El gobierno del expresidente Luis Echeverría Álvarez (1970-1976) se convirtió, con el paso de los años, en uno de los sexenios más criticados y cuestionados de la época moderna, debido a las decisiones que se tomaron con el tiempo tuvieron repercusiones en las consolidación de la economía mexicana, así como a las instituciones y paraestatales del Estado mexicano.
Aunado a lo anterior, las críticas ha su legado han aumentado por los crímenes cometidos cuando se desempeñó como titular de la Secretaría de Gobernación (Segob) -la matanza de estudiantes en la plaza de las Tres Culturas el 2 de octubre de 1968-, así como la matanza del Jueves de Corpus, también conocida como El Halconazo, el 10 de junio de 1971, fecha en la que ya era titular del Ejecutivo Federal.
Pese a que fue fuertemente cuestionado por sus decisiones políticas, sus romances no pasaron desapercibidos, debido a que fue novio de la hija de uno de los grandes artistas mexicanos y, años más tarde con otra mujer, tuvo un matrimonio de más de 40 años.
Sus dos amores, sorpresivamente, se unen en cuanto actores alrededor, debido a que la coincidencia en un rincón de la Ciudad de México ocasionó que, tras terminar la primera relación, posteriormente conociera a la que se volvería la madre de sus hijos, así como su compañera de vida.
Pocos detalles hay sobre su primera relación, pero debido a que la familia del expresidente no era ajena a los cargos públicos y tuvo el privilegio de nacer en la capital del país, desde muy joven comenzó a recurrir los círculos artísticos del país, situación que se profundizó cuando ingresó a las aulas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), lo que lo llevó a conocer a Diego Rivera.
De dicho encuentro, el político se volvió novio de su hija, Guadalupe Rivera, cuando ambos eran jóvenes adolescentes, por lo que la información se desconoce; sin embargo, el priista permaneció siendo cercano al muralista y, posteriormente, a la artista Frida Khalo.
Tal amistad hizo que Echeverría Álvarez fuera una personalidad recurrente en La Casa Azul, ubicada en Coyoacán, entre estas visitas fue que conoció a su su esposa María Esther Zuno, debido a que los padres de ésta también eran cercanos a los artistas mexicanos, debido a que su padre era el exgobernador de Jalisco, José Guadalupe Zuno Hernández, lo que les valió tener la aprobación para su relación.
Tras cinco años de noviazgo y al culminar sus estudios en Derecho, el político se casó el 2 de enero de 1945; José López Portillo -quien sucedería años más tarde a Echeverría Álvarez en la Presidencia de la República- fue el testigo del enlace. El matrimonio concluyó con la muerte de Zuno en 1999, pero la historia de la relación quedó compuesta con ocho hijo, 19 nietos y 14 bisnietos.
Sin embargo, durante sus años al frente del país, la actitud y forma de dirigirse de su esposa, María Esther Zuno, generó cuestionamientos en la sociedad de la época, debido a que fue la primera mujer que se negó a ser llamada como “primera dama”, además de que ofrecía agua de jamaica a los invitados que recibían en la residencia oficial de Los Pinos.
Dicha actitud fue retomada por Beatriz Gutiérrez Müller cuando Andrés Manuel López Obrador (AMLO) asumió la titularidad del Ejecutivo Federal, por lo que se consolidó como la segunda mujer en negarse a tener el nombre de “primera dama”.
Su historia quedó plagada por los hechos del 68 y del 71, por lo que al término de la presidencia de Echeverría, la familia se tuvo que volver menos pública, situación que muchos afirman ocasionó que María Esther Zuno no volviera a ser la misma persona.
Pese a que no tuvieron escándalos, como otros matrimonios presidenciales, sobre infidelidad, existió un rumor sobre una posible traición del priista con una de las vedet más conocidas de la época; no obstante, muchos años después se conoció cuál fue la verdad de la historia.
¿Infidelidad con Lyn May?
Fue hasta 2022 que Lyn May confesó la verdad de la supuesta infidelidad, pese a que no dio detalles, la también cantante negó que haya tenido alguna relación con el político debido a que “era un mandilón” del expresidente Gustavo Díaz Ordaz.
“No (estuve con Luis Echeverría). Era un mandilón ese, le movía el muñeco Díaz Ordaz”, confesó ante el periodista Jorge Carbajal.