Casi un mes después del atentado que sufrió el periodista Ciro Gómez Leyva, el 12 de enero la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México (CDMX) rindió un sustanciosos avance en las indagaciones.
El gabinete capitalino dio a conocer las detenciones de presuntos autores materiales, más de una decena de cateos, la ruta de los agresores e incluso la identificación de un cabecilla de la posible célula criminal detrás del ataque del 15 de diciembre. No obstante, el informe de las autoridades culminó sin ahondar en uno de los cuestionamientos más destacables: el móvil del intento de asesinato.
“Por el perfil de quienes trataron de asesinarlo, queda la duda si fue por una razón directamente relacionada con su trabajo (...) o si fue un ataque con fines políticos que buscó con su crimen la desestabilización“: así lo destacó el periodista Raymundo Riva Palacio en su columna para Eje Central.
La camioneta blindada de Gómez Leyva fue la que lo salvó de unirse al listado de comunicadores asesinados en el 2022, el año más mortal contra la prensa del gobierno del presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) - caracterizado por la hostil retórica con la que se ha dirigido a la prensa crítica de la administración, siendo uno de sus representantes más distinguidos el también locutor de Grupo Fórmula.
Por esto último es que en la opinión pública no se descartó la posibilidad que las instrucciones del ataque fueran emitidas por parte de alguna autoridad - no necesariamente del Jefe del Ejecutivo. Pese a ello, tanto la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, como Ernestina Godoy, Fiscal General de la capital, pidieron “no adelantarse” o especular respecto a cualquier posible línea de investigación; no así con el asunto material, cuya intensión de asesinarlo en la unidad sugiere que los agresores “no tuvieron información completa para atentar contra su vida”.
“Sus atacantes (de Ciro Gómez) aparentemente no sabían que el único lugar en donde estaba protegido era en la camioneta (...) y desde un principio, cuando se ordenó el asesinato, planearon atacarlo en su vehículo, muy propio del sicariato”, comentó Riva Palacio.
De acuerdo con lo informado por Omar García Harfuch, Secretario de Seguridad capitalina, los 11 presuntos autores materiales pertenecerían a un grupo criminal con actividades de extorsión, homicidio y narcomenudeo en la capital y el Estado de México, y el cual es liderado por el cabecilla también detenido, Pedro Pool “N”.
Es importante recordar que los sujetos fueron detenidos en una operación contra el narcomenudeo. Y aunque la célula ya estaba bajo la mira de la policía capitalina, Riva Palacio señaló - con base en una fuente policial - que el operativo de detención no derivó de dicha vigilancia, si no del seguimiento a los vehículos que inicialmente se identificaron en el ataque a Ciro Gómez: una motocicleta y un automóvil tipo Seat.
Fue así que este indicio desencadenó en los demás avances en la investigación, es decir, los cateos en viviendas del oriente de la CDMX; la intervención telefónica de varios integrantes de la célula y, de ese modo, determinar la autoría material de la organización - que podría estar vinculada al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), aunque Harfuch García aclaró que este lazo podría referirse a un vínculo de comunicación y no de integración.
No obstante, aunque los interrogatorios a los ahora detenidos podrían abundar en las pruebas para determinar el móvil, Riva Palacio subrayó que será el testimonio de Gómez Leyva el que podría confirmar o descartar la hipótesis de la probable autoría del cuatro letras. Aún así, aseveró que con la información disponible “nada se puede concluir y nada se puede desechar”.
“Quien atentó contra él debió saber que la olla iba a arder, por lo que se puede presumir que aquella persona que dio la orden, no midió las consecuencias o debió tener la confianza de que si llegaran a descubrirla, no habría castigo”.
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