Al sur italiano, a lo largo del mar Jónico, se encuentra la ciudad de Taranto, en Apulia. Fue fundada por los espartanos en el año 706 a. C., la ciudad es más antigua que Roma y, según la mitología griega, sus orígenes tienen que ver con ninfas, guerras, hijos de dioses y delfines.
“El delfín se convierte en una especie de animal totémico de la ciudad, como si fuera el animal protector. No sólo simbólico sino realmente protector de la ciudad, vinculado al mito de la fundación”, afirmó Giovanni Pietro Marinò, arqueólogo del MArTA, el museo arqueológico de Taranto, a National Geographic.
Más allá del gran aprecio que le tienen los locales a los delfines y lo que significan para la ciudad, no son cuidados como se debería. Y es que la contaminación que genera la misma ciudad podría ser un riesgo para los delfines, pero de momento pueden sobrevivir.
Estudios recientes han mostrado, mediante secuenciación genética, que los delfines listados del golfo tienen características genéticas únicas. “Estos delfines tienen Taranto escrito en su ADN”, dijo Cristiana De Leonardis, bióloga marina de Jonian Dolphin Conservation, según National Geographic.
Después de más de una década de estudio, los investigadores han identificado seis especies de cetáceos: hilanderos, delfines mulares y comunes, delfín de Risso y el raro zifio de Cuvier. Los cachalotes utilizan el área como lugar de cría y los investigadores también han avistado ballenas de aleta.
A pocos kilómetros de la costa de Taranto hay un cañón submarino llamado Valle de Taranto que tiene unos 6.500 pies de profundidad. El cañón es un hábitat activo para los cefalópodos, que son la base alimentaria de los cachalotes. Sus empinadas laderas mezclan aguas cálidas y frías, lo que impulsa la producción de fitoplancton en la base de la cadena alimentaria.
En un ecosistema equilibrado, el fitoplancton sustenta una amplia gama de criaturas marinas como camarones, caracoles y medusas, que alimentan a los peces de los que dependen los delfines. Gracias a esta geografía única, la población de delfines ha podido adaptarse a factores estresantes como la contaminación y choques con embarcaciones.
Los enemigos de los delfines
La ciudad costera italiana quiere asegurarse de que sus aguas sean un santuario para los delfines que residen desde hace mucho tiempo. Pero frente a la costa de la ciudad, los delfines enfrentan varias amenazas crecientes: paseos en barco, contaminación acústica, pesca y aumento de la temperatura del mar.
La marina italiana tiene allí su base más grande, que ocupa kilómetros y kilómetros de costa. Es el sitio de un centro de comando de la OTAN y el puerto comercial de la ciudad se está expandiendo. La primera planta eólica marina italiana se inauguró en 2022 y, a lo largo de la costa norte de la ciudad, la empresa energética Eni tiene una gran refinería de petróleo.
La contaminación acústica submarina procedente de estas actividades supone un riesgo para los mamíferos marinos como los delfines, según estudios. Los delfines utilizan el sonido para comunicarse, navegar y encontrar alimento, y el ruido submarino altera estos comportamientos esenciales.
Menos claro es cómo la contaminación del aire de la planta siderúrgica más grande de Europa, conocida como ILVA, puede afectar a los delfines. Roberto Carlucci se dedicó desde el 2000 a investigar a los delfines de la ciudad.
“Es casi imposible que la contaminación generada a lo largo de la costa no tenga un impacto”, dijo a National Geographic. Pero determinar una correlación directa requiere más investigación.
La planta siderúrgica marcó el paisaje medioambiental de la ciudad durante décadas, pero ahora produce una cantidad significativamente menor de acero. Esta reducción ha sido impulsada en parte por demandas que alegan un vínculo entre emisiones peligrosas y enfermedades mortales, según informó National Geographic.
La solución
“Esta ciudad sufrió los errores que cometieron muchas partes de Italia. Cortamos nuestras conexiones con el mar para construir industrias”, afirmó Rinaldo Melucci, alcalde de Taranto, según National Geographic. Quiere reconstruir esas conexiones y hacer que la ciudad pase de su pasado industrial a un futuro más sostenible.
Para preservar esta población única, los políticos locales están trabajando con científicos para establecer un área marina protegida (AMP) en parte del golfo. Un AMP impulsaría los esfuerzos de preservación, aumentaría los recursos para la investigación y establecería reglas para limitar la contaminación acústica y el tráfico de barcos.
El AMP aún está pendiente de la aprobación del Ministerio de Medio Ambiente de Italia. No obstante, Melucci sigue adelante y la ciudad comenzará a establecer oficinas locales para monitorear el AMP.