La carne cultivada representa una revolución en la producción de alimentos. Desarrollada a partir de células animales, esta tecnología no requiere la cría o sacrificio de animales completos. La producción inicia con la obtención y cultivo de células madre en biorreactores, donde adquieren un entorno rico en nutrientes y oxígeno, y se diferencian en tejidos musculares, grasos y conectivos. El Instituto Good Food explica que este proceso puede tardar entre dos y ocho semanas, dependiendo del tipo de carne.
En 2013, el científico neerlandés Mark Post presentó en televisión la primera hamburguesa de carne cultivada. Para 2022, la industria ha crecido a más de 150 empresas en seis continentes, respaldadas por 2600 millones de dólares en inversiones. Estas empresas buscan producir alternativas a la carne tradicional y han sido pioneras en la investigación de líneas celulares, medio de cultivo y diseño de bioprocesos.
Las líneas celulares son fundamentales. “Muchos tipos celulares pueden utilizarse para cultivar carne”, publicó el Good Food Institute. Las células madre esqueléticas y las células adiposas son algunas de las variantes más empleadas. Sin embargo, la creación de nuevas líneas celulares es un proceso costoso y largo, que puede llevar hasta 18 meses. Singapur ya está impulsando proyectos respaldados por el gobierno para acelerar esta tarea.
La Agencia de Alimentos de Singapur aprobó en 2020 el primer producto de pollo cultivado, actualmente disponible en restaurantes y puestos de comida. En Estados Unidos, UPSIDE Foods completó una consulta pre-mercado con la FDA en 2022, anticipando la venta comercial en 2023 tras recibir la inspección del Departamento de Agricultura.
El crecimiento del mercado es prometedor, con estimaciones que sugieren una reducción del 92% en las emisiones de gases de efecto invernadero y un 90% menos de uso de tierra en comparación con la carne de res convencional. Además, el proceso de producción no utiliza antibióticos y reduce el riesgo de enfermedades transmitidas por alimentos.
Los desafíos para el escalado comercial incluyen el diseño de biorreactores más grandes y eficientes, la optimización del medio de cultivo y la ingeniería de células. Según el Instituto Good Food, “se necesita que más fondos públicos y privados atraigan a biólogos especializados y que las líneas celulares estén más accesibles”.
Adaptación y bioingeniería de células son áreas críticas. La adaptación incluye la cultura serial de células en condiciones variadas, mientras que la ingeniería genética implica modificaciones permanentes del ADN. Algunas empresas han declarado no utilizar ingeniería genética, aunque otras han patentado métodos ingeniosos. La aceptación del consumidor y la regulación serán claves para su adopción.
Las inversiones en investigación y desarrollo continúan siendo esenciales. La colaboración con empresas de ciencias biológicas y organizaciones de investigación contratas puede acelerar los avances en el desarrollo de líneas celulares. La democratización del acceso a estas líneas abrirá nuevas oportunidades.
El potencial de la carne cultivada también incluye otros productos animales, como la leche. “Los derivados de cultivos celulares no solo se limitan a la carne”, señalaron desde GFI. Este enfoque podría revolucionar la producción de alimentos de origen animal.
Cinco puntos clave de la carne cultivada
La carne cultivada irrumpió en la industria alimentaria como una alternativa prometedora a la producción tradicional de carne. Este innovador método, que desarrolla carne a partir de células animales en laboratorios, plantea importantes cambios en términos de sostenibilidad, salud y ética alimentaria. Cinco aspectos fundamentales para entender la transformación que la carne cultivada puede traer al futuro de las dietas y el entorno:
- Reduce el impacto ambiental: se utilizan menos tierras y agua, y se generan menos emisiones de gases de efecto invernadero.
- Mejora el bienestar animal: no requiere el sacrificio de animales.
- Control riguroso sobre la seguridad alimentaria: prevención de contaminaciones y control de condiciones de cultivo.
- Enriquecimiento nutricional: posibilidad de mejorar su perfil nutricional según las necesidades.
- Producción sostenible: ofrece una alternativa viable frente a la ganadería tradicional.