El cuero vegetal hecho de nopal está revolucionando la industria de la moda, una de las pioneras en México es sin duda alguna la joven neoleonesa, Esmeralda Marquez, quien desde 2020 en su sueño de convertirse en diseñadora buscó un material natural, amigable con el ambiente y mexicano, este fue la piel del nohpalli, conocido así en Náhuatl.
Este producto natural dio pie a la creación de la empresa, Merecoy, la cual nació como un concepto slow fashion o moda lenta, que busca concebir la producción de moda de manera consciente y respetuoso con el medio ambiente, así lo indico la joven regiomontana en entrevista con Infobae México.
“Viene también desde una filosofía de vida más lenta, empieza con el tejido que viene parte por parte, y es producir épicamente, con un pensamiento detrás, no solo producir por producir. Al momento de crear mi marca, yo estudié diseño industrial, pero me decanté por la moda. Quería hacer una marca de ropa, pero tenía esa incertidumbre propia de querer ir en contra del Fast Fashion y poder concientizar a la gente”, arguyó.
“Cuando yo estaba estudiando, (diseño Industrial) pues ahí era de conocer materiales. Fue en el año 2020 que asistí a una exposición en Guadalajara donde conocí el material de nopal de la empresa de cerco, en ese entonces todavía no era tan conocido el material”, dijo.
La emprendedora neoleonesa asistió a Intermoda en Guadalajara donde el producto de nopal de Desserto, le llamó fuertemente la atención: “Empecé a seguir a esa empresa, yo me tuve que regresar, pero quería el contacto, así que le pedí a mi novio que me ayudara a conseguirlo porque era un material nuevo, salió en el 2019 y era novedoso”, indicó.
Un año más tarde, en junio y julio mediados de 2020 en pandemia, la joven quería dar el primer paso hacia el emprendimiento, pero por la crisis sanitaria de COVID-19 le era imposible, sin embargo, este no fue un impedimento para Esmeralda.
Seis meses adelante, la joven emprendedora obtuvo mayor confianza para crear las piezas para una primera colección de Merecoy, así que como parte de una convocatoria que encontró en Instagram, que según sus propias palabras “era todo lo que quería” creó sus primeros diseños.
“Así que tenía la idea de la marca de bolsas y de ropa, pero estaba en la escuela o estaba trabajando y le daba muchas largas, por sorpresa, durante ese tiempo me sale una convocatoria de moda donde tenía que mandar mi propuesta de branding, del logotipo, de ropa, bolsas y zapatos, con nuevos materiales”, resaltó ya añadió:
Era todo lo que quería, entonces la agarré de mi fecha límite y con la pandemia tenía todo el tiempo del mundo, así mandé todo, ahí fue cuando pedí el material para poder elaborar los productos y yo poder conocer el material que era prácticamente nuevo porque no había un antecedente de como trabajarlo.
Siendo aceptada en el concurso, Esmeralda se fue encaminando hacia la final y, aunque no pudo quedar avante se dio cuenta de que su producto era redituable si se llegaba a trabajar a fondo.
“Me quedé el concepto de la marca, iba por buen camino y ya, empecé a trabajar con el material tomé unos cursos de manufactura en Monterrey, ahí experimentamos con el material, sobre la resistencia, pegamento, era más delicado que la piel”, indicó.
Sobre el uso y cuidado de las prendas uno podría imaginar que por el tipo de material, serían más delicados, sin embargo, en palabras de la creadora de Merecoy, el producto de nopal es “menos complicado” de manipular a comparación de las pieles de animales o platico.
“En las etiquetas ponemos los cuidados, que es en cuanto a las prendas a mano, evitar el secado en secadora [...] el tiempo de vida, a pesar de ser ancestral es muy largo, el de la piel de nopal te da una vida de 10 años y se contrapone con el Fast Fashion, que es una vida de uso más largo de una prenda”, indicó.
De acuerdo con el sitio oficial de Merecoy, los precios por artículo pueden ir de los 200 pesos mexicanos -como los porta gel antibacterial- hasta aproximadamente 2 mil 500 (algunas bolsas). Estos costos podrían asemejarse a aquellos que suelen observarse en tiendas departamentales y lo cual sería accesible para quienes suelen consumir en estos sitios de Fast Fashion.
No obstante, para las personas que tal vez podrían tener un poco más de dificultades económicas, Esmeralda no ha descartado la opción de hacer una gama más económica de ropa.
“En el caso de las bolsas, el costo de la materia prima sí es más elevado que es el de la piel de nopal y sí hemos considerado hacer una línea mezclando un porcentaje de piel y otro de este material, para que sea más económico”, señaló.
Además de esto, la diseñadora industrial comentó que, por otro lado, varios de sus clientes también suelen recomendarle que debido a los rigurosos procesos con los que fabrica sus prendas o accesorios, podría cobrar un poco más.
“Nos han dicho: ‘Oye, deberían alzar sus precios porque es artesanal, es hecho a mano y te quedas con esto de que: ‘Hay gente que valora la chamba’, pero también está este otro sector que quiere un producto, pero más accesible”, añadió y recordó que en ocasiones la inversión no sólo es en el material, sino en el tiempo de producir y experimentar en los procesos creativos.
Aunque Merecoy sólo tiene dos años de antigüedad, de acuerdo con la creadora no sólo ha sido un emprendimiento redituable, sino que también resultó ecológico con métodos como el zero waste, que consiste en guardar los sobrantes del material para después utilizarlos en otros productos y reducir el impacto ambiental.
“Todo lo fabrico yo, entonces siempre estoy con este pendiente de que las cosas estén bien hechas (...) Tengo mucho esta filosofía de hacer las cosas como si fueran para ti al momento de venderlas”, destacó la joven.
Algunas de las metas que tiene Esmeralda es lograr que su ropa llegue a más tiendas y sea reconocida de forma nacional e internacional. Asimismo, desea poder contratar más personas y enseñarles sus métodos de trabajo.
De igual manera, algo que no pierde de vista la creadora de Merecoy es la importancia de realizar un consumo consciente y ahondó en la necesidad de que esto no se convierta sólo en una moda pasajera, sino en una forma más ética de acercarse a los productos textiles.
“Ahora con esto de la pandemia, casi ha sido una tendencia esto del consumo local, y el dosificar el fast fashion, entonces esperemos que no sea solo una tendencia y se quede permanente en las personas el preguntarnos cómo están hechas nuestras prendas, quien las hizo y que hay detrás de cada marca”, concluyó.
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