Cómo es Bussana Vecchia, el pueblo fantasma en el que las autoridades locales se pelean con los habitantes por las propiedades

En la región de Liguria, Italia, el pueblo de Bussana Vecchia enfrenta una disputa que amenaza la permanencia de sus actuales residentes. Esta región que tiene una historia de abandono y reconstrucción se ha transformado en un refugio bohemio. Sin embargo, las autoridades locales consideran a sus residentes como ocupantes ilegales y han iniciado procesos de desalojo. Esta situación ha llevado a la comunidad a organizarse para luchar por el reconocimiento legal de sus hogares. La incertidumbre legal persiste mientras los habitantes buscan mantener la esencia artística del pueblo frente a las presiones de comercialización y gentrificación.

Bussana Vecchia, destruida en 1887 por un terremoto, fue un devastador sismo que tuvo lugar el 23 de febrero de 1887. Con una magnitud estimada entre 6.3 y 6.7 en la escala de Richter, el terremoto afectó gravemente a la región de Liguria, en el noroeste de Italia, así como a áreas circundantes en la Riviera francesa.

Los efectos devastadores del terremoto hicieron que este lugar permanezca abandonado durante más de medio siglo, hasta que en la década de 1950, un grupo de artistas comenzó la reconstrucción del pueblo, convirtiéndolo en un enclave bohemio. Sin embargo, esta comunidad ahora enfrenta desalojos por considerarse ocupantes ilegales.

Las autoridades locales afirman que los residentes no tienen derechos legales sobre las propiedades que han reconstruido, lo que llevó a que los residentes formaran un colectivo llamado “i Resilienti” para luchar por el reconocimiento legal de sus hogares. Un fallo del Consejo de Estado en junio de 2024 anuló la exigencia de multas por ocupación ilegal, pero la disputa continúa.

Bussana Vecchia, un destino turístico famoso por su historia artística y su atmósfera bohemia, ha atraído a turistas de todo el mundo. Las autoridades ven una oportunidad para convertir el pueblo en un sitio seguro y accesible mediante planes de restauración. Sin embargo, los residentes temen que esta intervención gubernamental transforme el pueblo en una atracción turística convencional, eliminando su espíritu libre y creativo.

Tras ser abandonado y recuperado, el lugar ha cambiado significativamente. Ahora cuenta con electricidad, agua corriente y servicios como el alojamiento a través de Airbnb. Aunque mucha de la esencia artística se mantiene, con galerías y diversas expresiones artísticas a lo largo del pueblo, hay preocupaciones entre los residentes sobre la posible comercialización y gentrificación de Bussana Vecchia.

Bussana Vecchia tiene un ambiente artístico distintivo: galerías, esculturas y pinturas decoran las calles. El pueblo es conocido por su resistencia y comunidad autosuficiente, aunque ahora cuenta con servicios básicos como electricidad y agua corriente.

La comunidad de Bussana Vecchia también ha influido en la economía local. Durante el verano, exresidentes regresan para reencontrarse con amigos y familiares, duplicando la población del pueblo. En esta época, es habitual asistir a conciertos o fiestas en edificios abandonados. Sin embargo, a pesar de su atractivo turístico, el pueblo sigue enfrentando desafíos de infraestructura, como techos con goteras y cables expuestos, problemas que los propios residentes han aprendido a manejar.

La situación legal de Bussana Vecchia sigue siendo incierta. La municipalidad de Sanremo ha propuesto varias soluciones para resolver el conflicto, incluida la realización de una subasta pública, lo cual ha dividido aún más a los aldeanos. Por un lado, algunos desean obtener derechos de propiedad, mientras que otros estarían satisfechos con un derecho de concesión, permitiéndoles vivir en sus casas a cambio de un alquiler anual simbólico.

El drama actual comenzó en 2017 cuando los residentes recibieron cartas informándoles que no tenían derecho legal a sus casas y que el Estado los consideraba ocupantes ilegales. Los residentes, agrupados bajo el colectivo i Resilienti (los Resilientes), han estado en pugna con las autoridades regionales y el departamento de propiedad estatal desde entonces.

Los residentes buscan ser reconocidos como los legítimos propietarios de las casas que han reconstruido con sus manos. Debido a este enfrentamiento, 15 millones de euros de fondos europeos destinados a su restauración fueron redirigidos a San Remo.

El futuro de Bussana Vecchia sigue siendo incierto, con un tira y afloja continuo entre los residentes y las autoridades. Esta esencia es lo que los residentes buscan mantener, enfrentándose a las presiones para convertir su hogar en un polo de atracción turística más comercializado.