Francisco Villa es uno de los personajes más memorables de México. Su participación durante la Revolución Mexicana dejó huella en los libros de historia y en diversas ciudades del país. Y, pese a que el caudillo operó principalmente al norte de la nación, también dejó vestigios de sus recurrentes visitas a la Ciudad de México.
El Centauro del Norte arribó a la capital mexicana en repetidas ocasiones; no obstante, no era un lugar de su agrado pues, como relatan diversos testimonios, odiaba el marcado contraste entre la opulencia de los ricos y la misera de los pobres que se observaba en las calles de la metrópoli.
Placa en Avenida Madero
El 6 de diciembre de 1914, José Doroteo Arango Arámbula (nombre real de Pancho Villa), tomó la Ciudad de México con sus tropas, junto al Ejército del Sur de Emiliano Zapata. El denominado Ejército Convencionista expulsó a las tropas de Venustiano Carranza y se hizo de Palacio Nacional.
Fue en ese tenor que días después, Villa tuvo un gesto con su amigo Francisco I. Madero, quien fue asesinado un año antes tras ser traicionado por Victoriano Huerta. El Centauro cambió el nombre de una de las principales vialidades del Centro Histórico: colocó una placa con la leyenda Avenida Madero en la antigua calle de Plateros, donde actualmente se encuentra el Museo del Estanquillo.
De acuerdo con la leyenda, el caudillo amenazó con buscar y matar a quien osara retirar la placa. No obstante, otra versión explica que lo que hizo Villa fue volver a colocar la placa que los zapatistas arrancaron, quienes estaban en contra de Madero tras no respetar los acuerdos firmados en 1911, cuando tomó la presidencia.
Balazo en La Ópera
La Ópera es una de las cantinas más antiguas de la Ciudad de México, la cual actualmente aún brinda servicio. Fue fundada en 1876 por un par de hermanas francesas justo donde actualmente se ubica la Torre Latinoamericana; años después fue movida a su actual ubicación en la Avenida 5 de Mayo.
Dicha cantina ha sido visitada por personajes históricos como Porfirio Díaz o Emiliano Zapata, escritores reconocidos como Carlos Monsiváis y Gabriel García Márquez.
En el techo de dicho lugar se encuentra un agujero de bala, disparada presuntamente por Pancho Villa. De acuerdo con la anécdota, el general disparó al aire con el fin de llamar la atención de los asistentes entre el bullicio, sin una gota de alcohol en su cuerpo, pues era abstemio.
“Vino la Revolución, los de abajo hicieron sentir su poder y entraron a caballo la cantina. Pancho Villa, por el gusto, disparó su pistola y un tiro se incrustó en el techo”, se lee en una nota de El Nacional colgada al interior del establecimiento.
Aprisionado en Lecumberri
En junio de 1912, Pancho Villa fue encarcelado en la mítica Prisión de Lecumberri (ahora el Archivo General de la Nación). Fue acusado por insubordinación y estuvo tras las rejas casi medio año, a punto de ser fusilado. No obstante, un intercambio de cartas con Francisco I. Madero propiciaron su salida.
Fue trasladado a la antigua prisión de Santiago Tlatelolco, de donde logró escapar. Aprovechó las constantes visitas y con la ayuda de un escribano, se puso lentes oscuros y un bombín; quebró los barrotes de la celda y salió por la puerta principal haciéndose pasar por doctor.
No obstante, no fueron los únicos lugares por donde pasó el revolucionario. En 1911 se hospedó junto a su esposa Luz Corral en el Hotel Iturbide, el cual actualmente es el Palacio de Cultura Banamex, mientras que la Tienda Tardán vendió sombreros al caudillo.
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