En el siglo XII a.C., el Mediterráneo Oriental soportó un terremoto que desestabilizó el ya frágil equilibrio de poder entre las grandes potencias de la época. Esta crisis abrió las puertas a los temidos Pueblos del Mar, quienes no conformaban una civilización única, sino una amalgama de pueblos diversos que alteraron permanentemente el mapa de la región. El origen de estos pobladores sigue siendo un enigma, pero está claro que sus incursiones dejaron una huella indeleble.
Según José Luis Córdoba de la Cruz en su libro “Breve historia de los fenicios”, todas las teorías coinciden en que alrededor del año 1250 a.C., los hititas perdieron el control de las minas de cobre en Anatolia (actual Turquía). Este mineral era crucial para la fabricación de armas, y su escasez llevó a los hititas a buscar bronce en otros lugares, incluyendo Alashiya (Chipre). Este incidente marcó el comienzo de una serie de eventos que culminaron en invasiones violentas y cambios políticos significativos en toda la región.
El predominio militar de los hititas, conocido por su uso de carros ligeros de combate, fue severamente comprometido cuando los Pueblos del Mar atacaron a sus aliados y a los imperios vecinos. Los habitantes de las ciudades micénicas en Grecia, acostumbrados a florecer económicamente gracias al comercio con Asia Menor, se vieron golpeados por un bloqueo impuesto por los hititas. En respuesta, estos pueblos y otros afectados comenzaron incursiones piratas en la costa oriental.
El rey de Ugarit lamentó en una correspondencia arqueológica: “Los barcos enemigos ya han estado aquí, han prendido fuego en mis ciudades y han causado grave daño en el país”. Este testimonio refleja cómo los Pueblos del Mar aprovechaban la desprotección de las ciudades cuyas tropas estaban ocupadas en conflictos bélicos externos. Estas incursiones no fueron aisladas, y su intensidad aumentó progresivamente, especialmente en regiones como Alashiya, que sus principales urbes fueron arrasadas.
La caída de Ugarit, un punto de comunicación clave entre Egipto y Hatti, precedió ataques más profundos contra los hititas y los egipcios. En este sentido, Córdoba de la Cruz destaca que “los propios hititas, con su sed de bronce, habían creado al monstruo”, y que ahora serían devorados por él. De hecho, la fragilidad de la posición hitita quedó claramente expuesta cuando perdieron Ugarit, y los ataques piratas se convirtieron en la puntilla para un imperio ya en declive.
En Egipto, la situación se agravó cuando las tribus libias se rebelaron contra el poder egipcio. A esta revuelta se unieron los Pueblos del Mar, incluyendo a los ekwesh, teresh, lukka, sherden y shekelesh, quienes combatieron a las tropas del faraón en el delta del Nilo. Este conflicto representó una prueba de fuego para Egipto, el último gran imperio en pie tras el auge de estos invasores. El faraón Ramsés III enfrentó a los Pueblos del Mar en el octavo año de su reinado, con lo que logró contener la invasión, pero no sin pagar un precio.
Una inscripción egipcia testimonia esta lucha: “Los países extranjeros se conjuraron en sus islas. Fueron desalojados y dispersados en batalla todos los países a la vez, y ningún país podía resistir ante sus armas, empezando por Hatti, Kode, Karkemisch, Arzawa y Alashiya”. Ramsés III orquestó meticulosamente la defensa egipcia, utilizó una combinación de fuerzas marítimas y terrestres para atraer y derrotar a los invasores en el delta.
No obstante, la victoria egipcia tuvo un alto costo. El esfuerzo económico por crear una fuerza naval adecuada debilitó la hacienda egipcia, y Egipto perdió su influencia sobre las tierras de la zona sirio-palestina. Según Córdoba de la Cruz, “podemos decir que este fue el principio de la decadencia de su civilización”. Pese a esto, Egipto siguió siendo una gran potencia durante siglos, reubicando a algunos de los pueblos vencidos, como los filisteos, en su territorio fronterizo y utilizándolos como vasallos.
El misterio continúa
Los pueblos del mar continúan siendo un enigma que desconcierta a los historiadores. Los egipcios, al parecer, ya conocían a estos pueblos, y su presencia en el ejército de Ramsés el Grande sugiere una posible alianza previa. Sin embargo, estos datos no aclaran del todo la naturaleza de su relación.
El relato de Marc van de Mieroop destaca la sorpresa expresada por los egipcios ante las invasiones de estos pueblos: “Tanto Merenptah como Ramsés III presentan [los ataques] como sucesos repentinos e inesperados en los que participa un gran número de personas”. Los relieves de Ramsés III muestran movimientos de población con carros llenos de mujeres, niños y bienes. Estas invasiones se describen como inesperadas y destructivas, aunque ya habían sido mencionadas décadas antes.
Los pueblos del mar eran mencionados en antiguas inscripciones y cartas, pero detalles específicos sobre su identidad siguen siendo esquivos. Algunos historiadores, como Marc van de Mieroop, creen que “la cuestión de la identidad de los pueblos del mar no se resolverá nunca”. Esta declaración resalta la naturaleza persistente del misterio que rodea a estos pueblos.
Se ha discutido que estos pueblos participaron en movimientos migratorios masivos que involucraban a familias enteras, como se puede deducir por la representación de carros llenos de bienes y personas. La aparición de los pueblos del mar en el norte del Mediterráneo oriental fue descrita por los relieves de Ramsés III como “muy repentina y destructiva”. A pesar de la documentación de estos eventos, la naturaleza exacta y la procedencia de estos pueblos sigue siendo materia de especulación.
Los historiadores están divididos sobre las razones detrás de los levantamientos frecuentes de estos pueblos contra Egipto. Mientras unos ven una posible enemistad, otros sugieren que podrían haber sido aliados. Esta ambigüedad en los registros históricos dificulta una conclusión definitiva sobre sus intenciones y origen.
Algunos nombres tribales que componían a los pueblos del mar no eran nuevos para los egipcios y ya habían aparecido en registros anteriores. A pesar del misterio, “hay que preguntarse por qué siguen apareciendo en todos los libros de texto sobre la historia mundial”, como señala van de Mieroop.
Este capítulo oscuro de historia resalta la inestabilidad crónica de la región del Mediterráneo Oriental, una constante a lo largo de los milenios. La incursión de los Pueblos del Mar puso fin a varias civilizaciones, y también marcó el declive de imperios establecidos y el surgimiento de nuevos actores en el escenario mundial.