En días recientes, Rosario Piedra Ibarra, titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), designó a María del Socorro Puga Luévano como una de las candidatas para el Comité Técnico de Evaluación que analizará los perfiles de aspirantes a consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE).
Sin embargo, la competencia de Puga Luévano para desempeñar tal labor fue duramente cuestionada pues, además de ser militante del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y tener inconclusa la carrera de ciencias de la Comunicación, la candidata resaltó entre sus logros una certificación en “yoga de la risa”, la cual supuestamente obtuvo en enero de 2018.
La institución que habría certificado a Puga Luévano en esta disciplina (Hilarante México) únicamente cuenta con una página de Facebook con 13.000 seguidores. No hay registro de un correo institucional oficial, un sitio web propio ni un perfil profesional en el que se ofrezcan más detalles.
En qué consiste el “yoga de la risa”
Madan Kataria es el nombre del gurú y fundador del yoga de la risa, de acuerdo con el sitio Laughter Yoga International. Este sujeto, originario de la India, inició este movimiento en 1995 y, desde entonces, se ha encargado de impartir clases y brindar capacitaciones alrededor del mundo.
Sobre su vida personal y trayectoria la información es prácticamente nula. Únicamente se sabe que es mejor conocido como Laughter Guru (Gurú de la risa).
El principal argumento de esta práctica es la idea de que “la risa es la mejor medicina” y contempla como sustento estudios relacionados con la gelatología, una vertiente de la Psicología que pretende estudiar los efectos de la risa en el cuerpo.
Aparentemente, es una corriente que surgió en la década de los sesenta a raíz de los estudios del psiquiatra William F. Fry, quien comenzó a explorar las posibilidades del humor como recurso terapéutico y sus vínculos con la comunicación y la salud.
En contraste con los movimientos propios del yoga “tradicional”, el yoga de la risa combina ejercicios de respiración y gesticulación para producir risas simuladas en las personas que, eventualmente, den lugar a una risa espontánea y genuina.
“La premisa básica es que el cerebro no distingue entre una risa simulada y una espontánea, por eso la propuesta es reír sin razón. Se empieza con una risa simulada para luego pasar a la espontánea. Obviamente hay a quienes les cuesta más o menos soltarse, pero todos terminan contagiándose”, explicó la psicóloga Marietta Albornoz, profesora de esta disciplina y fundadora del Club Risotadas.
Quienes practican esta disciplina con regularidad han explicado que la técnica tiene cuatro ejes principales: la risa (simulada al principio), la respiración consciente, los aplausos y la actitud lúdica.
Además, investigaciones que respaldan esta técnica (realizadas supuestamente en India y Estados Unidos), explicaron que la risa reduce la presión arterial y los niveles de hormonas del estrés como la epinefrina (adrenalina) y el cortisol.
Aunque en internet es posible encontrar un sinfín de tutoriales gratuitos con técnicas y ejercicios, el Organismo Internacional del Yoga de la Risa ofrece distintos niveles de cursos de aprendizaje (de paga) para que las personas aprendan y se capaciten en esta práctica.
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