El cinabrio, un mineral fascinante y peligroso, cautivó a la humanidad durante milenios. Está compuesto en un 85% de mercurio y un 15% de azufre, y se forma en las grietas de las rocas cercanas a volcanes, fuentes termales y fumarolas. Su color llamativo rojo vibrante fue utilizado en diversas culturas antiguas para la creación de pigmentos y ornamentos, pero su toxicidad es una amenaza latente debido a la presencia de mercurio.
El cinabrio, conocido como “bermellón” cuando se procesa como pigmento, dejó una huella significativa en la historia del arte y la decoración en varias regiones del mundo. Hace unos 10.000 años, se empleó para pintar imágenes en las paredes del asentamiento de Çatalhöyük, en Turquía, y en cerámicas de la cultura Yangshao en China.
En España, las minas de Almadén, en Ciudad Real (al sur de Madrid), se extrajeron la mayor cantidad de mercurio del mundo durante siglos. Esto muestra el uso más antiguo del pigmento de cinabrio, fechado en el 6000 a.C. En otras partes del mundo, como en América, se hallaba en tumbas, murales, máscaras y metales preciosos de las culturas andinas y mesoamericanas.
Uno de los casos más emblemáticos en el uso de tumbas es con La Reina Roja. Su cuerpo se lo encontró enterrado en el Templo XIII de la ciudad maya de Palenque, ubicada en el estado de Chiapas, México, en 1994. Es una figura enigmática, pero que llamó la atención del mundo por el llamativo color rojo que cubre su sarcófago y restos, debido al cinabrio, lo que le dio su apodo.
Pero el mineral no era solamente usado con fines decorativos, sino que también tenía aplicaciones en la metalurgia, la medicina y los rituales. En el Renacimiento, el cinabrio se empleaba en sellos de cera y como pigmento por artistas destacados como Giotto, Tiziano y Van Eyck.
En China, históricamente, el bermellón tuvo un lugar especial en la cultura. Era usado para colorear las paredes de la Ciudad Prohibida y numerosos objetos de laca china tallada. Además, el filósofo griego Teofrasto y el escritor romano Plinio el Viejo documentaron el uso del cinabrio para procesos metalúrgicos y de purificación del oro en la antigüedad.
Además de sus usos artísticos, en algunas culturas el cinabrio tenía un valor simbólico y medicinal. En el Imperio chino, los emperadores consumían elixires de bermellón con la esperanza de adquirir inmortalidad. Actualmente, se calcula que unas 40 medicinas tradicionales contienen cinabrio. En India, el bermellón, conocido como “sindoor”, se aplica en la partición del pelo y la frente como una marca de matrimonio. Estas actividades están relacionadas con la astrología hindú.
El peligro del rojo vibrante
Sin embargo, la toxicidad del cinabrio es una preocupación crítica. Cuando se manipula o calienta, el mercurio se libera en forma de vapor, lo que puede causar graves problemas de salud al ser inhalado. “Mientras el cinabrio no se caliente, el mercurio queda atrapado en el azufre, lo que hace que el cinabrio sea poco tóxico”, explicó Terri Ottaway, curadora del Instituto Gemológico de América, al portal How Stuff Works.
Además, expertos del Instituto de Geología Aplicada de la Universidad de Castilla-La Mancha advierten que la separación metalúrgica de los componentes del cinabrio es lo que realmente pone en riesgo la salud.
A lo largo del tiempo, el uso del cinabrio disminuyó, justamente, debido a sus riesgos. A eso se le sumó el hecho de que el pigmento rojo más utilizado en el mundo durante siglos, tuvo que ceder su corona con el descubrimiento del rojo cadmio a principios del siglo XX.
En la actualidad, a excepción de la minería de pequeña escala, el manejo del cinabrio requiere precauciones estrictas por parte de arqueólogos y otros profesionales que lo manipulan, para evitar la exposición a este elemento peligroso.