Dentro de las instalaciones del Sistema de Transporte Colectivo Metro de la Ciudad de México se registran anualmente entre 35 y 50 muertes de personas que deciden arrojarse a las vías, de acuerdo con datos de ese medio de movilidad.
En lo que va de la actual administración, es decir de 2018 a 2022, perdieron la vida 202 personas, donde cada caso es catalogado de manera interna como un “hecho relevante”.
En el 2018, las cifras indican que 54 personas se quitaron la vida dentro de las instlaciones del STC. Del 2019 al 2021, cada año registró de 35 a 37 decesos, por lo que 2022 significó un alza, pues hasta el 21 de diciembre del año en curso se contabilizaron 40 casos, según datos recolectados por Expansión.
Estos datos demuestran que 2018 fue el año con mayor incidencia, sin embargo, en los últimos doces años se presentó un repunte significativo.
Además de la pérdida de vidas humanas, el impacto en segundo plano es para los miles de usuarios de la red, quienes deben esperar debido a los protocolos para recoger los cuerpos de las personas accidentadas.
Cada “hecho relevante” implica la activación de protocolos para el rescate de cada persona, con o sin vida, el desalojo del tren en cuestión y el retiro del conductor para iniciar su tratamiento psicológico, el cual puede llegar a durar varias semanas.
Luis Lamah, coordinador de protección civil del Metro, explicó que todo corte de corriente eléctrica que causa una interrupción del servicio por más de 10 minutos se le considera un “hecho relevante”, y cuando una persona es arrollada por uno de los trenes entra en estos casos, además se despliega un operativo.
Además, existe un protocolo por parte de la policía del transporte para detectar a los usuarios en situiación de riesgo y así evitar que más personas decidan quitarse la vida.
Protocolo a toda velocidad
Lamah expuso que a partir de la notificación de un arrollamiento, el personal del Metro reacciona a la mayor velocidad posible para restablecer el servicio cuanto antes, pues aunque el deceso de una persona es importante, la circulación se debe restablecer para no afectar tanto a la movilidad de miles de usuarios.
Aunque cada caso tiene un nivel de complejidad diferente, el promedio de tiempo entre el corte de corriente y el rescate d ela persona accidentada en vías toma alrededor de 17 minutos, los cuales pueden aumentar en función de la dificultad.
Un arrollamiento de persona en vías implica atender el punto específico del hecho. De forma paralela se debe desplegar personal del Metro para retirar a los usuarios de los vagones y andenes, con el propósito de agilizar los trabajos periciales.
“Algunas veces, es preferible no desalojar el tren y que se llegue a realizar el rescate o el salvamento. Es un trabajo coordinado con distintas áreas para hacerle entender a las personas el por qué se interrumpió el servicio, sin vernos alarmistas, porque no es ético estarles gritando que vamos a recuperar cuerpos”, señaló el coordinador de Protección Civil del Metro.
Desde hace años, el Metro estableció un convenio con las fiscalías de la CDMX y el Estado de México para poder manipular los cuerpos en vías y retirarlos a un área alejada de los usuarios, esto con el propósito de no retrasar el servicio. cuando el agente del Ministerio Público arriba a las instalaciones, personal que participó en el rescate puede declarar como testigo, además, el área jurídica del STC participa con apoyo de las cámaras de vigilancia para determinar si se trató de un suicidio o no.
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