Dentro de la iglesia católica, San Antonio Abad es considerado como el santo que ayuda a encontrar lo perdido, sean objetos o situaciones. Además, también es aquel que vela por los solteros y protege a los hijos.
Y es que el “Santo de las causas perdidas” recibe plegarias de todo el mundo católico para iluminar el camino y la búsqueda de los desamparados, sea cual sea la aflicción. No obstante, existe una oración dedicada exclusivamente a las cosas perdidas:
“Glorioso San Antonio, tú has ejercido el divino poder de encontrar aquello que ha sido perdido. Ayúdame a encontrar la gracia de Dios y a hacerme devoto al servicio de él y de las virtudes. Permíteme encontrar lo que he perdido y de esta manera enséñame la presencia de tu bondad. (Rezar un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria)”
Por su parte, también se puede recitar la letanía a San Antonio por cosas perdidas. A cada oración se debe responder: “San Antonio, ruega por nosotros”.
Por los que hemos perdido...
Nueva salud (San Antonio, ruega por nosotros),
nuestra paz y sosiego,
nuestra casa,
nuestra seguridad financiero,
a un ser querido,
la esperanza,
nuestros sueños,
nuestro talento,
nuestro celo inicial,
nuestra templanza,
nuestra fe,
nuestra dignidad,
nuestra perspectiva,
nuestra inocencia,
nuestra libertad,
la paz en nuestra familia,
la paz es nuestra sociedad,
nuestra confianza en otros,
nuestra virtud,
nuestro hogar,
(mencione aquí su pérdida personal)
San Antonio, ruega por nosotros.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
Ten piedad de nosotros.
Oración final:
Dios, todo Amor y Bondad, que nos has dado a San Antonio como santo patrono de las cosas perdidas, suplicamos por medio de este glorioso intercesor tu misericordia. Escucha su voz cuando clame a ti a favor nuestro y, concédenos aquello que nos ayude a crecer en tu amor.
Amén.
¿Quién fue San Antonio Abad?
Antonio Abad también considerado el patrón de los animales. También conocido Antón Abad o Antonio Magno, nació en Heracleópolis Magna, en el antiguo Egipto, en el año 251 después de Cristo (d.C.) y murió en 356 d.C. Se trató de un monje cristiano quien fundó un movimiento eremítico, es decir, de los ermitaños. Como se lee en su fecha de nacimiento y muerte, se cree que vivió 105 años.
De él se dice que a corta edad abandonó toda riqueza; dejó sus bienes y entregó todo a los pobres. Se retiró a vivir a una comunidad, mientras que sus aposentos eran al interior de una cueva. Su vida se basó en la búsqueda de la purificación espiritual, es decir, llevaba una vida ascética.
También, se le considera como el creador de la vida de “monje”, el padre de la vida monacal cristiana; dicho estilo de vida, así como su fama de ser un hombre santo y carismático, le valió un gran número de seguidores. No obstante, él prefería una vida en solitario, por lo que se exilió al Monte Colzim, cerca del Mar Rojo.
Un símbolo característico suyo es la Cruz de San Antón, también llamada Cruz de Tau, la cual es en forma de “T”. Se trata de su distintivo dentro de la comunidad cristiana como parte de los Hermanos Hospitalarios de San Antonio, así como de la misma orden franciscana.
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