En el bosque de Ngoye, en la costa oriental de Sudáfrica, yace un reto botánico sin precedentes: encontrar una hembra de Encephalartos woodii (E. woodii), la planta más solitaria del mundo. Conocida también como la cícada de Wood, esta especie ha desafiado la extinción durante siglos, ya que existe desde la era de los dinosaurios. Sin embargo, actualmente solo sobreviven clones masculinos, lo que imposibilita su reproducción natural.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Southampton, en Inglaterra, lanzó un ambicioso proyecto con la esperanza de hallar una compañera para estos solitarios ejemplares machos.
Utilizan drones e inteligencia artificial para explorar exhaustivamente las 4.100 hectáreas del bosque Ngoye, donde se descubrió el único ejemplar conocido en 1895. Desde entonces, la búsqueda de una hembra ha sido infructuosa.
La Dra. Laura Cinti, investigadora principal del proyecto, comentó a la BBC: “La historia de la E. woodii me inspiró mucho; parece uno de esos cuentos clásicos de amor no correspondido. Tengo esperanza de que haya una hembra en algún lugar ahí fuera; al fin y al cabo, debió haber una en algún momento. Sería asombroso recuperar esta planta tan cercana a la extinción mediante reproducción natural”.
La tecnología juega un papel crucial en este esfuerzo. Los drones equipados con sensores multiespectrales y herramientas de IA toman miles de imágenes aéreas del bosque. Estas imágenes son analizadas mediante algoritmos de reconocimiento que buscan identificar a las plantas por su forma.
“Usamos un algoritmo de reconocimiento de imágenes para identificar a las plantas por su forma. Generamos imágenes de plantas y las pusimos en diferentes escenarios ecológicos para enseñar al modelo a reconocerlas”, explicó Cinti.
A pesar de los avances tecnológicos, el equipo cubrió solo un pequeño porcentaje del bosque. “Por ahora, cubrimos menos de un 2% de las casi 4.100 hectáreas del bosque”, contó la doctora. La búsqueda, sin embargo, continúa con la esperanza de que cada nuevo vuelo de drone traiga una pista vital.
Además de la búsqueda, los investigadores exploran otra posible solución: la manipulación química o fisiológica para cambiar el sexo de los clones masculinos y generar hembras a partir de ellos.
“Ha habido informes de cambio de sexo en otras especies de cícadas debido a cambios ambientales repentinos como la temperatura, por lo que tenemos la esperanza de poder inducir el cambio de sexo también en E. woodii”, contó Cinti.
Estas cícadas han sobrevivido por más de 300 millones de años, resistieron múltiples extinciones masivas y cambios ambientales drásticos. Originarias de una época anterior a los dinosaurios, las cícadas son las plantas con semillas más antiguas que se conservan, y su longevidad las convierte en uno de los organismos más valiosos en nuestro planeta.
Sin embargo, también son extremadamente vulnerables. “Las cícadas se venden en el mercado negro por cientos de miles de libras y se mantienen en jaulas en jardines botánicos debido al riesgo de robo”, afirmó Cinti. Los jardines botánicos, como el de Kew en Londres, son refugios y puntos de propagación para esta especie. Los visitantes pueden admirar a E. woodii, consciente del peligro crítico que enfrenta esta planta.
La búsqueda continua, con cada vuelo de drone y cada análisis de IA, mantiene viva la esperanza de que, quizás algún día, E. woodii ya no será la planta más solitaria del mundo. La capacidad de la naturaleza para adaptarse y la intervención de la tecnología simbolizan un esfuerzo conjunto por mantener vivos a algunos de los organismos más antiguos de la Tierra.
“Sería un logro monumental recuperar esta planta tan cercana a la extinción mediante la reproducción natural”, concluyó la doctora Cinti con entusiasmo y esperanza.