Liliana Resinovich era una mujer de 63 años, residente en Trieste, Italia, que había trabajado como funcionaria gubernamental para la región de Friuli-Venezia Giulia hasta su jubilación a finales de 2021. Liliana estaba casada con Sebastiano Visintin, con quien había mantenido una relación durante al menos 30 años. Sin embargo, su matrimonio había llegado a una crisis reciente, ya que Liliana se había enamorado de otro hombre: Claudio Sterpin.
La desaparición
A las 8:45 de la mañana del 14 de diciembre de 2021, Liliana fue vista por última vez por un empleado de una tienda de frutas y verduras cerca de su domicilio. A pesar de haber informado a su amante, Claudio Sterpin, que llegaría tarde a su cita de las 10 a.m. porque debía acudir a una tienda de teléfonos, Liliana nunca llegó. La preocupación creció cuando su hermano Sergio le envió un mensaje a las 9:30 a.m. que quedó sin respuesta.
Sterpin, alarmado por la falta de comunicación, intentó contactar a Liliana sin éxito. Durante la tarde, al ver que la línea telefónica se cortaba inmediatamente, descubrieron que su esposo, Sebastiano Visintin, tenía el teléfono de Liliana en su poder.
La situación tomó un giro aún más extraño cuando, a las 10:00 p.m., Visintin acudió a la comisaría de Carabinieri para reportar la desaparición de su esposa. Según su declaración, al regresar a casa había notado que Liliana había dejado su celular sobre una mesa de café. Aunque no le sorprendió que ella hubiera salido sin avisar debido a su independencia, aseguró que no había llevado ropa ni el dinero guardado en la casa, pero sí su bolso.
La búsqueda
La búsqueda de Liliana Resinovich comenzó esa misma tarde en los alrededores de Trieste y continuó durante más de dos semanas sin ningún avistamiento ni rastro de la mujer. Sin embargo, el 5 de enero de 2022, un hombre descubrió el cuerpo de Liliana en una zona boscosa dentro de los terrenos del antiguo hospital psiquiátrico de la ciudad.
El cuerpo estaba envuelto en dos bolsas de plástico negras: una que la cubría por arriba y otra por abajo, y tenía una bolsa de nailon atada con una cuerda alrededor de su cabeza. El hombre contactó inmediatamente a la comisaría Carabinieri, quienes se trasladaron al lugar e iniciaron la investigación.
El patólogo forense Fulvio Costantinides fue llamado al lugar del hallazgo alrededor de las 6 de la tarde. Tras una minuciosa revisión de la rigidez cadavérica, la temperatura corporal y las hipóstasis, Costantinides concluyó en su informe de autopsia que el momento de la muerte de Liliana había sido entre 48 y 60 horas antes de que se encontrara su cuerpo, y que la causa del fallecimiento había sido “insuficiencia cardíaca aguda”. Este hallazgo llevó a los investigadores a plantearse un gran misterio: ¿Cómo podía Liliana haber muerto hasta dos semanas después de su desaparición? La fase de resolución del rigor mortis indicaba que la muerte había ocurrido relativamente reciente, probablemente unos días antes del descubrimiento.
Costantinides realizó investigaciones adicionales, incluyendo tomografías computarizadas, que confirmaron la ausencia de gases putrefactos y traumatismo por fractura en la cabeza. También descartó la presencia de cuerpos extraños como cuchillos o balas.
Los exámenes de toxicología arrojaron resultados negativos para sustancias como drogas y medicamentos, lo que llevó a Costantinides a concluir que Liliana no se encontraba alterada ni inconsciente en el momento de su muerte.
La fiscalía de Trieste concluyó que el caso se trataba de un suicidio, argumentaron que Liliana había decidido quitarse la vida al no poder comenzar una nueva con Sterpin. Sin embargo, los familiares de Liliana, liderados por su hermano Sergio y asistidos por el abogado Nicodemo Gentile, rechazaron esta conclusión y solicitaron la continuación de la investigación para esclarecer las marcas encontradas en su rostro y manos, así como una herida en el labio que parecía reciente.
Continuación de la investigación
El 13 de junio de 2023, el juez de instrucción Luigi Dainotti rechazó la moción de desestimación y confirmó los 25 puntos planteados por Gentile y los abogados Bevilacqua. Ordenó que la investigación continuara para aclarar aspectos del caso que todavía no estaban claros, incluían una nueva autopsia y análisis en profundidad de los dispositivos informáticos y celulares utilizados por Liliana, así como la verificación de celulares en la zona donde fue encontrado su cuerpo. También se planeaba un análisis de ADN encontrado en una pequeña botella junto al cuerpo de Liliana y en sus comprobantes.
El 3 de enero de 2024, la fiscalía de Trieste ordenó la exhumación del cuerpo de Liliana con el objetivo de realizar una nueva autopsia dirigida por Cristina Cattaneo, una destacada experta en antropología forense en Italia. En abril de 2024, Cattaneo llevó a cabo su investigación, cuyos resultados aún están pendientes. Además, Luciano Garofalo, ex jefe del RIS y ahora consultor de Visintin, sugirió emplear un método experimental, validado en la literatura científica, para determinar el momento de la muerte de Liliana.
A día de hoy, la investigación sobre la muerte de Liliana Resinovich sigue abierta y continua sin acusaciones concretas. La fiscalía sostiene que fue un suicidio, pero las hipótesis alternativas siguen planteando preguntas inquietantes. ¿Cómo sobrevivió Liliana durante más de dos semanas? ¿Cómo logró meterse dentro de las bolsas de basura y atarsela a la cara sola? ¿Cómo es posible que nadie se diera cuenta de su cuerpo durante todo ese tiempo? La incertidumbre persiste, y el caso de Liliana Resinovich sigue siendo uno de los misterios más frustrantes de los últimos años en Italia.