Miles de fragmentos óseos descubiertos en una cueva en la meseta tibetana en China ofrecen una visión única sobre los denisovanos, los misteriosos parientes extintos de los neandertales. Estos restos revelan que cazaban una amplia gama de animales, desde ovejas hasta rinocerontes lanudos, y utilizaban sus recursos para la vida diaria en un entorno de gran altitud.
Un equipo de investigadores ha estudiado más de 2.500 fragmentos de huesos encontrados en la cueva kárstica de Baishiya, situada a 3.280 metros sobre el nivel del mar. Esta cueva había producido anteriormente restos fósiles de denisovanos. Utilizando análisis de proteínas antiguas, el equipo reveló que los denisovanos cazaban varios animales por su carne y pieles. Además, encontraron una costilla de un individuo que data de hace entre 48.000 y 32.000 años, convirtiéndolo en el fósil denisovano más joven conocido hasta ahora.
La mayor parte de los huesos procedían de ovejas azules, también conocidas como bharal, una especie de cabra que aún se observa en las altas montañas del Himalaya. Otros restos óseos incluían rinocerontes lanudos, yaks, pequeños mamíferos como marmotas, aves y hienas moteadas, un gran carnívoro que rondaba la región de la cuenca de Ganjia. Según el estudio publicado en la revista Nature, estos animales fueron sacrificados para obtener carne, ya que se encontraron numerosas marcas de corte en los huesos. “Había evidencia de actividades de extracción de médula ósea y desollado”, indicó el estudio.
Además de los huesos de animales, los investigadores hallaron cuatro herramientas fabricadas a partir de huesos, moldeadas para su uso en el procesamiento de cadáveres de animales. Frido Welker, antropólogo molecular de la Universidad de Copenhague y uno de los líderes del equipo de investigación, afirmó a Reuters: “Es la primera vez que logramos comprender los comportamientos de subsistencia de los denisovanos, y nos muestra que eran muy capaces de acceder y utilizar una amplia gama de recursos animales”.
Dongju Zhang, arqueólogo de la Universidad de Lanzhou, otro líder del estudio, sugirió que la ubicación de la cueva de Baishiya ofrecía mejores recursos en comparación con la vecina meseta tibetana superior al oeste y la meseta china de Loess al norte, especialmente durante el período glacial. Según Zhang: “Esto implica que los denisovanos tenían una gran flexibilidad para adaptarse a diferentes entornos”.
La existencia de los denisovanos no se conocía hasta 2010, cuando los investigadores anunciaron el descubrimiento de sus restos en la cueva Denisova en Siberia. La evidencia genética demostraba que eran un grupo hermano de los neandertales, los humanos arcaicos extintos que habitaron partes de Eurasia. Ambos grupos interactuaron significativamente con el Homo sapiens, incluido el mestizaje, antes de desaparecer por razones aún desconocidas.
“Gracias a la genética, sabemos que se separaron de los neandertales hace unos 400.000 años”, señaló Welker. Los denisovanos son conocidos principalmente por restos dentales y fragmentos óseos hallados en las cuevas de Denisova y Baishiya, así como en la cueva Cobra en Laos. Esta dispersión geográfica sugiere que los denisovanos estaban ampliamente distribuidos.
Su presencia en lugares de alta latitud en Siberia, gran altitud en la meseta tibetana y una ubicación subtropical en Laos demuestra que tenían una gran habilidad para adaptarse a diferentes entornos. Por ejemplo, la mandíbula inferior de un denisovano adolescente encontrada anteriormente en Baishiya tiene 160.000 años. El hallazgo reciente de un fragmento de costilla muestra que los denisovanos existían entre 48.000 y 32.000 años atrás.
El Homo sapiens no pobló la meseta tibetana hasta hace aproximadamente 40.000 años, habiendo aparecido por primera vez en África hace poco más de 300.000 años. La pregunta que queda por responder es: ¿qué pasó con los denisovanos? “Buena pregunta. Sabemos muy poco”, admitió Welker. “Sabemos que los denisovanos se cruzaron con los humanos modernos porque hay ADN de denisovano en los genomas de algunos humanos que viven hoy en día. Pero no sabemos cuándo, dónde y por qué se extinguieron”.
En la cueva de Baishiya, las excavaciones revelaron un rico conjunto faunístico del Pleistoceno medio tardío a tardío. El análisis de una serie de fósiles mostró que los caprinos, megaherbívoros, carnívoros, pequeños mamíferos y aves formaban gran parte del conjunto faunístico. Las modificaciones antropogénicas en los huesos indican que los denisovanos fueron los principales agentes de acumulación faunística, utilizando los animales como recursos de carne, médula y pieles, y también para producir herramientas.