Por su relevancia en el Cártel de los Beltrán Leyva, Édgar Valdez Villarreal, mejor conocido con el apodo de La Barbie, se convirtió en uno de los personajes clave para el juicio en Estados Unidos de Genaro García Luna, exsecretario de seguridad pública en México. No obstante, cuando se dictó su condena, un par de familiares suyos intentaron interceder por él ante un juez al argumentar que su familia no tenía mayor relación con el narcotráfico.
De acuerdo con el reportero Ángel Hernández, del medio Milenio, Karla y Abel Valdez, ciudadanos estadounidenses dedicados a la impartición de justicia en los Estados Unidos, pidieron clemencia al juez William S. Duffey para reducir la sentencia condenatoria de hasta 55 años que exigieron los fiscales después de haber presentado las pruebas en contra de La Barbie por cuatro delitos de narcotráfico y lavado de dinero.
El 11 de junio de 2018, la funcionaria judicial en activo y el ex alguacil delegado del estado de Texas, se presentaron en el tribunal para solicitar una sentencia reducida. En su argumentación pidieron “compasión y misericordia por él, por sus hijos” y su familia, pues la posible sentencia podría alejar al hombre de entonces 45 años de edad de ver a sus seres queridos.
“No somos criminales de carrera. Nuestros padres nunca nos enseñaron eso, nuestros padres nos inculcaron el temor a ellos y el temor a Dios. Todos temíamos a nuestros padres mientras crecíamos. Mi hermano se salió del rebaño, sí, pero no importa cuánto pierdas de vista tus valores, en algún punto de tu vida siempre regresas a ellos y Edgar, definitivamente, lo hizo”, aseguró su hermana.
Según el testimonio, el juez se sorprendió por la postura de Karla y la cuestionó acerca del motivo que habría orillado a Édgar Valdez Villarreal a tomar un camino completamente diferente al suyo. En ese momento, su hermano Abel tomó la palabra y aseguró que “es porque era joven y tonto”, aunque aseguró que después de haber sido detenido se arrepintió de tomar esa decisión.
“Sólo quiero que le de suficiente tiempo para que está con sus hijos, mi madre y mi padre. En prisión… afuera le decían La Barbie, en prisión le llaman el Chico Cristiano”, argumentó ante el juez Duffey.
En el espacio, el personaje que llegó a ser considerado como uno de los más buscados cuando la administración de Felipe Calderón echó a andar la llamada “guerra contra el narcotráfico” también aprovechó para hablar. En su intervención respaldó los dichos de sus familiares y agregó que al interior del centro penitenciario en que se encontraba recluido antes de conocer su sentencia formó un grupo diario de oración.
“En prisión soy una persona que organizó y tiene un grupo diario de oración. Comencé con una persona, un preso y yo. Hoy ha crecido (y somos) 30 o 40 personas más. Docenas de presos han venido en estos años. Estoy viviendo mi vida como un ejemplo”, pronunció ante el juez.
A pesar de sus esfuerzos, el juez solamente concedió un margen de seis años, pues determinó que Édgar Valdez Villarreal pasaría los próximos 49 años de su vida en la prisión. Cuatro años después, el nombre de La Barbie dejó de aparecer en el registro de la Agencia Federal de Prisiones de los Estados Unidos y las especulaciones en torno a su paradero han sido variadas e, incluso, con sospecha de haberse convertido en un testigo colaborador.
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