La historia de Mihailo Tolotos, el monje que murió sin jamás haber visto a una mujer

Vivió sus 82 años en el Monasterio del Monte Athos en Grecia, donde las mujeres tiene prohibida la entrada

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Mihailo Tolotos, el monje que
Mihailo Tolotos, el monje que vivió hasta los 82 años sin haber visto jamás a una mujer (Captura de video)

La historia de Mihailo Tolotos, un monje que vivió sus 82 años en el Monasterio del Monte Athos en Grecia, sin haber visto jamás a una mujer, se hizo pública por primera vez en las páginas del Edinburgh Daily Courier el 29 de octubre de 1938. Ese día salió publicado su obituario, con el relato de su vida, marcada por prácticas y tradiciones religiosas excepcionales, con un perfil casi mítico en el contexto del siglo XIX y principios del XX.

Tolotos, cuya vida tomó un rumbo extraordinario desde su nacimiento en 1856 debido a la prematura muerte de su madre durante el parto y la ausencia de otro familiar que lo reclamara, encontró hogar y destino entre los muros del monasterio situado en la cima de la República Monástica del Monte Athos.

Este enclave, vedado para mujeres y animales hembra desde el año 1060 por una ley denominada Ávaton, ha cultivado generaciones de monjes ortodoxos bajo un riguroso ascetismo y devoción religiosa.

Allí, bajo la tutela de religiosos dedicados, Tolotos halló un hogar y un camino de vida estructurado alrededor del estudio, la oración y la adherencia a normas que promovían una vida desprovista de vanidades mundanas. Algunas de esas normas eran el rechazo a bañarse, cortarse el cabello o afeitarse con regularidad. “Los monjes consideraban que el culto a la apariencia era una distracción innecesaria”, relata un fragmento del obituario.

La decisión del monasterio de prohibir la entrada de mujeres y animales hembra tenía como fin garantizar que aquellos dedicados a la vida monástica mantuvieran el celibato. Esta regla impuesta aseguró que Tolotos, a lo largo de sus años, nunca tuviera un encuentro directo con el sexo opuesto.

“Descubrió las mujeres únicamente a través de los libros y las representaciones de la Virgen María”, señala su obituario.

Recorte del obituario de Mihailo
Recorte del obituario de Mihailo Tolotos del Edinburgh Daily Courier el 29 de octubre de 1938 (Captura de video)

A pesar de una existencia que mucha gente podría considerar solitaria o incluso limitada, personas del pueblo cercano al monasterio narran que a Tolotos le agradaba sumirse en la soledad de la lectura, dedicándose hasta su último día a este pasatiempo. La soledad, en vez de ser una fuente de tristeza, parecía ser para él un espacio de profundo encuentro consigo mismo y con su fe.

El obituario del Edinburgh Daily Courier revela también que las autoridades del monasterio decidieron ofrecer a Tolotos una ceremonia de entierro especial, un homenaje a su singular existencia. “Era considerado el único hombre en el mundo que nunca vio a una mujer”, explicó el documento, subrayando la excepcionalidad de su vida. Qué tan cierta es esta afirmación es prácticamente incomprobable, pero eso era lo que en el monasterio se creía sobre Tolotos.

Prohibición de mujeres

Desde hace siglos, el Monte Athos ha mantenido una normativa que prohíbe el acceso de mujeres y animales hembra a su territorio. Esta peculiar legislación, instaurada en el año 1060, sigue vigente hasta el día de hoy, restringiendo la entrada únicamente a hombres. Este enclave, conocido como la República Monástica del Monte Athos, ha sido refugio de monjes ortodoxos como Tolotos, quien fue educado y vivió toda su vida dentro de los confines del monasterio, sin salir nunca de él.

La razón detrás de esta exclusión radica en la tradición y en el deseo de mantener un entorno puramente monástico, dedicado al ascetismo y al retiro espiritual. La ley, llamada Ávaton, establece un espacio sagrado y sin distracciones del mundo exterior, lo que permitía a los monjes una dedicación completa a la vida espiritual y religiosa. El Monte Athos, también conocido como la Santa Montaña, alberga 20 monasterios y ha sido reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO debido a su rico patrimonio cultural y religioso.

A lo largo de los años, esta norma ha suscitado debate y curiosidad entre creyentes y no creyentes, lo que convirtió al Monte Athos en un lugar tanto de peregrinación como de interrogante para el mundo. A pesar de las críticas y los llamamientos a la modernización, los habitantes de la península y la Iglesia Ortodoxa defienden la tradición, y argumentan que es fundamental para la conservación de su modo de vida y su enfoque en la meditación y la oración.

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