Después de que se hizo un escándalo por el plagio de tesis de la candidata a la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Yasmín Esquivel, quedó elegida Norma Piña. Sin embargo, muchos hablaron con respecto a lo que la nueva presidenta piensa con respecto hacia la comunidad LGBT+.
Con seis votos se convirtió en la primera mujer en obtener este nombramiento, el cual llegó junto a su cercano Alfredo Gutiérrez Ortiz este lunes dos de enero.
Fue una de las cinco aspirantes a suceder cuando se eligió a Arturo Zaldívar quien propuso cinco líneas de trabajo de las cuales destacaba el fortalecimiento de la función jurisdiccional y la reingeniería en la actividad administrativa de la SCJN y del Consejo de la Judicatura Federal (CJF).
Y ante los pendientes que hay en la Suprema Corte, uno de los retos que deberá confrontar no solo es el de la penalización de la marihuana o aborto, sino sus pendientes que realizaría de manera positiva hacia la comunidad LGBT+ y la mujer.
La presidenta Norma Piña es conocida por estar a favor del aborto, ya que en el 2021 expresó que “la norma, lo que castiga, es la conducta sexual de la mujer, lo que a mi juicio también la hace inconstitucional”.
También hizo declaraciones cuando invalidaron algunos artículos del Código Penal, de Coahuila, que criminalizaban la interrupción del embarazo.
En el 2022 votó a favor del matrimonio igualitario en Veracruz y también del derecho de la identidad de género de las infancias y adolescencias trans. Además, ella fue quien señaló el peligro de la militarización a las personas LGBT+.
Y no solo está a favor de la diversidad sexual, también tiene una postura como aliada del movimiento feminista, al igual que se le conoce de liberal, aunque a ella no le gustan las etiquetas.
Sin embargo, sobre la igualdad de género y el tiempo que persiste en el pensamiento de la sociedad ha sido directa al mencionar que en México se viven momentos muy complejos, porque la violencia es costumbre y “la vida humana, particularmente de las mujeres, desaparece sin registro ni consecuencia”.
Ante estos ideales, la ministra es de la idea de que la imparcialidad es el derecho sin sesgo de ningún tipo, refiriéndose a los jueces. De igual forma, ella fue quien estableció que organizaciones puedan meter un amparo con el fin de tener un derecho ambiente sano, siendo esta referente con respecto al Tren Maya.
Pero antes de ser jueza aprendió de este puesto no por su dedicación de ser maestra normalista, sino también se decidió a estudiar derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al titularse continuó su educación hasta obtener el grado de doctora.
Fue secretaria de Estudio y Cuenta en la Primera Sala de la Corte, en su momento encabezada por Olga Sánchez Cordero, en 1992, jueza por oposición de Morelos y Jueza de Distrito en Materia Administrativa.
Su destape en una entrevista fue sorpresa para muchos quien afirmó que quería ser la primera mujer en encabezar la corte. Su presencia en medios dio un salto de inmediato y así fue como este lunes se conoció la asignación.
Hoy es una ministra del pleno de la SCJN cuyo señalamiento ha sido sobre las críticas que realizó en torno a la inconstitucionalidad de reformas y leyes impulsadas por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Piña Hernández junto con Luis María Aguilar son los que menos coincidencias ha tenido con la cuarta transformación.
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