Marieme y Ndeye son un verdadero testimonio de vida y superación. Nacidas en Senegal en 2016, estas siamesas enfrentaron pronósticos desalentadores que no auguraban más que unos pocos días de vida. Sin embargo, contra todo pronóstico, hoy, a sus ocho años, continúan con sus vidas y asisten a la escuela, convirtiéndose en un símbolo de perseverancia y esperanza.
Estas hermanas comparten más que un vínculo fraternal, su supervivencia depende mutuamente, ya que están unidas por partes de su cuerpo. A pesar de compartir un par de piernas y una pelvis, cada una posee su médula espinal y su corazón, características que las hacen únicas en su condición -posiblemente- en el mundo.
La complejidad de su situación las ha llevado a requerir atención médica las 24 horas del día, demostrando un nivel de cuidado y dedicación extraordinario por parte de su familia y el sistema de salud que las respalda.
La determinación de mantener a sus hijas juntas, a pesar de las recomendaciones médicas de separarlas para posiblemente salvar a una a expensas de la otra, destaca la profundidad del vínculo familiar y la creencia en un propósito más grande para las vidas de sus hijas.
Este desplazamiento tenía como finalidad acceder a tratamientos avanzados para las pequeñas, que comparten órganos vitales pero tienen corazones y columnas vertebrales independientes, lo que coloca su bienestar bajo una delicada balanza de riesgos.
El propósito de su padre Ibrahima Ndiaye, de 51 años es proporcionar a Marieme y Ndeye un entorno estimulante que promueva su desarrollo integral. Pese a los riesgos que entraña para las niñas el ámbito escolar, dada su vulnerabilidad ante posibles complicaciones derivadas, el padre insiste en la importancia de su socialización y aprendizaje.
La determinación de las niñas por superar sus limitaciones físicas y el progreso que han demostrado en sus intentos por mantenerse de pie han sido calificados por su padre como un “logro hercúleo”.
“Son luchadoras y demuestran a todos que estaban equivocados. Mis hijas son muy diferentes. Marieme es muy tranquila, tiene una personalidad introvertida, pero Ndeye es completamente distinta, es muy independiente. No pretendo que sea fácil, pero es un gran privilegio. Te sientes afortunado de presenciar esta batalla constante por la vida. Sinceramente Me estaba preparando para perderlas muy rápido”, afirmñi Ibrahima, el padre de las niñas en una consulta con la BBC.
Su llegada al Reino Unido marcó el comienzo de un nuevo capítulo, donde el Great Ormond Street Hospital en Londres se convirtió en un espacio de esperanza.
Aunque el sueño de una separación exitosa fue descartado, la familia encontró en Cardiff, Gales, un hogar y una comunidad dispuesta a integrarlos y apoyarlos. La escolarización de las niñas en un ambiente convencional subraya un mensaje poderoso de inclusión y normalidad, desafiando cualquier estigma asociado a su condición.
Los retos médicos persisten, dadas las condiciones únicas de Marieme y Ndeye, desde los riesgos de infecciones hasta la posibilidad de insuficiencia cardíaca. Aun así, los avances logrados, como el aprendizaje para ponerse de pie y caminar con asistencia, son victorias celebradas por su familia y todo aquel que conoce su historia.
La adaptación cotidiana, que incluye desde modificaciones en la ropa hasta la implementación de tecnologías asistivas para su movilidad, pone de manifiesto la incesante búsqueda de normalidad y calidad de vida.
La incidencia de los gemelos siameses en la población mundial es excepcionalmente baja, registrándose en aproximadamente uno de cada 200.000 nacimientos. De estos casos, una porción significativa, entre el 40% y el 60%, lamentablemente no sobreviven al proceso de parto.
Asimismo, es notable que una mayoría, alrededor del 70%, de los gemelos unidos son de sexo femenino, un fenómeno cuya causa aún se desconoce. Estas estadísticas han sido recopiladas en un estudio del Departamento de Ciencias John Burroughs.
Los siameses idénticos normalmente se desarrollan a partir de la división de un solo óvulo fertilizado. Sin embargo, en los escenarios donde los gemelos terminan unidos, se produce una separación solo parcial. Aunque este proceso es fundamental para entender la formación de los gemelos siameses, los detalles precisos permanecen envueltos en misterio debido a la rareza de estos casos, lo que dificulta la realización de estudios detallados y exhaustivos sobre el tema.