El Festival de Sao João, celebrado justo después del solsticio de verano, es sin duda la noche más animada del año en Oporto, Portugal. Esta festividad tradicional reúne a locales y visitantes en una explosión de color, música y alegría, en honor al apóstol más joven, San Juan.
La atmósfera de Oporto se carga de emoción. En un entorno de edificios coloridos, las familias locales hacen comidas tradicionales, encienden faroles que iluminan la noche y bailan. En las manos de casi todos: un martillo de juguete gigante.
Y es que por más extraño o raro que parezca, todos tienen uno y se debe golpear en la cabeza al otro. Ancianos, niños, hombres, mujeres, no importa la edad ni el género. Todos se golpean entre sí con el martillo en este festival y luego se ríen.
Aunque Sao João celebra el natalicio del apóstol Juan, también es un evento que incluye fuegos artificiales que se reflejan sobre el río Duero, un cielo nocturno lleno de faroles y música festiva, según el medio de turismo Thrillist. También hay varios locales y tiendas con comida local y bebidas locales, sobre todo cerveza.
Miguel Moura, un hombre de 33 años nacido y criado en Oporto, inició un baile que pronto contagió a toda la fiesta. Le dijó a Thrillist sobre la tradición del festival: “En Portugal hay un dicho: ‘No se pega a una mujer, ni siquiera con una flor’. Pero, con una flor o un martillo en Sao João, es juego limpio”.
Joana Ranito, una diseñadora tipográfica de 30 años, también formaba parte de la celebración. Blandía su martillo mientras rebotaba por la plaza transformada en pista de baile. Aunque Moura destacó la transgresión de tabúes, Ranito enfatizó cómo el festival une a la comunidad.
“Es un día en el que se rompen las barreras tradicionales. Ves gente mayor bailando con jóvenes y adolescentes”, afirmó Ranito a Thrillist. Para ella, la tradición de los martillos y los puerros es fundamental para que todos se sientan parte de esta experiencia única.
Ranito había anticipado la sensación de empezar a golpear con el martillo cuando explicó días antes del festival a Thrillist: “Vas a salir de tu caparazón e interactuar con la gente. Vas a golpear a alguien en la cabeza y te reirás de ello, y es agradable hacerlo”.
Por más que parezca un poco violento el festival, con el correr del tiempo y de los golpes, el turista se empieza a sentir parte de la comunidad. Y eso también es en parte la gracia de esta atípica actitud.
Los orígenes del golpe
Los celtas fueron los primeros en celebrar el solsticio de verano. Aunque los orígenes precisos de Sao João son inciertos, los registros históricos datan del siglo XIV.
Según Thrillist, el primer registro histórico de esta festividad se remonta a un viaje del rey a Oporto, que coincide con el día de Sao João.
En sus inicios, los hombres golpeaban a las personas en la cabeza con puerros, mientras las mujeres frotaban melisa en las caras con el objetivo de llamar la atención del sexo opuesto.
La melisa, que también se asociaba con la fertilidad, representaba el vello púbico, según algunos. Esta práctica evolucionó en la década de 1970, cuando Manuel António Boaventura, un fabricante de juguetes, creó un martillo de juguete basado en saleros y pimenteros vistos durante sus viajes.
Este martillo de plástico, que también funcionaba como silbato, rápidamente se popularizó en Oporto. Llegó a ser un símbolo del festival, lo que superó el uso de la melisa y los puerros.