Hace 45 años el ahora premio Nobel de la Paz bangladesí Muhammad Yunus otorgó un pequeño préstamo a una mujer pobre que supondría la semilla de la creación de su propio banco, Grameen Bank, con el que formalizaría el sistema de microcréditos.
Mohammad Babul creció escuchando los relatos de su abuela Sufia Khatun sobre cómo ese pequeño préstamo que le concedieron llevó al nacimiento de una organización que transformó la vida de millones de pobres en Bangladesh y en el resto del mundo.
”Aún no había nacido cuando sucedió todo, pero durante mi infancia escuché muchas historias de mi abuela sobre las penurias que pasó y cómo el préstamo (del futuro) Grameen Bank la ayudó a ganarse la vida”, relató a Efe Babul, de 37 años, que conduce un rickshaw eléctrico o taxi de tres ruedas.
Sufia, que había sido abandonada por su marido con dos hijas a su cargo, tenía un pequeño negocio de taburetes de bambú cerca de un campus universitario en el pueblo de Jobra, en el sur de Bangladesh, cuando se encontró con el profesor de economía Yunus.
La mujer tenía muchas dificultades para llegar a final de mes, así que Yunus le prestó algo de dinero, lo que le permitió aumentar sus ingresos con la inversión. Después Sufia decidió acudir a un banco para solicitar un nuevo préstamo, pero allí se burlaron de ella al no contar con un aval, por lo que el economista intercedió.
Ese nuevo préstamo llevó a Sufia a ampliar sus ganancias, pero los bancos seguían sin querer tratar con alguien como ella, de pocos recursos, por lo que Yunus decidió entonces crear su propio sistema para conceder dinero a los más desfavorecidos.
Así que, aún de manera informal, el 19 de septiembre de 1976 nacía en Jobra “el banco de los pobres”, con un primer préstamo a Sufia que se ampliaría ese año hasta a diez beneficiarios.
En 1983 el Grameen Bank fue incorporado al sistema bancario de Bangladesh para comenzar sus actividades formales, hasta alcanzar en 2019 más de 9 millones de beneficiarios procedentes de unas 81.600 localidades, un 97 % mujeres, con un desembolso desde entonces de más de 25.000 millones de dólares, según datos del banco.
Sufia murió en 1997, nueve años antes de que Yunus y su Grameen Bank fueran galardonados con el Premio Nobel de la Paz.
MICROCRÉDITOS
Entre los beneficiaros del Grameen Bank se encuentra Mohammad Solaiman, un vecino de la aldea meridional de Mekhal que en 2018 decidió pedir un préstamo de 50.000 takas (unos 600 dólares) para impulsar su tienda de comestibles.
”Ese dinero realmente me ayudó a expandir mi negocio. Los pagué y ahora he hipotecado la tierra de mi familia para asegurar 1 millón de takas (unos 11.700 dólares) en préstamo en efectivo del banco (estatal) Janata”, explicó a Efe Solaiman, de 65 años.
El nuevo presidente del Grameen Bank, AKM Saiful Majid, explicó a Efe que aunque “algunas personas desperdiciaron el dinero,(...) se puede decir que alrededor del 80 % de los beneficiarios de un préstamo lograron salir de la pobreza extrema”.
Además, “hasta febrero del año pasado nuestra tasa de recuperación era del 99 %. Bajó un poco debido a la covid-19, pero incluso en esa situación, a finales del año pasado el 95 % de los beneficiarios reembolsaron su préstamo”, agregó.
La cantidad prestada también ha ido en aumento con los años, desde los 5.000 takas (60 dólares) iniciales en la década de 1980, “una gran cantidad” entonces, a los 25.000 takas (unos 300 dólares) ahora, que pueden aumentar hasta los 4 millones de takas (unos 50.000 dólares) según “la perspectiva comercial”, anotó Majid.
Además, ahora el banco tiene nuevos programas, como el apoyo a la educación de los niños o a que los mendigos abandonen las calles y consigan iniciar una nueva vida poniéndolos en contacto con empresas, una iniciativa que ya logró 21.000 beneficiarios, señaló.
REDUCCIÓN DE LA POBREZA
El éxito del Grameen Bank generó un auge del microcrédito en el país asiático, con más de 800 ONG y microfinanciadores que ayudaron a unos 31 millones de beneficiarios, según datos de la Autoridad Reguladora del Microcrédito de Bangladesh.
Yunus aseguró en el pasado que dentro de su concepción del “social business” está la de una compañía que no reparte dividendos, sino que se centra en solucionar problemas de tipo social y puede recuperar progresivamente la inversión realizada, y en este proceso las mujeres son clave.
”Nos centramos en las mujeres y uno de los siete principios de ‘social business’ es ser consecuentes con el género. Nos aseguramos de no incurrir en la trampa de la economía tradicional, donde los hombres ascienden y las mujeres son relegadas”, aseguró el fundador del “banco de los pobres” en una entrevista con Efe en 2018.
Varios economistas aseguran que este sistema de microcrédito fue uno de los motores que lograron aliviar la pobreza y empoderar a las mujeres de Bangladesh, donde se pasó de más del 80 % de la población bajo el umbral de la pobreza en la década de 1970, al 24,3 % en 2016, según datos del Banco Mundial.
”Uno de los mayores éxitos del Grameen Bank es que le dio al microcrédito una forma institucional. Al darle forma institucional, debilitó a los mohajons (intermediarios) del pasado”, explicó a Efe Anu Mohammad, profesor de economía en la Universidad Jahangirnagar.
(con información de EFE)
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