El Zhongnanhai, ubicado en el corazón de Beijing, se ha consolidado como el epicentro del poder político en China desde la victoria comunista en 1949. Este lugar, comparado frecuentemente con la Casa Blanca o el Kremlin, alberga las oficinas de la élite del Partido Comunista Chino (PCCh) y está estrictamente vigilado.
Desde sus inicios, Zhongnanhai ha pasado por significativas transformaciones arquitectónicas. Originalmente una residencia para emperadores de las dinastías Ming y Qing, fue convertido en un centro administrativo por Yuan Shikai tras la caída del último emperador en 1912. “Los cambios que hizo Yuan en los jardines imperiales fueron despreciados por muchos visitantes occidentales”, según informes oficiales.
En la era comunista, tras el ascenso de Mao Zedong, el complejo experimentó notables revisiones. “Desde 1949, una variedad de nuevos estilos arquitectónicos ha invadido Zhongnanhai”, afirmó Aldrich. Mao estableció allí su residencia y lugar de trabajo, uniendo el antiguo esplendor imperial con sus preferencias políticas personales.
El más notable de estos cambios, al menos para los pekineses de a pie, fue la reutilización de un pabellón de dos pisos en el extremo sur de los jardines. Conocida como la Torre de la Luna Preciosa, había sido construida décadas antes por el emperador Qianlong para una amante nostálgica, una mujer musulmana de Xinjiang, llevada a Pekín como parte de un botín de guerra. La mujer miraba hacia el sur desde la torre, hacia una mezquita y un bazar simulados que el emperador había construido especialmente para calmar su anhelo de volver a casa.
El complejo no solo es un epicentro político, sino que también conserva vestigios de su pasado imperial. El emperador Qianlong disfrutaba del sitio por su tranquilidad, organizando su rutina diaria en los jardines mientras disfrutaba de la vista del lago sur. “Cada mañana, tras un desayuno de sopa fría de nido de golondrina, el emperador se dirigía al Estudio de la Alegría Convivial para deleitarse con una comida de 18 platos”, expuso el historiador Geremie Barmé.
Sin embargo, este no siempre fue solo un lugar de placer. La Emperatriz Dowager Cixi lo utilizó como centro de poder y también de castigo, confinando a su sobrino, el Emperador Guangxu, hasta su muerte. “Desde 1989, ha estado fuera del alcance del público chino”, comentó M. A. Aldrich, autor del libro The Search for a Vanishing Beijing.
Durante décadas, el salón ha servido como el principal lugar de reunión para el Politburó de China, el órgano de toma de decisiones del partido. En ocasiones, también ha acogido al Comité Permanente del Politburó, el núcleo de la élite política china, aunque lo más habitual es que se reúnan en el Salón Qinzheng, cerca de la oficina del secretario general.
Momentos históricos y acceso restringido
Algunas de las estructuras han sido remodeladas varias veces. El Salón de la Compasión Apreciada, por ejemplo, fue transformado por el PCCh en los años 50. Este salón ha sido escenario de importantes eventos políticos, como las reuniones del Politburó, el órgano decisorio del partido. “En abril de 1989, el exjefe del partido, Hu Yaobang, sufrió un ataque al corazón durante una reunión del Politburó en el Salón de la Compasión Apreciada”, informó CNN.
Desde la caída de la dinastía imperial, Zhongnanhai ha tenido períodos de acceso público limitado. En los años 20, se permitió a los turistas navegar en sus lagos y, en los años 80, el público pudo acceder a algunos de sus puntos históricos en visitas organizadas. Sin embargo, en la actualidad, Zhongnanhai está más estrictamente vigilado.
Aunque Zhongnanhai está más vigilado que nunca, aunque el inexorable desarrollo de la ciudad ha causado problemas para mantener el secreto del complejo. Cuando en 1973 se construyó un anexo al cercano Hotel Pekín, las autoridades entraron en pánico al darse cuenta de que desde los pisos superiores se podía ver con bastante facilidad el interior de Zhongnanhai y potencialmente ser un lugar para que un francotirador se apostara con un arma de largo alcance.
Xi Jinping, el actual líder, y sus predecesores, como Hu Jintao y Jiang Zemin, han preferido mantener residencias fuera del complejo, en lugares como Jade Spring Hill. “El complejo de Zhongnanhai representa para los líderes políticos chinos un recordatorio constante de las consecuencias de desviarse de la línea oficial”, dijo Aldrich. Zhongnanhai no solo es una sede de poder, actualmente se erige como un símbolo de la política china.