La crisis entre México y Perú ya derivó en la expulsión del embajador mexicano, Pablo Monroy, a quien se le consideró como una persona non grata por “las expresiones injerencistas” que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha emitido tras la destitución de su ex homólogo, Pedro Castillo.
Ante ello, el Gobierno de México anunció que impulsaría la modificación al artículo 33 de la Constitución Mexicana a fin de erradicar “su uso indiscriminado para coartar la libertad de expresión” y deportar a extranjeros residentes en tierra azteca; siendo uno de ellos, según el Federativo, el ex embajador de Corea del Norte, Kim Hyong Gil, en septiembre del 2017.
Fue el propio ex presidente Enrique Peña Nieto (EPN) quien decidió declarar al asiático como persona non grata por los ensayos de armas nucleares en su país. Un acto que violaba las resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que le había prohibido desarrollar este tipo de armamento.
“Queremos enviar un mensaje muy claro de absoluto rechazo a estas conductas”, declaró ante los medios el entonces titular de la SRE, Luis Videgaray, respaldando así el comunicado previo de la Cancillería. “Es un grave riesgo para la paz y la seguridad internacional”.
Fue así que Corea del Norte expresó su rechazo a la decisión del gobierno de Peña Nieto de considerarlo como “una medida ignorante”, pues, afirmó, el programa nuclear es producto de la supuesta hostilidad de Estados Unidos (EEUU) contra la nación asiática.
“Primero tendría que condenar a EEUU que durante más de medio siglo intenta por todos los medios aplastar a un país soberano y año por año realiza abiertamente los ejercicios de guerra”, señaló ante los medios de comunicación.
Finalmente, a Kim Hyong Gil se le otorgó un plazo de 72 horas máximo para abandonar el país, aunque su retiro se vio afectado por las condiciones atmosféricas del entonces huracán Irma. No obstante, aclaró Videgaray, esto no representó un rompimiento de la relación bilateral.
Vladimir Villegas - Venezuela
En 2005, la relación diplomática entre México y Venezuela fue tambaleada luego que el mandatario de este último, Hugo Chávez, señalara a Vicente Fox, entonces presidente de México, como un ”cachorro del imperio estadunidense”. Esto, en respuesta a las diferentes posturas por la creación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
Y aunque se vislumbraba un eventual arreglo entre ambas cancillerías, Fox Quesada dio un ultimátum para que el venezolano se disculpara; de no hacerlo, advirtió, retiraría la acreditación a su embajador, Vladimir Villegas, e incluso al representante mexicano en Caracas, Enrique Loaeza.
Sin embargo, el régimen de Venezuela “se adelantó” y ordenó la retirada de su diplomático tan pronto como el entonces ministro de Relaciones Exteriores mexicano, Luis Ernesto Derbez, ordenó la salida inmediata (en un máximo de 24 horas) de Villegas. Con ello, la relación bilateral se redujo a nivel de encargados de negocios e incluso insinuó un posible rompimiento total “si continuamos escuchando lo que hemos estado escuchando”.
Por su parte, Villegas únicamente lamentó la decisión del Gobierno de México y destacó el apoyo que la ciudadanía mexicana le externó en el aeropuerto del entonces Distrito Federal (DF): “Yo lo lamento muchísimo, pero aquí está el pueblo (...) en señal de que nuestro pueblo (Venezuela) no está solo, ni nuestro gobierno”, comentó momentos antes de subir al avión.
Dimitri A. Diakonov - URSS
En los años 70, el encargado de negocios de la embajada de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), Dimitri A. Diakonov, formó parte del grupo de diplomáticos que fueron expulsados de México por razones de seguridad nacional.
Fueron en total cinco diplomáticos (incluyendo Diakonov) declarados como persona non grata luego que los servicios de inteligencia mexicanos detectaran su participación en el reclutamiento de ciudadanos mexicanos que eran enviados a campos de entrenamiento militar en Corea del Norte, a fin de alimentar los movimientos guerrilleros en México.
De acuerdo con dichas investigaciones, los mexicanos recibían entrenamiento terrorista para operaciones de desestabilización en Corea del Norte, con la intervención de la URSS. Según los registros, a los jóvenes se les proporcionaban becas en una universidad de Moscú, donde cambiaban sus pasaportes por documentos norcoreanos para trasladarse a la ciudad de Pyongyang.
Ante las acusaciones, la embajada de la URSS dijo no comprender la decisión del gobierno mexicano y rectificó el principio de la no intervención: “No entendemos, no sabemos y no podemos explicar la medida”.
Bolivia: la expulsión antecedente a la de Pablo Monroy
La solidaridad del presidente López Obrador con Pedro Castillo - a quien aún considera como presidente de Perú - evocó el apoyo que en 2019 brindó a Evo Morales, ex mandatario de Bolivia que dimitió de la presidencia después de 14 años por una fuerte crisis social.
En medio de ello fue que la embajadora de México, María Teresa Mercado, abandonó las tierras bolivianas después de ser declarada persona no grata por el gobierno transitorio de la derechista Jeanine Áñez.
La sucesora acusó a Mercado por presuntamente haberse involucrado en un plan con diplomáticos de España para facilitar la huida de ex colaboradores del gobierno de Morales que estaban aislados: “Este grupo ha lesionado la soberanía y la dignidad del pueblo”, señaló en conferencia de prensa.
De ese modo, María Teresa regresó a territorio mexicano el 31 de diciembre del 2019, atendiendo las 72 horas que el Gobierno de Bolivia le ofreció para salir del país. No obstante, dos años después reasumió a su cargo y, con ello, regresó a Bolivia.
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