En los primeros meses de 2009 las autoridades mexicanas detuvieron a dos narcotraficantes que no pasaban de los 35 años de edad y que llamaron la atención porque no cumplían con el clásico estereotipo del narco mexicano.
El primero de ellos fue Jesús Vicente Zambada Niebla, alias “El Vicentillo”, quien fue detenido el 19 de marzo de 2009 en una de sus lujosas casas en la exclusiva colonia Lomas del Pedregal, al sur de la Ciudad de México, después de reunirse con dos agentes de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés).
“Esa noche me detuvieron, me traicionaron y no sé por qué, la verdad yo me acerqué por mi voluntad, con confianza, no sé lo que pasó”, explicó a la periodista Anabel Hernández en su libro “El Traidor”.
Zambada Niebla, hijo de Ismael “El Mayo” Zambada, al momento de su detención, vestía un saco de terciopelo negro, supuestamente de la marca Armani, así como una camisa con rayas verticales.
El orgullo del “Mayo” Zambada
Autoridades y periodistas miraron un tanto confundidos al narcotraficante que tenían enfrente, pues no llevaba botas de vaquero ni camisas vistosas o cinturones con hebillas grandes y doradas.
Zambada Niebla fue un pilar fundamental en la logística del Cártel de Sinaloa para traficar toneladas de droga a Estados Unidos vía México y Centroamérica.
También habría sido el coordinador de una reunión entre Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, alias “El Chapo”, y representantes de la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) para analizar la posibilidad de traficar cocaína en contenedores de la petrolera, según fue revelado en el juicio contra “El Chapo” en Nueva York.
En el hampa, Zambada Niebla es visto como un traidor, y de los peores, pues en el mundo del narco no hay peor traición que colaborar con las autoridades, y sobre todo con la agencia estadounidense de lucha contra el tráfico y consumo de estupefacientes.
El hijo de “El Mayo” declaró contra “El Chapo” Guzmán durante el juicio contra el capo en Nueva York. Versiones señalan que actualmente es un testigo protegido de las autoridades estadounidenses.
El narco que estudió en Suiza y España
Un mes después de la detención de “El Vicentillo”, el 2 de abril de 2009, fue detenido Vicente Carrillo Leyva, también conocido como “El Ingeniero”.
Aquel hombre vestía un conjunto de pants de la marca Abercrombie & Fitch, estaba bien peinado y llevaba unos lentes que le daban la apariencia de ser una persona preparada y con estudios.
No era solo la apariencia. “El Ingeniero” fue apodado así no por una causa fortuita o ajena a la profesión. Su padre, Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”, le negó la posibilidad de incursionar desde joven en el negocio del narcotráfico. En su lugar, lo mandó a estudiar a Europa la carrera de Ingeniería Electrónica en universidades de Suiza y España.
“Ellos hablan inglés con fluidez. Son los gerentes, los cuellos blancos del tráfico de drogas. Ellos saben cómo blanquear el dinero en el sistema financiero, saben cómo gestionar ‘la empresa familiar’”, señaló a Infobae en 2017 el escritor italiano Roberto Saviano.
Después de que Amado Carrillo falleciera, el 4 de julio de 1997 en un hospital de la capital mexicana tras una operación estética fallida para modificar su rostro, su esposa Candelaria Leyva le pidió a su hijo Vicente que disputara la millonaria herencia de su padre. Fue entonces cuando “El Ingeniero” se dedicó a recuperar hasta una decena de casas a título de prestanombres, así como el dinero que su padre había escondido en cajas de seguridad.
Fue sentenciado a siete años y seis meses de cárcel por el delito de lavado de dinero. La razón fue porque tras la muerte de su padre llegó a juntar hasta USD 7 millones que su progenitor había escondido en diversas casas y departamentos para después cambiarlos a pesos mexicanos y depositarlos en varias cuentas creadas por él y su esposa con identidades falsas.
En junio de 2018, tras cumplir su condena, “El Ingeniero” abandonó el penal de Occidente, en el estado de Jalisco. Sin embargo, tan solo dos meses después, el 23 de agosto del 2018, fue detenido nuevamente mientras circulaba con su chofer por la avenida Presidente Masaryk y Mariano Escobedo.
Pese a que fue reconocido por los oficiales, estos le dejaron ir, presuntamente, a cambio de un soborno millonario. No tenía orden de captura, pero el hecho de haberse identificado como Andrés Favela Vega, era suficiente para ponerlo a disposición. Desde aquel entonces se desconoce su paradero.
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