En el Reino Unido, el té no es solo una bebida, sino una tradición arraigada con siglos de historia. Los ingleses toman el té en diversas ocasiones: desde el desayuno hasta antes de dormir, pasando por la merienda y el trabajo. Tanto en entornos públicos como privados, cada momento del día puede ser una buena oportunidad para disfrutar de una taza de té. Las preferencias individuales varían en cuanto a la variedad de té, su intensidad, si se toma con leche o crema, y el nivel de dulzura. A su vez, cada contexto tiene sus propias reglas y formas canónicas que se deben seguir.
Uno de los aspectos más curiosos es la distinción entre low tea y high tea. Mientras que el low tea, conocido también como afternoon tea, se toma en una mesita baja, el high tea se disfruta en la mesa del comedor o de la cocina, que tiene una altura convencional. Esta costumbre refleja una vez más la importancia del té en la vida diaria británica.
El té negro es el más consumido en Inglaterra, especialmente una mezcla conocida como English Breakfast, que suele contener tés provenientes de Assam (India) y Ceilán (Sri Lanka). Esta mezcla, aunque su nombre sugiere un origen inglés, se originó en Escocia.
En los hogares y entornos más informales, las bolsitas de té son comunes por su comodidad. Sin embargo, en contextos más formales, se prefiere la infusión a partir de hojas sueltas. Además del famoso English Breakfast, existen otras mezclas y variedades que se pueden encontrar en las teahouses y tiendas de té del país:
- Assam: Este té negro indio es uno de los ingredientes principales del English Breakfast. Es fuerte, con un color rojo muy intenso.
- Darjeeling: Considerado el “champán de los tés”, es uno de los más selectos. Se cultiva en la región homónima de la India y es preferible tomarlo sin leche ni otros aditivos.
- Earl Gray y Lady Gray: Estos son tés negros aromatizados con flores de bergamota y naranja, respectivamente. Tradicionalmente, no se les añade leche, aunque algunas mezclas modernas sí lo permiten.
- Prince of Wales: Una mezcla de tés negros chinos, especialmente Keemun, aromatizada con grosellas.
- Wolong / Oolong: A diferencia de los otros tés mencionados, este es semifermentado y de origen chino. Fue popular entre las clases acomodadas británicas.
Una curiosidad es el Builder’s Tea o “té del albañil”. Esta forma de preparar el té consiste en una infusión fuerte de English Breakfast con mucha leche y azúcar, haciendo de él una bebida energética ideal para quienes realizan trabajos físicos intensos.
Los ingleses han mantenido varias tradiciones alrededor del té:
- Calentar la tetera: Antes de hacer la infusión, se suele verter agua caliente en la tetera para calentarla y así evitar que el recipiente enfríe la infusión.
- Una cucharada de té para la tetera: La cantidad usual es una cucharadita de té por taza. En el pasado, se añadía una cucharada extra debido a la baja calidad del té disponible.
- Uso de tazas de porcelana: Introducida por Catalina de Braganza, esta costumbre se mantiene principalmente en contextos elegantes.
- El té se toma con leche: Muchas variedades de té negro se toman con leche, aunque no todas. Por ejemplo, no se añade leche al Darjeeling ni a los tés aromatizados con cítricos como Earl Gray.
- La leche se pone en la taza antes que el té: Esta era una práctica común para evitar romper la cerámica con el té caliente y para prevenir manchas. Hoy en día, la mayoría añade la leche después de servir el té.
- El té no se toma con limón: Aunque no es frecuente, algunos tés negros fuertes pueden disfrutarse con un toque de limón, especialmente en recetas de té helado.
Al recibir invitados ingleses o ser invitado a tomar el té en Inglaterra, es esencial seguir el protocolo para demostrar cortesía y buena educación. La cultura del té en Inglaterra tiene una profundidad que refleja la personalidad del país, diferenciándola de otros lugares donde el té también es consumido, como Holanda o Alemania. En España, sin embargo, el chocolate primero y el café después han sido las bebidas calientes preferidas.
La llegada del té a tierras inglesas
El té llegó a Inglaterra en el siglo XVII, importado por la Compañía Británica de las Indias Orientales. La bebida rápidamente ganó popularidad entre la nobleza y la realeza, siendo Catalina de Braganza, esposa del rey Carlos II, una de sus mayores defensoras. A medida que aumentaba su consumo, surgieron varias tradiciones alrededor del té en la cultura inglesa.
Ya en el siglo XVIII, la costumbre del afternoon tea (té de la tarde) se consolidó gracias a Anna, la duquesa de Bedford. Este ritual consistía en una pequeña comida entre el almuerzo y la cena, acompañada de té, sándwiches, pasteles y bollos. Esta práctica pronto se convirtió en una tradición social, con elegantes salones de té abriendo sus puertas para acoger a los invitados.
El high tea es otra tradición, diferente del afternoon tea y más popular entre las clases trabajadoras. Consiste en una merienda más sustancial acompañada de platos salados, como huevos, patés y carnes, junto con el té.
La etiqueta en torno al servicio del té también es fundamental. El té siempre se sirve en teteras y se acompaña de leche, no de crema. Los británicos son meticulosos con el orden de servir, generalmente colocando la leche en la taza antes de verter el té.
Otra tradición importante es el cream tea, popular en el suroeste de Inglaterra. Este incluye bollos (scones), mermelada de fresa y crema “clotted”. El orden en que se untan estos ingredientes puede variar según la región, lo que ha generado debates entre los habitantes de Cornualles y Devon. El té se ha entrelazado tanto en la vida cotidiana británica que se ha convertido en una bebida emblemática, reflejando tanto la historia como las costumbres del país.