En el extremo sur de la isla de Vancouver, los veleros se balancean en el puerto de Victoria y los edificios estilo castillo se alzan junto a frondosos parques. El suave ritmo de vida en la compacta capital de la Columbia Británica es parte de su atractivo, aunque está lejos de ser un remanso provinciano. A un fácil viaje desde Vancouver, la ciudad cuenta con excelentes restaurantes, cervecerías y cafeterías en el vecindario, mientras que sus museos y galerías exhiben el patrimonio indígena de la región. También está rodeado de paisajes salvajes y es un punto de partida natural para la observación de ballenas.
Presidiendo el puerto, los edificios del Parlamento de Columbia Británica son la pieza central de la ciudad, un ícono de la década de 1890 cuyos interiores de mármol están abiertos para visitas guiadas gratuitas durante el día. Al otro lado de la calle, el Fairmont Empress es uno de los mejores hoteles de Canadá, con Isabel II y Rudyard Kipling entre sus huéspedes históricos. El té de la tarde en Lobby Lounge es una de las experiencias por excelencia de Victoria.
A través de exhibiciones de primera clase, el Museo Real de Columbia Británica profundiza en el pasado natural de la provincia así como en su rico patrimonio de las Primeras Naciones. Hay más de 225.000 artefactos en su colección, desde máscaras del pueblo Haida hasta vestimentas tradicionales. Junto al museo se encuentra el Thunderbird Park, que lleva el nombre del ave legendaria y que alberga algunos de los tótems más espectaculares de este museo.
Hay mucho por descubrir en el centro de la ciudad. Hay actividades para los lectores como los estantes de Munro’s Books, una tienda ubicada en un antiguo banco, con su techo artesonado y sus espectaculares textiles pintados por la artista local Carole Sabiston. Además, la galería Mark Loria se especializa en arte indígena canadiense contemporáneo.
Gastronomía
El barrio chino de Victoria es el más antiguo de Canadá y alberga letreros de neón retro y restaurantes como Don Mee que se encuentra allí hace más de 80 años. Cuenta con las calles más estrechas del mundo adornadas por faroles para encontrar una variedad de boutiques extravagantes como Saltspring Soapworks que vende productos naturales para el cuidado del cuerpo y Just Matcha que vende té de primera calidad. Muy cerca se encuentra Habit Coffee, una cafetería tranquila con arte local en sus paredes de ladrillo visto y proveedores victorianos en su menú.
Hay más productos de Columbia Británica en oferta en Wind Cries Mary, un lugar del centro con una iluminación tenue, donde las ostras, los mejillones y el salmón de la provincia sustentan un menú de platos para compartir y cócteles. En el puerto, Red Fish Blue Fish es el lugar ideal para disfrutar del poutine de pescado Jerk, una versión apasionante del clásico canadiense.
Si el brunch está en las cartas la gente puede probar John’s Place , un lugar kitsch y de la vieja escuela que sirve gofres, panqueques y pastel de carne con huevos “Bat Out Of Hell”, o como segunda opción se encuentra el Floyd’s Diner de color rosa en James Bay, donde “El Mahoney’ le ofrecerá distintas variedades de comida. Para tomar una copa, Citrus & Cane del centro mezcla cócteles increíbles con un toque tropical mientras que Boomtown sirve una gran cantidad de porter BC y cervezas pálidas en su cervecería al aire libre.
Naturaleza
Por último, algo que sin dudas llama la atención es la naturaleza, ya que el sendero marino Juan de Fuca, el parque provincial Goldstream y los jardines Butchart están a poca distancia de la ciudad. Se puede hacer un recorrido comenzando por Fisherman’s Wharf Park, cerca del puerto, y luego dirigirse hacia el este durante seis millas pasando por playas, bahías y Beacon Hill Park, hogar del tótem independiente más alto del mundo con 39 metros, antes de detenerse en el Hotel de playa de Oak Bay. Es una parada elegante para tomar una copa de vino del valle Okanagan de Columbia Británica, con vistas a las islas Chatham. Además se puede observar a las ballenas en Eagle Wing Tours, entre junio y octubre es el mejor momento para observar a estas criaturas marinas en Victoria.
Tres aventuras de observación de vida silvestre en Victoria
1. Sendero marino Juan de Fuca: Se pueden ver a los osos negros en esta ruta de 47 kilómetros a través de densos bosques, gargantas de ríos y playas solitarias. Se necesitan de tres a cinco días para completarlo y hay posibilidades de repostar energías en restaurantes rústicos a lo largo del camino.
2. Parque Provincial Goldstream: Un paraíso para los naturalistas. Este parque cuenta con tranquilos senderos para caminar por el bosque, cascadas y una desafiante subida a la cima del Monte Finlayson de 419 metros de altura, con águilas volando en lo alto.
3. Eagle Wing Tours: Esta empresa familiar ofrece viajes de avistamiento de ballenas en el mar de Salish con un equipo de guías. Ver una manada de orcas o una jorobada es lo más destacado de un viaje a Victoria, pero también se pueden observar águilas pescadoras, nutrias marinas y elefantes marinos en estos viajes de tres a cuatro horas.