El invierno europeo tuvo una buena noticia, temperaturas que no fueron gélidas. Esta “bonanza” climática permitió esquivar la escasez energética derivada de la guerra en Ucrania, aunque llegó con niveles alarmantes por las bajas precipitaciones. Una sequía en pleno invierno tan excepcional que ha puesto a las autoridades bajo planes de emergencia.
Una de las situaciones más dramáticas la vive Cataluña, en España. Tras más de dos años casi sin lluvias, las autoridades han debido racionar fuertemente el uso del agua afectando a unas 6 millones de personas y 200 municipios, entre ellos Barcelona y Girona. Los niveles de abastecimiento están a un 27% de su llenado.
Francia tambien vuelve a enfrentarse a un episodio inédito: en algunos departamentos del sur del pais el riego de jardines y estadios deportivos o el llenado de piscinas ha sido prohibido. Incluso, en algunas localidades no se darán permisos para construir nuevas piscinas, al menos durante los próximos 5 años. Pero además el pedido ha llegado a los agricultores.
En un contexto de déficit pluviométrico récord a escala nacional, el presidente Emmanuel Macron urgió a los franceses a adoptar un “plan de sobriedad sobre el agua” siguiendo el modelo de la “sobriedad de la energía”, en referencia al “fin de la abundancia”.
“Sabemos que nos enfrentaremos como el verano pasado a problemas de escasez de agua: en lugar de organizarnos bajo coacción en el último momento con conflictos de uso, debemos planificar todo esto”, explicó el jefe de Estado francés.
También en Italia varios lagos y estanques presentan estados solamente vistos durante veranos muy secos. Niveles en los lagos Po, Garda, Maggiore o d’Iseo tienen una cota más baja que durante la sequía del verano de 2022. La imagen de un sendero a la Isola di San Biagio en el lago de Garda se hizo viral mostrando cómo se puede llegar a la “Isla de los conejos” a pie.
Además de paisajes desoladores, la sequía invernal sin precedentes ha traído a todo el continente advertencias de amenazas para los alimentos, la seguridad del agua e incluso la producción de energía. Según la Universidad Tecnológica de Graz en Austria, Europa ha estado en una sequía severa desde 2018, provocando niveles de agua subterránea precipitadamente bajos.
La combinación de periodos consecutivos de sequía hace prever que este verano podría ser peor que el año pasado, cuando el continente experimentó una seca nunca vista en 500 años.
Un estudio del Observatorio Europeo de la Sequía muestra que gran parte de la superficie de Francia y el Reino Unido tienen un déficit de humedad del suelo. Gran parte de Irlanda es roja, lo que indica amenazas para el crecimiento de la vegetación. Los datos satelitales de los expertos del servicio de observación terrestre de la UE Copernicus, confirman que el continente está demasiado seco.
Para Samantha Burgess, co directora del servicio de cambio climático de Copernicus, “aunque cayó algo de lluvia en el otoño, lo que alivió un poco la situación en Europa, el invierno ahora fue muy seco”. Los expertos del clima asumen que el invierno que terminó fue el segundo más cálido desde que comenzaron los registros.
Otro investigador, Andre Toreti, del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, aseguró que “dada la situación actual y considerando los efectos a largo plazo de la sequía de 2022, si no se producen suficientes precipitaciones en las próximas semanas, existe un alto riesgo de pérdidas de rendimiento, junto con impactos en la producción de energía, el transporte fluvial y los ecosistemas”
Se suma que la región alpina ha recibido la mitad de las nevadas habituales. No solo ha sido un invierno complejo para los centros de deportes invernales. “Significa condiciones iniciales desfavorables para la primavera y la estación cálida. La nieve no es más que precipitación almacenada”, explicó el investigador del sistema climático Klaus Haslinger del servicio meteorológico y climático austríaco Geosphere.
Las tormentas e inundaciones que también ha vivido el continente en los últimos meses no han permitido llenar suficientemente las napas freáticas. El conjunto de escenarios hace que la gestión sostenible del agua constituya uno de los retos más difíciles que deberán enfrentar los gobiernos europeos.
Pero mientras el Centro Europeo de Pronósticos Meteorológicos a Medio Plazo (ECMWF) ahora espera “condiciones más o menos promedio para toda la región del Mediterráneo”, algo de normalidad para las próximas semanas, las góndolas empiezan a mostrar ciertos faltantes.
La escasez de agua en los cultivos está teniendo, por ejemplo, consecuencias en los estantes de los supermercados británicos. Aunque tambien afecta las derivaciones del Brexit, algunos racionamientos en la cantidad de verduras esta relacionado con una menor producción.
Seguir leyendo: