En pleno siglo XXI, el reconocimiento de los derechos LGBTIQ+ continúa siendo una lucha pendiente en diversas partes del mundo. Mientras algunos países han avanzado hacia mayores libertades, otros aún mantienen legislaciones que criminalizan la homosexualidad. A continuación, un análisis de la situación actual y sus implicaciones.
Según datos de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA), 62 países en el mundo criminalizan la homosexualidad, con 12 de ellos potencialmente aplicando la pena de muerte, incluyendo a los favoritos turísticos como Emiratos Árabes Unidos y Qatar.
En este escenario, Darren Burn, fundador de Out of Office y TravelGay, sostiene que evitar viajar a estos destinos puede tener repercusiones complejas. “El boicot puede perjudicar más a la comunidad local”, afirma. Burn plantea que su empresa se dedica a crear un ambiente seguro para los viajeros LGBTQ, estableciendo una red de proveedores y guías turísticos acogedores.
La cuestión económica también juega un papel importante. Estudios de Open for Business muestran que las naciones caribeñas que prohíben la homosexualidad pierden entre USD 423 y USD689 millones anuales en la industria del turismo. “La comunidad LGBTQ tiene uno de los mayores ingresos disponibles de cualquier otro nicho de mercado”, asegura Sherwin Banda, presidente de African Travel Inc.
La criminalización de la homosexualidad contribuye a una cultura de discriminación y hace que las personas LGBTIQ+ enfrenten riesgos elevados de violencia, extorsión y abuso. Organizaciones internacionales continúan abogando por reformas, sin embargo, el camino hacia la igualdad de derechos sigue siendo arduo.
Viajeros como Matthieu Jost, fundador de MisterB&B, enfrentan discriminación incluso en países donde la homosexualidad es legal. “Esta discriminación existe en todas partes, incluso en 2024″, señala Jost, quien fundó su empresa tras experimentar discriminación en Barcelona.
La presión económica puede ser un catalizador significativo para el cambio. Banda enfatiza que “África depende en gran medida de los dólares del turismo. Podemos abogar por la inclusividad con socios que estén dispuestos a recibir activamente a nuestros invitados”.
El avance hacia la igualdad de derechos para todas las personas, sin importar su orientación sexual, es un desafío global que requiere el compromiso y el apoyo de toda la comunidad internacional.
Para muchos, como O’Neill, la prioridad sigue siendo la seguridad. Optan por destinos que apoyan a la comunidad LGBTQ, prefiriendo evitar lugares que no respetan sus derechos y dignidad. En un mundo donde más de 60 países aún penalizan las relaciones entre personas del mismo sexo, la lucha por disfrutar de unas vacaciones seguras y placenteras continúa siendo un desafío para la comunidad LGBTQ.
Qué países aún mantienen normas contra la homosexualidad
África es uno de los continentes con mayor cantidad de países que criminalizan la homosexualidad. En Nigeria, las leyes Sharia vigentes en ciertos estados incluso permiten la pena de muerte para las relaciones homosexuales.
En Uganda, donde se ha implementado la ley contra la homosexualidad en 2023, la situación se vuelve extrema. Michael Kajubi, fundador de McBern Tours, tiene una visión diferente. “El boicot deja a la comunidad local abandonada”, argumenta, sugiriendo que apoyar a las empresas locales puede traer cambios positivos.
Bilal El Hammoumy y Rania Chentouf, de Inclusive Morocco, ofrecen una perspectiva interesante. A pesar de las leyes estrictas en Marruecos que castigan la homosexualidad con hasta tres años de cárcel, El Hammoumy cree que la tolerancia está más presente en la práctica. “Queremos crear un espacio donde la comunidad local LGBTQ pueda entrenarse y obtener oportunidades laborales”, comenta.
Si hablamos de América, Jamaica, las autoridades turísticas intentan minimizar el impacto de las leyes contra la homosexualidad, aunque países como Barbados, Antigua y Barbuda y San Cristóbal y Nieves han comenzado a derogar dichas legislaciones.
En Asia, países como Irán, Arabia Saudita y Yemen imponen penas severas, incluyendo la pena de muerte.
Por último, una de las culturas más inflexibles contra los derechos LGBT+ se encuentra en el Medio Oriente, visibilizado a grandes escalas en Qatar durante el último mundial, las leyes son estrictas y el castigo para la homosexualidad es extremo, lo que obliga a muchas personas a vivir en la clandestinidad.