A mediados de 2022, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) advirtió lo que podría ser uno de los mayores retos en los próximos años del combate al crimen organizado.
Gracias a un cable enviado el 30 de julio desde la Embajada de México en Bélgica, el coronel de Caballería de Estado Mayor “J.O.” Vázquez Uscanga alertó la proliferación de armas fabricadas en impresoras 3D en varias naciones de la Unión Europea (UE).
El documento, uno de los miles de archivos hackeados a la Sedena por el grupo Guacamaya, fue consultado por el periodista Lenin Patiño y por el equipo de Milenio, quienes compartieron un extracto del mismo.
“Aunado al tráfico de drogas, se ha observado en Bélgica y Países Bajos un aumento en el tráfico de armas; al respecto, revisten especial interés las nuevas armas fabricadas en plástico con impresoras 3D, debido al crecimiento exponencial de las ventas de estas armas y de sus componentes, las cuales son difíciles de detectar y rastrear, por ser fabricadas en plástico y carecer de números de serie”, puede leerse en el cable de la Embajada.
Respecto al flujo de estos instrumentos, la alerta reconoció que las personas a quienes llegarían en territorio europeo no pertenecerían propiamente a células delictivas, sino que serían individuos con ideas extremistas y potenciales terroristas.
Sin embargo, la dificultad para rastrear este armamento y la facilidad con que puede fabricarse podrían representar una peligrosa ventaja para los grupos criminales mexicanos.
Al respecto, la Embajada mexicana exhortó a la Sedena a prever “los nuevos desafíos y oportunidades que ofrecen a la delincuencia organizada las nuevas tecnologías de fabricación de armamento con impresoras (3D), las cuales están evolucionando rápidamente”.
Cabe especificar que para utilizar este tipo de tecnología es necesario tener, además de la impresora 3D, un programa para crear objetos tridimensionales en computadora y materiales como plástico fundido, metales o algunos polvos.
Con esta técnica se pueden “fabricar” los objetos creados digitalmente por capas, imprimiendo una encima de la otra hasta obtener el producto final. Teniendo esto en cuenta, es un método que puede fácilmente llevarse a cabo de manera casera.
“[Las impresoras 3D] están evolucionando rápidamente, con una amplia variedad de materiales que se desarrollan y lanzan constantemente y permiten la impresión (fabricación) de armas y sus componentes, de forma rápida y barata, el cual es difícil de rastrear y/o detectar por ser de plástico y carecer de números de serie”.
Cabe recordar que en 2014 el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) ya había intentado montar su propia industria de fabricación de armamento con el objetivo de no depender de los traficantes y evadir el rastreo de las autoridades.
En aquel entonces, fueron encontradas dos fábricas de mediana escala de rifles AR-15 en las colonias Villa Guerrero y Quinta Velarde, ambas en Guadalajara.
Tales establecimientos contaban con una máquina de torno y varios moldes de metal para fabricar los componentes de los fusiles, como cargadores, culatas y cañones, según información de Milenio.
Contrario a los costos que representaría mantener este tipo de fábricas, las armas hechas con impresoras 3D ofrecerían una alternativa mucho más barata y discreta para que los cárteles abastecieran a sus sicarios.
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