El maíz pisingallo es conocido popularmente en diversas regiones de América Latina como pochoclo en Argentina, palomitas de maíz en México, pipocas en Brasil, cotufas en Venezuela y cabritas en Chile. Es un alimento que se ha consolidado como un snack multifacético. Tras un proceso de cocción a presión, este producto se convierte en la popular golosina que acompaña tanto a las noches de cine como a las salidas familiares al parque, y se ofrece también en la mesa de muchos bares.
En los supermercados, encontramos pochoclo listo para ser calentado en el microondas, dirigido tanto a los amantes de esta golosina que prefieren la versión dulce caramelizada como a aquellos que optan por la versión salada. Pero cuál es el origen de esta deliciosa preparación.
El pochoclo precolombino
La evidencia arqueológica sugiere que el consumo de pochoclo es muy antiguo. Investigaciones sostienen que este alimento era consumido en las culturas precolombinas de América del Sur. En México, los aztecas llamaban a los granos reventados de maíz momochtli y los preparaban colocando el maíz en ollas de barro caliente o sobre ceniza ardiente. Cuando los españoles invadieron América en 1519, presenciaron por primera vez el consumo de esta golosina, utilizada por los aztecas en rituales como ornamento en tocados ceremoniales y collares.
En Perú, los antiguos pobladores de la costa también consumían pasankalla, también conocidas como tutucas, antes de la llegada de los españoles. Se han hallado restos arqueológicos de este snack en tumbas con más de mil años de antigüedad, y ollas para cocinarlo datadas en el 300 d.C. Así, las tradicionales palomitas constituyen un legado de la gastronomía prehispánica que perdura hasta la actualidad.
El auge del popcorn y la invención de la pochoclera
El auge del pochoclo industrial se debió a Charles Cretors, un norteamericano nacido en Illinois que inventó la moderna máquina carrito pochoclero. En 1893 se le concedió la patente por su invención, la cual presentó ese mismo año en la Exposición Universal de Chicago.
La costumbre de comer popcorn en los cines se popularizó en Estados Unidos entre 1929 y 1933, durante la Gran Depresión. Las familias norteamericanas buscaban refugio y distracción en las salas de cine, que habían abierto sus puertas a la clase media trabajadora. Julia Braden, una mujer de Kansas City, obtuvo en 1931 la autorización para poner un puesto con una máquina pochoclera en el hall del Linwood Theater, uno de los cines más concurridos de la época. El éxito fue rotundo y pronto la idea se replicó en otras partes del país.
Características del maíz pisingallo
La planta del maíz pisingallo es más pequeña que la de los maíces tradicionales, y sus cultivos requieren mayor atención en su manejo junto a un exhaustivo control de malezas e insectos. El grano es redondo y su tamaño es casi la mitad del tamaño de un grano de maíz común, con un color que varía entre amarillo y naranja. Estos granos contienen humedad interna que, al calentarse hasta 175 °C, convierte el agua en vapor generando una presión interna que produce una pequeña explosión. El resultado de esta explosión es el popular pochoclo.
Información nutricional
Aunque su consumo se considera muchas veces como golosina, el pochoclo es un alimento rico en fibras y bajo en calorías. Anteriormente, una porción de 100 gramos aportaba unas 500 calorías, pero en la actualidad este valor se ha reducido a 350 calorías, con un contenido de grasas adicionadas entre el 19 % y el 27 %. Algunas empresas han logrado eliminar por completo el tenor graso.
Un snack que ha resistido el paso del tiempo
El pochoclo es un snack irresistible y versátil que ha conquistado el paladar de millones de personas en todo el mundo. Incluso tiene su propio día: el 19 de enero se celebra el Día Mundial del Pochoclo. Desde su origen en las culturas precolombinas de América del Sur hasta el presente, ha resistido el paso del tiempo y sigue siendo una parte importante de la cultura alimentaria global.
La próxima vez que disfrutes de un puñado de pochoclos, recuerda que detrás de cada bocado hay una historia que se origina en los campos, donde el maíz crece con mucho cuidado antes de convertirse en ese aperitivo irresistible que todos adoramos.