En medio de lo que ha sido considerado como el inicio de año más violento en lo que va del actual sexenio, la Universidad Iberoamericana, campus Puebla, lamentó la desaparición y el feminicidio de la activista María Eugenia Ocampo Martínez, de quien se tuvo noticia por última vez el 21 de diciembre de 2022.
Durante la madrugada del 4 de enero de 2023 se reportó el hallazgo del cuerpo de una mujer, maniatado y con huellas violencia, en la región de La Malinche, entre los municipios de Teolocholco y San Pablo del Monte, Tlaxcala. Aunque los primeros informes detallaron que sus características y vestimenta coincidían con las de Ocampo Martínez, las autoridades no han confirmado su identidad de manera oficial.
Mientras continúan las indagatorias, la institución educativa exigió a los gobiernos de Tlaxcala y Puebla que “realicen las debidas diligencias” y que el hecho se investigue como feminicidio y con perspectiva de género.
En este sentido, solicitaron que, ante todo, se garantice un trato sensible a la familia de la víctima y se procure el acceso de la misma a la justicia.
“Frente al contexto agravado de la violencia feminicida y desaparición de mujeres en los últimos años, nos preocupa que las acciones estatales no han sido suficientes para erradicar estos delitos y que los familiares accedan a la justicia”, manifestó en un comunicado el Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría de la Universidad Ibero Puebla.
María Eugenia Ocampo, originaria del estado de Morelos, residía en Cholula, Puebla, al momento de su desaparición. La mujer de 43 años estudió en la Universidad de las Américas de Puebla (Udlap) y realizó una maestría en Psicoterapia en la casa de estudios que lamentó su presunto feminicidio.
Aunque el levantamiento del cuerpo y las primeras indagatorias corrieron a cargo de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) de Tlaxcala, la dependencia anunció que será la Fiscalía del Estado de Puebla la que encabece las investigaciones posteriores. Se espera que la confirmación de la identidad provenga de esta última institución.
A dicha corporación, la Universidad Iberoamericana le solicitó la activación del Protocolo Alba de manera eficaz y contemplar las desigualdades de género en los protocolos de búsqueda de mujeres desaparecidas. Además, pidió que se aumente el personal de la Fiscalía Especializada en Delitos de Género y de la Unidad Especializada en Feminicidios.
“Hemos trabajado arduamente con la fiscalía de Puebla, hemos seguido al pie de la letra las recomendaciones y protocolos, han sido días de zozobra y dolor profundo, pero aún no sabemos de ti”, compartió una amiga de la activista el pasado 1 de enero.
En redes sociales circularon publicaciones de personas cercanas a María Eugenia Ocampo —o Maru, como solían decirle— que confirmaron que el cuerpo localizado con signos de violencia le pertenecía a ella.
“Muchas gracias a todos los que se tomaron el tiempo para compartir y difundir la información de la desaparición de mi amiga #MaruOcampo, lamentablemente fue encontrada sin vida, y su partida nos deja un gran dolor”, escribió el abogado Gustavo Corvera, cercano a la activista.
Quienes la conocieron y mantenían una amistad con ella la recordaron como una persona con una gran calidez y apertura. “Fue fin del 2022 e inició el 2023, tú continúas con nosotros, no te quedaste atrás, no te dejamos”, pudo leerse en otra publicación en su honor.
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