Cómo es el lugar en Cerdeña donde los turistas tienen alojamiento gratuito

Un nuevo programa busca transformar la región suroeste de Cerdeña en un destino clave para los amantes de las actividades al aire libre. Con el objetivo de atraer a un público más joven, el programa “Leg’s Go In Cammino” ofrece alojamiento gratuito en la Ruta Minera de Santa Bárbara a turistas menores de 35 años. El sendero de 500 kilómetros, inaugurado en 2017, recorre paisajes diversos y casi 150 minas abandonadas.

La secretaria de la asociación encargada del proyecto, Margherita Concu, destacó la intención detrás del programa: “Queríamos disminuir la edad promedio de nuestros visitantes. Queremos atraer a personas de entre 20 y 30 años en vez de a jubilados”. Los excursionistas deben comprar un pasaporte de caminante por 5 euros y hacer una pequeña donación a través del sitio web de Cammino para recibir los vales de alojamiento, que tienen vigencia hasta el 15 de diciembre de 2024. Ese beneficio no es otorgado entre el 16 de junio y el 14 de septiembre.

Hasta el momento, el programa ha tenido éxito en aumentar el número de visitantes. En 2023, 1.199 personas recorrieron el sendero, mientras que en lo que va de año, la cifra asciende a 1.521. Giorgio Pedulla, un analista de datos de 26 años de Milán, comentó sobre su experiencia: “En esta caminata, realmente lográs adentrarte en la cultura y la vida de las personas que viven allí”.

La historia minera de esta región de Cerdeña se remonta a cientos de años. Durante el periodo de la Edad de Bronce, se documentó la minería y el comercio de metales. Cuando los romanos ocuparon la isla en el 138 a.C., introdujeron técnicas mineras avanzadas y fundaron ciudades en las que se desarrolló la minería. Muchas de estas minas operaron hasta mediados del siglo XX y dejaron de funcionar en la década de 1990.

En 2001, el gobierno italiano reconoció el Parque Geominero Histórico y Ambiental de Cerdeña, y creó 500 empleos para ex mineros. Algunas de estas personas ahora ofrecen tours en los que narran sus experiencias. “Queremos que la gente conozca esta comunidad, un lugar que ni siquiera algunos sardos conocen”, añadió Concu.

Otro viajero, Jiseon Moon, quien descubrió la caminata a través de su esposo, comentó sobre su búsqueda de tranquilidad en el sendero. “Soy más una persona de montaña, pero la primera vez que vi el mar desde el sendero, me conmoví mucho”, sostuvo. Además, destacó la excelente conexión telefónica y de internet a lo largo del sendero, lo que proporciona una sensación de seguridad.

El programa también ha contribuido a fomentar la conexión entre los excursionistas y la comunidad local. Pedulla describió cómo a menudo encontraba recomendaciones de restaurantes y lavanderías de parte de los lugareños que mencionaban a sus primos. “Parecía que en todos los lugares donde parábamos, todos tenían un primo,” señaló Pedulla.

El recorrido no solo ofrece belleza natural con sus dunas de arena, bosques y cuevas, sino que también invita a los viajeros a conocer la gastronomía sarda y sus ingredientes locales. Los turistas pueden disfrutar de pasta de atún rojo en Carloforte, cebollas dulces en San Giovanni Suergiu, alcauciles en Masainas y cerezas en Villacidro, lo que permite que los visitantes absorban -a través de los sabores- la historia antigua de la isla. Los viajeros también pueden probar delicias como el porceddu (cerdo asado envuelto en hojas de mirto) y el vino Cannonau, conocido por su fuerte sabor.

Los visitantes también pueden disfrutar de la iconografía del Pan di Zucchero, formaciones rocosas emblemáticas que se levantan del agua, y otras maravillas como la instalación minera de Porto Flavia. “Esa parte de la costa es muy escarpada, así que caminás sobre estas grandes rocas que parecen caer directamente al mar”, dijo Pedulla. “Las vistas son impresionantes durante todo el día”, agregó.

El programa ofrece una mezcla de desafíos y tranquilidad, según resumió Pedulla, quien disfrutó el tramo de siete horas y 20 kilómetros desde Masua hasta Buggerru por la belleza de su vista al mar. Su caminata finalizó con una tarde relajada en las dunas de Portixeddu.