Europa certificó a un gusano como alimento seguro para el consumo humano

La agencia alimentaria de la Unión Europea si su aval al gusano amarillo de la harina

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Científicos han obtenido nueva evidencia de que un insecto, que antes se pasaba por alto, se muestra prometedor como fuente alternativa de proteínas: el gusano amarillo de la harina.
Científicos han obtenido nueva evidencia de que un insecto, que antes se pasaba por alto, se muestra prometedor como fuente alternativa de proteínas: el gusano amarillo de la harina.

La EFSA ( agencia de seguridad alimentaria de la Unión Europea) con sede en Parma publicó una opinión científica este miércoles sobre el gusano amarillo de la harina donde dio su visto bueno para el consumo humano. Los expertos de la Unión Europea afirman que los gusanos ya sean enteros o convertidos en harina son un alimento rico en proteína que además pueden servir como ingrediente para otras comidas.

La Dra. Helle Knutsen, bióloga molecular y toxicóloga, es miembro del panel de expertos en nutrición de la EFSA y preside el grupo de trabajo sobre nuevos alimentos de la EFSA. Ella dijo: “Las aplicaciones de los nuevos alimentos son tan variadas que necesitamos muchos tipos de experiencia científica para evaluarlas: nutrición, toxicología, química y microbiología, por nombrar algunas. La composición del grupo de trabajo refleja esto y juntos nuestros científicos forman un grupo multidisciplinario experimentado“.

Ermolaos Ververis, químico y científico de alimentos de la EFSA, coordinó el primer dictamen adoptado sobre los insectos como nuevo alimento. Afirmó que: “Los insectos son organismos complejos, lo que hace que caracterizar la composición de los productos alimenticios derivados de insectos sea un desafío. Comprender su microbiología es primordial, considerando también que se consume todo el insecto”.

Los gusanos ya son parte de la gastronomía tradicional de algunas partes del mundo, en especial de Asia.
Los gusanos ya son parte de la gastronomía tradicional de algunas partes del mundo, en especial de Asia.

De acuerdo con Ververis “las formulaciones de insectos pueden tener un alto contenido de proteínas, aunque los niveles reales de proteínas pueden sobreestimarse cuando está presente la sustancia quitina, un componente importante del exoesqueleto de los insecto”.

Esto tiene algunos riesgos, pues muchas alergias alimentarias están relacionadas con las proteínas, por lo que fue un elemento importante de estudio evaluar si el consumo de insectos podría desencadenar alguna reacción alérgica.

“Estos pueden ser causados por la sensibilidad de un individuo a las proteínas de insectos, reactividad cruzada con otros alérgenos o alérgenos residuales de los alimentos para insectos, por ejemplo, el gluten”, agregó.

Por la gran variedad de especies de insectos que existen y la disponibilidad de datos variables sobre cada uno de ellos, este es un proceso largo y complejo.

La novedad del uso de insectos en los alimentos ha despertado un gran interés por parte del público y los medios de comunicación, por lo que las evaluaciones científicas de la EFSA son fundamentales para los responsables políticos que decidirán si autorizar o no estos productos antes de que puedan comercializarse en la UE.

Giovanni Sogari, investigador social y de consumo de la Universidad de Parma, afirmó: “Hay razones cognitivas derivadas de nuestras experiencias sociales y culturales, el llamado ‘factor asco’, que hacen que la idea de comer insectos sea repelente para muchos europeos. Con el tiempo y la exposición, tales actitudes pueden cambiar”.

Mario Mazzocchi, estadístico económico y profesor de la Universidad de Bolonia, dijo: “Existen claros beneficios ambientales y económicos si se sustituyen las fuentes tradicionales de proteínas animales por aquellas que requieren menos alimento, producen menos desechos y resultan en menos emisiones de gases de efecto invernadero. Los costos y precios más bajos podrían mejorar la seguridad alimentaria y la nueva demanda también abrirá oportunidades económicas, pero estas también podrían afectar a los sectores existentes “.

Con esto, la Unión Europea respalda la ingesta de gusanos como ya hizo Naciones Unidas. En 2013, la FAO defendió los insectos comestibles por ser un alimento bajo en grasa y alto en proteína para las personas, las mascotas y el ganado, señalando que es bueno para el medio ambiente y ayuda a paliar el hambre.

*Con información de EFASA y AP

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