La gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, ha sido nuevamente ingresada en el hospital por agotamiento y desde este jueves y hasta su recuperación asume sus funciones el vicegobernador, Takashi Takeuchi, informaron medios locales.
De acuerdo al gobierno metropolitano, Koike fue ingresada en la víspera por segunda vez en cuatro meses debido a una grave fatiga y por recomendación médica deberá descansar aproximadamente una semana.
La gobernadora de Tokio ya había sido ingresada el pasado 22 de junio debido al exceso de trabajo vinculado a la gestión de la pandemia de COVID-19 y que coincidió con los preparativos finales para los Juegos Olímpicos y Paralímpicos del pasado verano.
Tras una semana ingresada recibió el alta hospitalaria el día 30 del mismo mes y se incorporó al trabajo de forma telemática, aunque durante la competición internacional, que comenzó a finales de julio, ya había asumido plenamente sus funciones.
De acuerdo a las informaciones recogidas en los medios locales de comunicación, la gobernadora habría mantenido un alto ritmo de trabajo durante estos últimos meses, a menudo a altas horas de la noche para reunirse con funcionarios, incluyendo los fines de semana.
En las últimas reuniones y conferencias de prensa, se ha visto a Koike toser ocasionalmente detrás de su mascarilla. Parecía algo débil durante una conferencia de prensa el pasado jueves.
Koike, de 69 años, se convirtió en la primera mujer gobernadora de Tokio tras fracasar en su intento de obtener el liderazgo del gobernante Partido Liberal Democrático. El año pasado obtuvo un segundo mandato como gobernadora.
Koike ha pertenecido al conservador PLD durante unos 20 años y ha ocupado puestos clave en el Gabinete y en el partido.
Sumado a la celebración del evento deportivo, la ciudad de Tokio hizo frente en agosto a la peor ola de contagios en el país desde que se inició la pandemia y que alcanzó récords en la capital, el área más golpeada por las infecciones.
La hospitalización de la gobernadora se produce días después de que anunciara el fin de 11 meses de restricciones a los restaurantes en los que se les pedía que cerraran temprano y no sirvieran alcohol, después de que los nuevos casos diarios de COVID-19 en la capital del país cayeran a los niveles más bajos en más de un año.
(Con información de EFE y AP)
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