Alcaldes austeros: dicen no tener casas, autos, ni propiedades

“Tenemos que buscar la austeridad, comprar lo que necesitamos, no consumir de manera enfermiza, si ya tenemos zapatos ¿para qué más? si ya se tiene la ropa indispensable, sólo eso; si se puede tener un vehículo modesto para el traslado ¿por qué el lujo?”.

Con esas palabras el presidente Andrés Manuel López Obrador abordó en una de sus tantas conferencias mañaneras su famosa política de la llamada “austeridad republicana” la cual, dice, debe ser aplicada por los funcionarios más allá del gobierno, en su vida diaria.

Durante las últimas semanas, en Infobae México hemos expuesto las versiones públicas de las declaraciones patrimoniales de los alcaldes de la Ciudad de México, quienes presumen desde casas y departamentos millonarios, autos de lujo, abundantes cuentas bancarias -algunos en dólares-, hasta costosas colecciones de joyas y obras de arte.

Sin mencionar aquellos funcionarios que registraron diferentes discrepancias en sus declaraciones patrimoniales.

Entre los 16 alcaldes de la Ciudad de México, hay quienes dicen llevar vidas austeras, apegadas a la doctrina que tanto pregona López Obrador, con un pequeño patrimonio de poco valor e incluso existen quienes aseguran no tener nada, haciendo un guiño a la “pobreza franciscana”. Aquí te los presentamos.

De este cuarteto de alcaldes austeros, hay dos que practican la “pobreza franciscana”, es decir, no tienen nada: ni casa, ni autos, ni bienes. Ambos pertenecientes al partido oficialista de Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

La primera es Clara Marina Brugada Molina, quien se encuentra a la mitad de su tercer periodo al frente de la Alcaldía Iztapalapa, el segundo de manera consecutiva.

Tres veces diputada -dos en el ámbito federal y una en la Ciudad de México-, Brugada Molina únicamente registró ingresos anuales por 875 mil 645 pesos producto de su salario como alcaldesa, una cuenta de ahorro en Banorte y una tarjeta de crédito departamental con un adeudo de 60 mil pesos.

El otro alcalde es José Carlos Acosta Ruiz, quien en tres años pasó de ser asesor de la Alcaldía Xochimilco a ser el mandamás de la demarcación, iniciando su segundo periodo al hilo.

La declaración patrimonial del alcalde de Xochimilco aparece vacía, no tiene nada más que sus ingresos anuales como funcionario público: 1.3 millones de pesos.

Si bien los dos alcaldes restantes sí registraron bienes, estos fueron pocos y su valor era considerablemente bajo.

Uno de ellos es Francisco Chiguil Figueroa, alcalde de la Gustavo A. Madero, otro que va por su tercer periodo al frente de la demarcación.

El morenista registró dos inmuebles, una casa de 268 metros cuadrados de terreno y 329 de construcción, con un precio de adquisición 336 mil 250 pesos, que compró al contado el 13 de diciembre de 1999 y un departamento de 67 metros cuadrados, con un valor de 107 mil 572 pesos, que adquirió a crédito el 31 de marzo de 2003.

Aparte de las casas registró tres cuentas en el banco: un fondo de inversión y una cuenta maestra en Banorte, más una cuenta de nómina en BBVA. Así como ingresos por 973 mil 788 pesos anuales, de los cuales 884 mil 825 son producto de su salario como alcalde y 88 mil 963 de fondos de inversión.

La cuarta funcionaria es la también morenista Araceli Berenice Hernández Calderón, alcaldesa de Tláhuac.

En su declaración patrimonial, Hernández Calderón añadió una casa ubicada en un terreno de 442 metros cuadrados y con un valor de 526 mil 966 pesos que fue producto de una herencia que recibió en septiembre de 2017.

Además anotó una cuenta bancaria y otra de crédito con un adeudo de 26 mil 564 pesos, ambas de BBVA.

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