Cómo es la increíble isla danesa en la que se produce más energía de la que se consume

Pasear por Aeroe es como transportarse a un mundo de ensueño. La isla danesa se rellena de casas con techos de paja rodeadas de jardines llenos de rosas y manzanos. Durante la caminata se puede pasar por pastizales que se extienden hacia el mar mientras caballos pastan tranquilamente al borde de la carretera.

Al cambiar de paisaje, se encuentran desde bosques hasta playas, hay de todo en esta isla de 30 kilómetros de largo. Por eso es un verdadero deleite para los sentidos. Con su compromiso con la sostenibilidad, produce más energía de la que consume, Aeroe es un destino que cautiva a todos sus visitantes.

Moverse por Aeroe es sencillo y ecológico, gracias a los carriles para bicicletas y autobuses gratuitos equipados con porta bicicletas. “Las turbinas eólicas de la costa generan el 140% de la electricidad de la isla; el exceso de energía alimenta a Ellen, un ferry eléctrico”, informó Thrillist.

La isla se calienta, enfría y alimenta principalmente con energía renovable. Generadores solares y de biomasa proporcionan energía a los edificios públicos y la mayoría de las casas también se calientan con energía solar. Aeroe ha sido reconocida por su sostenibilidad, a tal nivel que recientemente fue designada como Geoparque Mundial de la UNESCO.

El futuro se vuelve aún más prometedor, ya que la isla planea volverse neutral en carbono y utilizar solo su propia energía renovable para 2025, con un objetivo de eliminar los combustibles fósiles para 2030.

Aeroskobing es la capital de la isla. Esta ciudad portuaria tiene calles adoquinadas flanqueadas por farolas de hierro fundido y edificios centenarios de entramado de madera pintados en vivos colores, desde azul hasta naranja.

Aeroe surgió de un aumento drástico del nivel del mar tras la última Edad de Hielo, lo que resultó en paisajes pintorescos y accesibles en bicicleta o por senderos. Voderup Klint, un acantilado de 33 metros formado por depósitos glaciares y deslizamientos de arcilla, es una parada obligada.

Son como una seguidilla de terrazas naturales que forman una especie de escalera. Allí hay mesas y asientos, por lo que se puede disfrutar de un atardecer o de un amanecer, como de una comida al aire libre.

Otro sitio para visitar en la isla es Eriks Hale, una playa que se extiende justo más allá de la ciudad marítima de Marstal y se curva hacia el Mar Báltico. El guardabosques danés y experto en plantas comestibles, Nils Orum, guía a grupos en paseos de búsqueda de alimentos, mientras enseña sobre la biodiversidad de la zona.

“Mi objetivo con estos paseos es inspirar a la gente a cuidar las abundantes plantas comestibles que se encuentran a lo largo de las costas de Dinamarca”, declaró Orum a Thrillist. Durante sus caminatas de dos horas, Orum señala diversas especies de flora, y permite a los participantes probar plantas comestibles como berros de mar, legado de playa y col de playa.

Vitsoe, un extenso humedal con extensos pantanos, es otro atractivo natural de la isla. Los observadores de aves disfrutarán especialmente de los tranquilos lagos, hogar de especies migratorias.

Las empresas de la isla se enfocan en mantener la ecología del lugar, la tradición de la zona y usan la materia prima que la misma naturaleza les brinda. Entre las más destacadas se encuentran una destilería de whisky y cerveza, una casa de dulces y una fábrica de jabones.

La destilería usa la cebada orgánica de las granjas de la isla. El local, además, se encuentra en una antigua lavandería del siglo XIX. La confitería, por su parte, usa una receta tradicional para producir caramelos de regaliz hechos a mano. Utiliza todos ingredientes naturales de la isla.

Por último, la fábrica de jabones es capaz de crear 20 tipos distintos. Usan técnicas tradicionales para fabricarlos, son orgánicos y naturales, con flores y hierbas de cosechas propias. Los mezclan con aceites y algas marinas.