Berlín regala una histórica mansión nazi después de intentar venderla durante décadas

La villa del ministro de Propaganda de Hitler, Joseph Goebbels, fue erigida en 1936 y a lo largo de los años ha sido escenario de numerosos eventos sociales de la élite nazi

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Stefan Evers presenta una oferta
Stefan Evers presenta una oferta sin precedentes: regalar la propiedad histórica para su restauración y conservación (Patrick Pleul/dpa via AP) CRÉDITO: AP

En un giro histórico para el manejo del patrimonio asociado al régimen nazi, Berlín ha decidido ofrecer de forma gratuita la antigua mansión de Joseph Goebbels, ministro de Propaganda nazi, con el fin de encontrar una solución para el mantenimiento y aprovechamiento futuro de la propiedad.

Esta villa, cargada de historia y marcada por el nazismo representa un desafío único para el estado de Berlín, que busca cerrar de alguna manera las heridas del pasado sin incurrir en los enormes costos de mantenimiento que la propiedad requiere.

Cómo es y dónde se encuentra

Ubicada a 16 kilómetros al norte de Berlín, en un área rodeada por un denso bosque y tras el lago Bogensee, la villa se encuentra en un estado lamentable, con ventanas tapiadas o rotas y daños significativos en su estructura. La situación actual de la propiedad es resultado de años de abandono, después de haber pasado por diversas etapas y usos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

“Ofrezco a cualquiera que quiera hacerse cargo del sitio, hacerlo como un regalo del estado de Berlín”, dijo Stefan Evers, senador de Finanzas del estado federado de Berlín, durante una sesión en la Cámara de Representantes.

La jerarquía nazi: Hitler, Goering,
La jerarquía nazi: Hitler, Goering, Goebbels (en el centro) y Hess. (National Archives and Records Administration/Wikimedia Commons)

Historia de la propiedad

La historia de la propiedad es igualmente compleja y turbulenta. Fue construida en 1936 por orden de Goebbels, uno de los más cercanos seguidores de Adolf Hitler. La villa sirvió como escenario de numerosos encuentros sociales y eventos del alto mando nazi. Tras la derrota de Alemania en la guerra, el sitio fue utilizado brevemente por los aliados como hospital militar, antes de ser entregado a los soviéticos, quienes lo transformaron en un campo juvenil.

Desde el año 2000, sin embargo, la propiedad ha estado deshabitada. La reciente decisión de las autoridades de Berlín de regalar la finca ha provocado un debate nacional sobre cómo manejar este tipo de propiedades, que, si bien son recordatorios físicos del nazismo, también son parte de la historia del país.

Por qué un nuevo propietario

La propuesta de Evers de buscar un nuevo propietario que pueda convertir el lugar en un museo es una de las posibles soluciones que se han planteado para preservar la memoria histórica del sitio para a las futuras generaciones. Sin embargo, esta propuesta enfrenta desafíos significativos, en particular el alto costo financiero de renovación, que según estimaciones de la emisora alemana ZDF, podría ascender a unos 350 millones de euros.

La propuesta de convertir la
La propuesta de convertir la antigua residencia de Goebbels en un museo: Educación histórica frente al coste de la renovación (Photo by Sean Gallup/Getty Images) CRÉDITO: GETTY IMAGES

La alternativa de demoler la propiedad era considerablemente más económica, estimada en 50 millones de euros. Evers advirtió que sin un nuevo propietario dispuesto a aceptar el desafío y el costo de preservar la villa, “el Estado federado de Berlín no tendría otra opción que llevar a cabo una demolición”. Esta declaración subraya la urgencia y la complejidad de la situación, resaltando la dificultad de reconciliar el pasado con las aspiraciones del presente.

La historia de la Villa Goebbels es un recordatorio de que, aún décadas después de la caída del régimen nazi, sus huellas y su legado continúan presentes no solo en los libros de historia, sino en el paisaje físico y cultural de Alemania. La decisión sobre el destino de la propiedad será, sin duda, observada de cerca, ya que reflejará no solo el camino que el país ha decidido tomar en su manejo del legado del nazismo, sino también su compromiso con la memoria histórica y la educación futura.

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