La National Aeronautics and Space Administration (NASA) se prepara para intentar lograr una hazaña histórica en la exploración espacial con su misión Artemis III. No solo marcará el regreso de los astronautas a la Luna después de más de 50 años, además llevará a cabo experimentos pioneros. Uno de ellos es el crecimiento de plantas sobre la superficie lunar.
Este ambicioso proyecto busca no solamente pisar nuevamente el satélite terrestre, sino establecer las bases para futuras misiones de larga duración. Y, eventualmente, una presencia humana sostenible fuera de nuestro planeta. El nombre de los astronautas elegidos aún no se conoce, pero la agencia confirmó que irán en la nave espacial llamada Orión y explorarán el Polo Sur lunar.
Entre los experimentos seleccionados por la NASA, destacan tres instrumentos científicos que buscan responder preguntas clave sobre la viabilidad de la vida humana en la Luna. El Lunar Environment Monitoring Station (LEMS) un sismómetro de alta precisión para desentrañar los secretos del subsuelo lunar a través del estudio de los terremotos lunares. El Lunar Effects on Agricultural Flora (LEAF), por su parte, experimentará con el cultivo de plantas en condiciones extremas. Y por último el Lunar Dielectric Analyzer (LDA) explorará la presencia de hielo de agua con la utilización de corrientes eléctricas. Noah Petro, científico del proyecto Artemis III, dijo: “Queremos que Artemis sea sostenible”.
La elección de estos instrumentos resalta la complejidad y el nivel de detalle de la misión. El LEMS permitirá un entendimiento más profundo de la geología lunar, esencial para la construcción de futuras bases. El LDA apunta a la posible generación de combustible para cohetes y ayudar al LEAF con el agua. LEAF, que es como un terrario espacial avanzado que imita las condiciones lunares, tendrá la tarea de cultivar tres tipos de plantas: Wolffia (lenteja de agua), Brassica rapa (nabo) y Arabidopsis thaliana (berro). Este experimento es crucial para desarrollar métodos de sustento vital en el espacio.
La agencia espacial, sobre el LEAF, dijo en un comunicado: “Será el primer experimento para observar la fotosíntesis, el crecimiento y las respuestas al estrés sistémico de las plantas en la radiación espacial y la gravedad parcial”.
Anna-Lisa Paul, científica hortícola de la Universidad de Florida, Estados Unidos, cultivó en suelo lunar que fue obtenido por las misiones Apolo. Sin embargo, los berros que fueron sembrados por Paul odiaron el suelo. No se desarrollaron en los tiempos habituales y sufrieron estrés. Pero la hortícola entiende que LEAF igual será importante y dijo: “En base a lo descubierto, el siguiente paso podría ser ayudar a las plantas con dificultades específicas. Diseñarlas para permitirles adaptarse fisiológicamente o elegir especies de cultivos que sean naturalmente más adecuadas para lidiar con esa respuesta de estrés en particular”.
Los instrumentos aún enfrentan desafíos de desarrollo para asegurar su funcionalidad en la exigente atmósfera lunar. Su éxito podría fundamentar un hito en la exploración espacial y sentar las bases para la habitabilidad humana prolongada en la Luna. La misión Artemis III explorará el polo sur lunar, un área de interés debido a sus potenciales depósitos de agua y su acceso casi constante a la energía solar. Petro dijo: “Vamos a sentar un precedente que otras misiones tendrán que cumplir”.
Más plantas en el espacio
La arabidopsis, una planta que tiene similitud con un helecho, fue la primera especie en florecer fuera de la atmósfera terrestre. Específicamente a bordo de la nave soviética Salyut 7 en 1982. Desde entonces, los avances han sido significativos. La Estación Espacial Internacional desarrolló un pequeño jardín en 2014 donde se han cultivado desde entonces vegetales como lechuga, mostaza, algas y coles.
Años más tarde China también logró germinar semillas de algodón en la Luna. Fue mediante el sonda Chang’e 4 en 2019, que marcó el primer crecimiento de esta índole en el satélite natural. A pesar de estos antecedentes, la diferencia del LEAF es que apunta a los procesos que sufren las plantas durante su desarrollo en la superficie lunar.