Quedaron atrás los tiempos en los que la ubicación de narcolaboratorios estaba reservada para las zonas más recónditas del país. Actualmente, grupos criminales como el Cártel de Sinaloa se han encargado de ubicar sus instalaciones clandestinas cada vez más de las grandes ciudades.
Una investigación realizada por El Sol de México, y retomada por Borderland Beat, explicó que casi una quinta parte de los laboratorios de droga asegurados entre enero y septiembre de 2022 estaban a unos pocos kilómetros de metrópolis como Culiacán (Sinaloa) y Ensenada (Baja California).
Según el medio referido, 20 de los 107 narcolaboratorios asegurados por el Ejército Mexicano en dicho periodo se localizaban a entre 10 y 40 minutos de las ciudades. Esto quiere decir que 18% de las instalaciones desmanteladas se alejaron de las regiones inhóspitas en las que se suelen montar.
De esa cantidad, 17 laboratorios estaban en los alrededores de la capital sinaloense y se usaban para fabricar drogas sintéticas como el fentanilo y la metanfetamina.
Como ejemplo, la investigación mencionó las instalaciones clandestinas aseguradas en poblados como Palo Verde (a 15 minutos del centro de Culiacán Rosales), Carrizalejo (a 10 minutos de la ciudad) y Alcoyonqui (a 20 minutos).
Conviene especificar que en esa misma región se ubica el cuartel de la Novena Zona Militar.
Otras áreas aledañas al corazón del estado en las que se han realizado estos operativos son Los Becos de Costa Rica, Sanalona y Los Naranjos.
De acuerdo con el informe Las drogas tradicionales y sintéticas en México, publicado en marzo pasado por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), los enervantes manufacturados en estos laboratorios se clasifican en sedantes (como el fentanilo), estimulantes (anfetamina y metanfetamina) y alucinógenos (LSD).
Los insumos que utilizan los cárteles mexicanos para producir narcóticos, reconoció la institución, provienen en su mayoría de Asia y llegan a territorio nacional por mar a través de los puertos de Lázaro Cárdenas (Michoacán), Mazatlán (Sinaloa) y Manzanillo (Colima).
Sosa cáustica, efedrina, tolueno, metilamina, acetona, ácido clorhídrico y ácido fenilacético son los precursores químicos más utilizados para esta labor.
Para elaborar las drogas sintéticas, la Sedena informó que los grupos criminales mezclan los ingredientes y los someten a un proceso de calentamiento para que se integren los precursores. Luego la sustancia se destila y se coloca en reposo para su secado. Una vez que terminó la espera, se cuela y se limpia para obtener el producto final.
Hasta la fecha de publicación de dicho informe, la Sedena especificó que las pérdidas económicas para los cárteles de la droga por el desmantelamiento de sus laboratorios (desde la llegada de Andrés Manuel López Obrador) ascendían a más de 7.000 millones de pesos.
El estado con mayor presencia de estas instalaciones ilícitas fue, precisamente, Sinaloa, seguido en la lista por Michoacán, Jalisco, Durango, Baja California y Guerrero.
En este sentido, la corporación resaltó los perjuicios a la salud que las drogas sintéticas pueden causar a quienes la consumen.
A la metanfetamina, por ejemplo, la colocaron en un nivel de adicción alto y sus efectos son el aumento en la presión sanguínea, sensaciones de euforia, disminución del apetito y eventuales crisis convulsivas.
Por otro lado, el fentanilo es una droga altamente adictiva que reduce la sensibilidad al dolor, así como la presión sanguínea, la frecuencia cardiaca y la respiración. Es por esto que su consumo puede derivar en asfixia y, posteriormente, la muerte.
SEGUIR LEYENDO: