En el mundo hay tantos sitios para visitar que resulta imposible conocerlos todos. Hay destinos más populares que otros. Y hay más exóticos que otros, como los que se encuentran bajo tierra. A la persona que le guste viajar y sea aventurera no puede dejar de conocer atracciones de este estilo. Aquí, cinco lugares subterráneos que son extraordinarios.
Sumergirse en las aguas de Noruega
Under es un restaurante noruego, ubicado en Lindesnes. Y lo sorprendente es que se encuentra bajo las heladas aguas del norte del Océano Atlántico. Específicamente a cinco metros y medio por debajo de la superficie. Este sitio, que conjuga arquitectura vanguardista con una propuesta gastronómica de primer nivel, permite a los visitantes disfrutar de sus platos mientras observan la vida marina a través de un imponente ventanal. Esta mezcla de diseño y naturaleza convierte a Under en un restaurante único en el mundo.
En su página web cuenta cómo se construyó para estar bajo el agua. La arquitectura fue pensada para fusionarse con su entorno marítimo y actuar como un arrecife artificial. Donde se espera que haya algas y conchas, entre otras especies. Este innovador diseño busca contribuir a la biodiversidad marina local y permite que su estructura se integre con la vida acuática. Además, Under fue construido con muros de hormigón de gran espesor capaces de resistir las condiciones extremas del océano, incluidos los fuertes impactos y la presión del agua.
El lugar no sobresale solo por su ubicación bajo el agua. Sino también por su oferta gastronómica, que se centra en ingredientes locales. Muchos de ellos provienen del mismo mar en el que se encuentra. Uno de los platos puede ser el bollo al vapor relleno con carne de garra de cangrejo.
En Islandia se puede ingresar a un volcán
El Thríhnúkagígur es un volcán de la cadena montañosa Brennisteinsfjöll, que se encuentra en Islandia. Allí un ascensor transporta a los visitantes 120 metros bajo la superficie, directamente a la cámara de magma de un gigante dormido. Este volcán entró en erupción tres veces, pero la última fue hace cerca de 4.500 años. Esto garantiza una aventura que desafía los límites de la adrenalina.
Su profundidad total es de 212 metros y la planta baja mide 50 por 65 metros. En su página explica que tradicionalmente, tras la erupción de un volcán, la lava se enfría y solidifica dentro de la cámara magmática. Sin embargo, el Thríhnúkagígur desafía este entendimiento común, al vaciar su cámara magmática sin dejar rastro visible del magma que alguna vez albergó. Por eso se puede ingresar.
Para llegar hasta las profundidades del Thríhnúkagígur primero hay que hacer una caminata de tres kilómetros hasta la plataforma que desciende, se tarda alrededor de 45 y 50 minutos, según la página web del lugar. Una vez allí, el ascensor baja 120 metros en siete minutos. Abajo se puede estar treinta minutos, acompañado por guías y expertos que aportan sabiduría a la experiencia. Una vez finalizado el recorrido, por cortesía, dan una sopa de cordero tradicional islandesa. También hay una opción vegetariana y otra vegana. En su página aclaran que solamente operan del 5 de mayo al 31 de octubre de cada año.
Una catedral dentro de una mina de sal
Se trata de la Catedral de Sal de Zipaquirá, en la zona central de Colombia, al noroeste de Bogotá. Es una maravilla arquitectónica y espiritual tallada a 200 metros bajo tierra, por ingenieros, mineros y escultores. Ofrece a sus visitantes un espectáculo de luz y color único en sus amplias cámaras subterráneas. Este templo, que está en funcionamiento como lugar de culto católico, atrae a creyentes y a turistas de todo el mundo interesados en su construcción y diseño únicos. La mezcla de arte, fe y naturaleza hace de esta Catedral un lugar inigualable en el mundo.
La característica más destacada de esta obra maestra es cómo la iluminación se combina con la sal, la roca y los minerales para crear efectos visuales impresionantes. Esta experiencia sumerge al espectador en un ambiente inédito. Las tonalidades azules y púrpuras se filtran a través de los espacios de la catedral, e iluminan estatuas y cruces talladas en la misma sal. Y esto aporta una dimensión casi mística a la experiencia.
La Catedral de Sal es un lugar de importante significado religioso, donde se celebran misas y eventos espirituales. Así logra mantener su propósito original como una iglesia católica activa. Según el sitio web de la catedral, todos los domingos al mediodía se oficia la Santa Misa.
Durante la visita la Catedral de Sal ofrece el acompañamiento de guías profesionales, dan información y aportan seguridad. Pero además de poder ir a pie, o incluso hay sillas de ruedas para quienes lo necesiten, se puede ir en bicicleta. En la página se detalla que la “BiciExperiencia” permite llegar hasta 180 metros bajo tierra. También hay museos, caminatas y hasta un cortometraje sobre cómo se construyó el sitio. Además, tiene wifi y permite el ingreso de mascotas.
Un parque en Rumania
En lo profundo del subsuelo de Transilvania, en Turda, Rumania, existe un lugar que desafía cualquier expectativa tradicional sobre un parque temático: Salina Turda. Es una mina de sal artificial. Fue creada por la excavación de sal, producida por la evaporación del mar y que cubrió toda la región hace millones de años, cuenta la página web. Tiene 120 metros de profundidad y cerca de 38 millones de toneladas de sal.
Esta antigua mina de sal, transformada en un extraordinario destino turístico, ofrece a los visitantes una experiencia única con atracciones como una noria panorámica, minigolf, bowling, ping pong, billar, entre otras actividades. A diferencia de los parques temáticos convencionales, Salina Turda capitaliza el encanto natural y la historia de sus cavernas de sal para brindar entretenimiento.
Cuevas budistas en India
Las Cuevas de Ajanta, ubicadas en la India, constituyen un conjunto de aproximadamente 30 templos y monasterios budistas excavados en roca. Se comenzaron a cavar en el siglo II a.C. y se terminaron en el siglo VII d.C. Estas estructuras resaltan por su antigüedad y por contener uno de los conjuntos más impresionantes de pintura mural y tallado en granito del arte indio antiguo. Y gracias a una iluminación natural adecuada permite a los visitantes apreciar la riqueza de su ornamentación e iconografía. Además son importantes porque representan la vida de vida de Buda.
Recién en abril de 1819 las cuevas fueron descubiertas por un grupo del ejército británico. Desde 1947, cuando la India se independizó, el Servicio de Arqueología del país se encargó del control, restauración y conservación de las Cuevas de Ajanta. Además fueron declaradas como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1983.