En algún pequeño pueblo de la región Baviera, aproximadamente más de 100 competidores ponen en riesgo sus dedos por una oportunidad de alcanzar la gloria en uno de los campeonatos más extravagantes y únicos de Alemania: el “Fingerhakeln” o lucha con los dedos.
Este año, el evento, que congregó a un numeroso público, se llevó a cabo en una gran carpa cervecera en Bernbeuren, un pintoresco pueblo al sur del estado. Allí, alrededor de 1.000 visitantes animaron a los participantes mientras disfrutaban de la cerveza nacional, las famosas salchichas alemanas y la música bávara en vivo, creando una atmósfera festiva.
Marie-Thérèse Eierstock, directora de la asociación Fingerhakler Gau Auerberg y organizadora del evento, reveló que “esta tradición es popular desde hace mucho tiempo en las cervecerías y pubs de toda la región”.
La asociación, fundada en 1961, fue la encargada de mantener viva esta peculiar forma de competencia. La edición de este año fue la 65º, se realizó el 12 de mayo y hubo más de 150 luchadores de dedos.
Cómo se compite en el Fingerhakeln
El Fingerhakeln es muy conocido en la región alpina de Alemania y en su vecino país, Austria. Pero en esta región, Baviera, ya es una tradición. En cada encuentro, dos competidores de edades y pesos similares se sientan en lados opuestos de una mesa robusta.
Los luchadores suele ser hombres, ya que por ahora a las mujeres no se les permite ingresar a la competencia. Más allá de esta cuestión de género, en la actualidad y según el sitio de Fingerhakler Gau Auerberg, hay competencias más chicas que se hacen para estudiantes y por distritos.
Los competidores enganchan un dedo, generalmente el dedo medio, en los extremos opuestos de un pequeño lazo de cuero. Una vez que el árbitro da la señal de inicio, la tarea es simple, pero intensa: arrastrar a su oponente al otro lado de la mesa. Quien gana el duelo pasa a la siguiente ronda; y así sucesivamente se enfrentan hasta que haya un campeón.
El proceso, por lo general, toma solo unos segundos y no está exento de riesgo. Las lesiones más comunes incluyen dedos dislocados, cortes, quemaduras por fricción y músculos tensos. Aun así, la adrenalina y el espíritu competitivo son factores que cada año atraen a muchos a participar. “El competidor más joven tenía 15 años y el mayor 70″, añadió Eierstock. Esto demuestra la diversidad de competidores y el atractivo para los locales.
La preparación de los luchadores de dedos
Hombres, usualmente vestidos con trajes tradicionales bávaros, se enfrentaron en las mesas, lo que agrega un toque de autenticidad y folclore al evento. La preparación para este deporte no es sencilla.
Quienes participan deben entrenar arduamente, en su preparación incluyen ejercicios como apretar pelotas de tenis y levantar pesas pesadas con un solo dedo. La técnica, fuerza física y un alto umbral de dolor son esenciales para triunfar.
El campeonato se convirtió, una vez más, en una celebración de la tradición y el espíritu comunitario. A pesar del frío riesgo que implica, los participantes y espectadores mostraron un entusiasmo y una energía contagiosa que resonó en cada rincón de la carpa.
Las referencias a esta forma de lucha datan de siglos pasados, y aunque sus orígenes no están completamente claros, se cree que comenzó como una forma de resolver disputas en las remotas áreas alpinas. En la actualidad, más que un método de resolución de conflictos, el Fingerhakeln es un símbolo de orgullo regional y tradición.