La mayoría de los lobos en estado salvaje solo vive unos tres o cuatro años, pero una loba del Parque Nacional de Yellowstone en Estados Unidos desafió todas las expectativas y alcanzó la impresionante edad de 11 años. Pero no es lo único insólito: también trajo una nueva camada de cachorros al famoso parque. Y como si fuera poco, también es tuerta. Sí, le falta un ojo. Esta historia excepcional capturó la atención de investigadores y amantes de la vida salvaje.
Los lobos fueron reintroducidos por primera vez en Yellowstone hace casi 20 años, en 1995. En la actualidad, el Servicio de Parques Nacionales estima que hay al menos 124 lobos en 10 manadas diferentes, aunque ese número puede fluctuar anualmente. Sin embargo, es distinguido el caso de 907F, la loba que aún vence las probabilidades al sobrevivir y reproducirse a una edad tan avanzada.
La loba que pertenece al Junction Butte Pack -manada de Yellowstone de esta especie- consiguió sobrevivir año tras año en un ambiente extremadamente hostil y complicado. “Cualquier día, espero que escuchemos su collar de seguimiento señale que ha muerto. Pero ya había pensado eso antes, y ella siempre siguió adelante, así que tal vez continúe”, contó la investigadora de lobos Kira Cassidy al medio Cowboy State Daily.
A lo largo de los años, aprendió a ser más cautelosa y a tomar decisiones que le permitieron sobrevivir. “A veces me sorprende que haya vivido tanto tiempo, pero tiene sentido”, menciona Cassidy. La loba se convirtió en una figura sabia e influyente dentro de su manada, ayuda a sus miembros a evitar problemas y a tomar decisiones seguras.
Las crías de 907F
La loba tuvo sus primeros hijos en 2015 y, casi diez años después, aún trae nueva vida al parque. Igualmente, los investigadores todavía no lograron divisar a los nuevos cachorros de 907F, ya que las crías permanecen en la guarida durante varias semanas después del nacimiento.
Además, Cassidy señala que es difícil saber cuántos cachorros tuvo 907F a lo largo de su vida, ya que las crías suelen crecer juntas en la guarida. No obstante, pruebas genéticas confirmaron que al menos cinco lobos sobrevivieron más allá del primer o segundo año gracias a los cuidados de la loba ciega.
A pesar de su avanzada edad, la loba muestra signos de buena salud y desempeña su rol de matriarca. Según Cassidy: “Un lobo mayor puede saber incluso cosas simples, como dónde es más seguro cruzar un río durante la etapa de inundación”.
La sobrevivencia salvaje
La vida de los lobos en estado salvaje es extremadamente peligrosa. Los lobos a menudo mueren en peleas con manadas rivales o al ser pisoteados por presas más grandes, como alces, mientras que otros sucumben al tráfico y a los cazadores. A pesar de estos riesgos, 907F consiguió evitar este destino año tras año, lo que demuestra una notable capacidad de adaptación y astucia.
Cassidy explica que los lobos envejecen aproximadamente al mismo ritmo que una raza de perro realmente grande, y que sus relojes biológicos permiten entre 10 y 12 años como máximo. Pero más allá de eso, mueren antes por ser salvajes, a diferencia de los perros que son domésticos.
La loba 907F se compara a menudo con otra madre salvaje de Wyoming, una osa de 28 años, del Parque Nacional Grand Teton, quien también mostró una longevidad sorprendente. Sin embargo, la historia de 907F es única en el mundo de los lobos. Cassidy aseguró que: “La mayoría de los animales salvajes no mueren de vejez, y los lobos ciertamente no son una excepción”.
La manada de Junction Butte, a la que pertenece 907F, rara vez se desvía fuera del parque de Yellowstone, lo que los mantuvo a salvo de los cazadores humanos. Es una manada grande, lo que les da una ventaja en las peleas con otras manadas. Los lobos de Junction Butte también cazan bisontes, una presa que proporciona abundante alimento.