Si se piensa en bucear, lo primero que se imagina es una playa del caribe, un un sin fin de peces y animales, además de los paisajes que forman los corales, las plantas, muchos colores... Pero esta actividad no solo se realiza como ocio o actividad turística, sino también en obras de construcción. Este es el caso de los soldadores submarinos, un trabajo poco popular pero de mucha exigencia.
En las profundidades del océano, más allá de la luz del sol y entre las corrientes turbias, trabajan especialistas cuya tarea es vital para la industria marina: los soldadores submarinos. Estos profesionales poseen habilidades técnicas excepcionales y una valentía inigualable por sumergirse en condiciones extremas para realizar reparaciones críticas bajo el agua.
El trabajo nació como una solución para las industrias de petróleo y gas, ya que son claves en el mantenimiento de infraestructuras de grandes barcos, reactores nucleares, oleoductos y plataformas petrolíferas en alta mar.
Joseph Purvis, un experimentado buzo y soldador submarino, dijo a National Geographic: “Mantenemos el mundo en funcionamiento por encima del agua, haciendo el trabajo duro por debajo”. Esta labor, sin duda, es un pilar para diversas industrias, desde la construcción y mantenimiento de plataformas petroleras hasta reparaciones de infraestructuras clave bajo la superficie marina.
Para ingresar a las profundidades del océano, los soldadores submarinos usan un traje especial. Visten con gruesos monos de neopreno o trajes secos. Para la cabeza usan cascos, que además tienen conectados intercomunicadores para mantenerse en diálogo con un equipo que se queda en la superficie. El método de descenso depende de la profundidad necesaria para el trabajo requerido. Además, para comenzar a trabajar de soldador submarino se necesita tanto una certificación de buceo y otra de soldaduras.
Y en cuanto a los procesos de soldaduras, los más utilizados son dos: soldadura húmeda y soldadura hiperbárica. La húmeda es con exposición directa, usa electrodos impermeables y es más rápido, pero de calidad inferior a la soldadura fuera del agua. Para el método hiperbárico se usa una cámara en la zona a soldar, que se llena de gas para crear un ambiente más seco. Esto es más lento, pero la calidad de la soldadura es similar a la de las que se hacen en la superficie.
Los soldadores submarinos se enfrentan a riesgos significativos, como la electrocución y la posibilidad de explosiones debajo del agua por las soldaduras que se hacen a temperaturas extremas: 5.537 grados celsius y aún más, depende la situación. Además de luchar contra la desorientación espacial en la completa oscuridad. Trabajar en estas condiciones puede llevar a situaciones angustiantes.
“Tener miedo es natural y si algún buceador dice que no ha tenido miedo, miente. Hay que luchar contra las corrientes mientras se trabaja, y a la mayoría de los buzos les falta uno o dos dedos porque un trozo de algo les rompe la mano”, reveló Pervis. Este hecho destaca la peligrosidad inherente al trabajo y la necesidad de una preparación con un equipo especializado para mitigar estos riesgos.
La tecnología juega un papel crucial en la seguridad y eficacia de los soldadores submarinos. La comunicación bidireccional con el equipo en la superficie y el uso de equipos de soldadura diseñados para el ambiente acuático son esenciales para llevar a cabo su trabajo. Kevin Peters, soldador submarino y director de servicios ambientales en Subsea Global Solutions, dijo: “Realmente tenes que estar sintonizado con ello y tener mucha práctica”. El trabajo de un soldador submarino engloba cualidades como la técnica, la experiencia y la adaptabilidad.
Sin embargo, la transformación de la industria y la presión para combatir el cambio climático llevaron a algunos soldadores a trasladar sus habilidades al sector de las energías renovables. En la actualidad, Purvis trabaja con paneles solares y baterías. Aunque las industrias del petróleo y gas continúan dependiendo significativamente de esta profesión.
“La mayor parte del trabajo de soldadura bajo el agua es para reparaciones y, en la mayoría de los casos, con un robot, tendría que ser un proceso semiautomático. Las soluciones en la soldadura no son lineales ni constantes. Realmente se necesitan humanos para evaluar y diseñar la reparación”, afirmó el jefe de servicios de soldadura de Subsea, Uwe Aschemeier. Este análisis demuestra la singularidad de la soldadura submarina, una profesión donde la destreza humana y la precisión son indispensables, a pesar de los avances tecnológicos.