La Fiscalía General de la República (FGR) informó que en todo el 2022 realizó un total de 143 eventos de incineración de miles de kilos de diferentes narcóticos que les fueron decomisados a los cárteles de la droga.
En dichos eventos, detalló la FGR, se incineraron 99 toneladas de marihuana, ocho toneladas de cocaína y 24 de metanfetamina (cristal).
Las cantidades exactas fueron ocho mil 894 kilos 806 gramos de cocaína; 24 mil 491 kilos 202 gramos de metanfetamina; 20 mil 353 kilos 380 gramos de narcóticos diversos; además, cinco millones 201 mil 756 de pastillas y comprimidos y ocho millones 884 mil 194 objetos diversos.
En lo que resta del año, precisó la institución, está pendiente un evento extraordinario de incineración por parte de la Delegación de Tlaxcala, misma que se llevará a cabo este 29 y 30 de diciembre.
En dicho evento de incineración se tiene contemplado destruir 310 kilos 19 gramos de marihuana, y con ello se darán por concluidos los eventos ordinarios y extraordinarios de destrucción e incineración correspondientes al ejercicio 2022.
La Fiscalía realiza quemas de este tipo regularmente, para deshacerse de los narcóticos, sustancias químicas y demás objetos de delito que son decomisados y asegurados como resultado de sus investigaciones criminales, y que llegan a acumularse en enormes cantidades.
Narcolaboratorios, cada vez más cerca de las urbes
Atrás quedaron los tiempos en los que la ubicación de narcolaboratorios estaba reservada para las zonas más recónditas del país. Actualmente, grupos criminales como el Cártel de Sinaloa se han encargado de ubicar sus instalaciones clandestinas cada vez más de las grandes ciudades.
Una investigación realizada por El Sol de México, y retomada por Borderland Beat, explicó que casi una quinta parte de los laboratorios de droga asegurados entre enero y septiembre de 2022 estaban a unos pocos kilómetros de metrópolis como Culiacán (Sinaloa) y Ensenada (Baja California).
Según el medio referido, 20 de los 107 narcolaboratorios asegurados por el Ejército Mexicano en dicho periodo se localizaban a entre 10 y 40 minutos de las ciudades. Esto quiere decir que 18% de las instalaciones desmanteladas se alejaron de las regiones inhóspitas en las que se suelen montar.
De esa cantidad, 17 laboratorios estaban en los alrededores de la capital sinaloense y se usaban para fabricar drogas sintéticas como el fentanilo y la metanfetamina.
Como ejemplo, la investigación mencionó las instalaciones clandestinas aseguradas en poblados como Palo Verde (a 15 minutos del centro de Culiacán Rosales), Carrizalejo (a 10 minutos de la ciudad) y Alcoyonqui (a 20 minutos).
Conviene especificar que en esa misma región se ubica el cuartel de la Novena Zona Militar.
Otras áreas aledañas al corazón del estado en las que se han realizado estos operativos son Los Becos de Costa Rica, Sanalona y Los Naranjos.
De acuerdo con el informe Las drogas tradicionales y sintéticas en México, publicado en marzo pasado por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), los enervantes manufacturados en estos laboratorios se clasifican en sedantes (como el fentanilo), estimulantes (anfetamina y metanfetamina) y alucinógenos (LSD).
Los insumos que utilizan los cárteles mexicanos para producir narcóticos, reconoció la institución, provienen en su mayoría de Asia y llegan a territorio nacional por mar a través de los puertos de Lázaro Cárdenas (Michoacán), Mazatlán (Sinaloa) y Manzanillo (Colima).
Sosa cáustica, efedrina, tolueno, metilamina, acetona, ácido clorhídrico y ácido fenilacético son los precursores químicos más utilizados para esta labor.
Para elaborar las drogas sintéticas, la Sedena informó que los grupos criminales mezclan los ingredientes y los someten a un proceso de calentamiento para que se integren los precursores. Luego la sustancia se destila y se coloca en reposo para su secado. Una vez que terminó la espera, se cuela y se limpia para obtener el producto final.
El estado con mayor presencia de estas instalaciones ilícitas fue, precisamente, Sinaloa, seguido en la lista por Michoacán, Jalisco, Durango, Baja California y Guerrero.
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