también mejorará la salud y la felicidad general de los trabajadores, creando entornos laborales más sostenibles y productivos. Japoneses y extranjeros por igual pueden aprender de esta trágica realidad para fomentar una cultura de trabajo que valore la vida, la salud y el equilibrio por encima de la productividad desmedida