El gobierno mexicano fue, en su mayoría, reconocido por la acción directa para detener a uno de los líderes del cártel de Los Chapitos, Ovidio Guzmán López, alias el Ratón, durante la madrugada del jueves.
Al respecto, el titular de la Secretaría de la Defensa de la Nación (Sedena) Luis Cresencio Sandoval, informó en rueda de prensa que el operativo derivó de los trabajos de reconocimiento y vigilancia desarrollados seis meses atrás.
Tras esto Culiacán vivió momentos de terror a lo largo del día, pues sicarios del grupo criminal realizaron bloqueos y ataques en contra de la Sedena, la Guardia Nacional y elementos policiales, los cuales fueron repelidos con armamento pesado.
Y si bien se ha cuestionado que tan importante es el golpe al narcotráfico, el periodista Raymundo Riva Palacio señaló, en cambio, que con la detención demostraba de una forma contundente que la estrategia de seguridad de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) conocida como “abrazos, no balazos” quedaba hueca.
Pues en su más reciente columna para Ejecentral a diferencia de lo que varios miembros de la oposición aseguraron, que se estaba complaciendo al Gobierno de los Estados Unidos (EEUU) o que se trataba de un obsequio para Joe Biden; el analista aseguró que a pesar de ser un factor, se trataba de una visión reduccionista de la realidad.
“Probablemente cedió a las presiones de Estados Unidos como lo hicieron antes varios presidentes mexicanos, que regalaron a sus contrapartes estadounidenses capturas de capos de la droga en vísperas de un encuentro bilateral”
Pero señaló que AMLO, a diferencia de los anteriores mandatarios, les había dado un salvoconducto y licencia de impunidad para obrar como quisiesen. Debido a esto, aseguró, llegó el momento en el que tuvo que tomar una decisión difícil al estar entre lo real y su ideal.
Ya que tuvo que afrontar la presión de los EEUU por la falta de cooperación a la hora de extraditar a Rafael Caro Quintero tras su detención, en contra de su política de seguridad la cual ha defendido “de manera sistemática y vehemente durante todo el sexenio”.
La detención, una de las más importantes del sexenio, a consideración del analista político, marcó un antes y un después para el gobierno de López Obrador. Pues el primer Culiacanazo fue un operativo fallido realizado a plena luz del día, “sin plan claro de extracción, y negociaciones trianguladas entre Iván Archivaldo Guzmán y las autoridades federales para que lo liberaran”.
En esta ocasión, destacó, el operativo estuvo perfectamente ejecutado, realizado en la madrugada, con el uso de aeronaves artilladas para la contención de sicarios, quienes reaccionaron cuando Ovidio ya estaba siendo trasladado hacia la Ciudad de México.
A su vez mencionó que antes, la estrategia era que los militares solo confrontaran a los grupos criminales cuando hubiera actos flagrantes y el acecho era únicamente al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), principal enemigo del Cártel de Sinaloa.
Mientras que el después “significa la ruptura con el Cártel de Sinaloa, y particularmente con los chapitos, con quienes existía, si bien no institucionalmente, una alianza informal de facto. Por un tiempo indefinido se acabarán las visitas de López Obrador a Sinaloa y Nayarit”, aseveró.
A pesar de esto, opinó que de seguir con la estrategia aplicada, “habrá dado un paso adelante que lo beneficiará a él, a su gobierno y, al país en general”, pues afirmó que AMLO por fin dejó en claro que el Estado tiene más fuerza que los cárteles.
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