El británico Jaco Nel nunca imaginó que el pequeño episodio desencadenaría un infierno: una bacteria en la saliva de su mascota le causó una infección que terminó en septicemia, una sobrerreacción del sistema inmunológico ante la infección. Nel, que contó su historia a la BBC, no murió pero estuvo "muy, muy cerca".
La cadena británica reveló que ese simple arañazo de su perro lo dejó en coma cinco días, pasó meses en el hospital, debieron amputarle las dos piernas, perdió todos los dedos y su rostro quedó desfigurado.
Nel fue hallado prácticamente inconsciente por su pareja. "Ne encontró en un estado terrible", recordó en el programa de Victoria Derbyshire de la BBC. "Llamó a los servicios de emergencia y se portaron genial: inmediatamente se dieron cuenta de que era septicemia y empezaron a tratarme de urgencia allí mismo".
Recibió el antibiótico intravenosos en la ambulancia de camino al hospital. "Pero cuando llegué a emergencias al hospital colapsé", explicó.
Cuando se despertó del coma el golpe anímico fue muy fuerte. "Tenía prácticamente el cuerpo entero negro: la cara, las manos, las piernas, debido a los daños en los tejidos causados por la coagulación anormal de la sangre, que es algo que pasa por el choque séptico", le contó a la BBC. "Me fallaron los riñones y también me hicieron diálisis durante dos meses", añadió.
"Perdí la punta de la nariz y mis labios tienen cicatrices, me cuesta hablar y también tengo dificultades para comer, aunque ahora las sobrellevo mejor, pero después de cuatro meses en el hospital me amputaron las piernas".
En medio del calvario, debió tomar otra terrible decisión: la de sacrificar a su perro Harvey, para prevenir que pudiera infectar a otra persona.
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